El hijo en medio del bosque

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::.El hijo en mitad del bosque

El aire llegó a sus pulmones cuando consiguieron salir a la superficie. Aien miró a todos lados confuso. No estaban en la piscina sino en un lago. Árboles rodeaban la zona, la luna asomaba entre unas oscuras nubes, y el viento mecía el agua que los rodeaba. Dallas y él nadaron hasta la orilla, mirándose confusos.

-¿Cómo llegamos aquí?-Formuló el moreno.

-...No lo sé-Murmuró con seriedad el rubio-Hay que ubicarnos y refugiarnos-Se abrazó. Hacía frío.

-Este lago...-Susurró Dallas, observándolo-Cerca debe estar la universidad.

Aien lo miró un momento antes de centrase en el cielo. Podía apreciar algunas estrellas, suficiente para guiarse. Había revisado un centenar de ocasiones el mapa de la zona por lo que sabía por dónde ir.

-Sígueme. Debemos apresurarnos.

Y con eso dicho comenzaron a caminar entre la zona boscosa. Gotas de lluvia empezaron a caer, el cielo se oscureció, pero a lo lejos se podía vislumbrar el edificio. Continuaron a paso rápido hasta finalmente resguardarse. No tenían luz ni nada. En el trayecto Aien revisó su celular. Estaba muerto, pero no perdía esperanza. Si lo secaba bien, existía la posibilidad de que volviese a encender.

-Alex y los demás comentaron que en el piso inferior hay un taller mecánico. Allí podemos encontrar ropa, tal vez, y algo para hacer fuego-Habló, tiritando.

-Te estás congelando.

-Sí, y será mejor buscar algo para mantener mi temperatura. No querrás que un aún reciente operado del pulmón tenga hipotermia en medio de un bosque-Dijo, empezando a moverse.

Dallas tenía solamente su pantalón, pero parecía tolerar mejor el frío. Por eso para cuando llegaron, casi a tropezones, al taller, el moreno se dedicó a buscar alguna indumentaria abandonada mientras Aien se dedicaba a encender fuego.

El rubio encontró un par de baterías y pinzas. Con eso ya a mano, rebuscó en unos casilleros hasta encontrar lo que era un lápiz grafito. Con lo esencial, se acercó a Dallas quien le tendió un overol.

-No está en una muy buena condición, pero es mejor que nada-Opinó Dallas y Aien concordó.

Sin pensarlo demasiado, se cambiaron. Aien continuó, pidiéndole a Dallas que reuniese madera. El moreno no tardó en regresar con trozos que seguramente pertenecieron a una pared o algún mueble viejo. Lo que fuese en ese instante les servía.

El piso era de concreto, por lo que acomodaron todo y el rubio comenzó a manipular la batería. Encontró un cartonero el que le sirvió para pelar el lápiz a lo largo, dejando expuesto el grafito. Después tomó uno de los extremos de las pinzas las que previamente conectó a la batería. Ya solamente quedaba esperar un milagro puesto que no sabía si seguían cargadas.

-Humo...-Murmuró cuando la reacción comenzó. Sin dudarlo, acercó el lápiz a la madera, tardó, pero el fuego se hizo presente y ya para cuando no tenía intención de apagarse, Aien alejó las pinzas y la batería-Con esto conseguiremos pasar la noche.

-¿Podrás hacerlo?-Cuestionó Dallas. Aien lo miró.

-Sí. Simplemente hay que mantener el fuego encendido y...-Se levantó-...secar la ropa-Acomodó una mesilla para poder colgar su ropa y la de Dallas-Cierto-Recordó.

Tomó su celular, regresando al fuego. Se sentó, abriendo el aparado. Con un trapo que encontró, comenzó a secarlo cuidadosamente.

-¿Tienes una idea de por qué acabamos aquí?-Interrogó el rubio sin detener su labor. Fuera la lluvia caía más estrepitosamente-Te lo pregunté en el lago. Respondiste que no lo sabías, pero ¿es realmente así?-Posó sus ojos bicolor en el moreno.

El hijo de Lucifer (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora