El hijo buscando ayuda

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El hijo de Lucifer

::.El hijo buscando ayuda

Sonrió con cansancio, estirando su mano para que fuese alcanzada por la de su novio quien la besó con delicadeza para posteriormente llevar sus labios a su frente. Cerró los ojos unos segundos, concentrándose en el cariño transmitido en aquella muestra de afecto.

-Temí perderte-Pronunció Roberto.

-Temí perderla...-Articuló con los ojos vidriosos Sandía-Estoy tan aliviada de que esté viva-Sollozó. El rubio acarició su rostro.

-Le enseñaste a ser fuerte, Sandi-Declaró, dándole un suave beso en los labios.

***

-¿Libro para entender sentimientos?-Se interesó Aien al ver los textos que se encontraban sobre la mesa.

El gnomo continuaba su labor comiendo de vez en cuando los trozos de manzana que Dallas dejó a su lado. Uriah también devoraba un pedazo, estando en el regazo de su dueño.

-...

-¿Buscas comprender algo?-Posó sus ojos en el moreno quien bebía una taza de té.

-Me interesa alguien. Creo-Sincero, aunque con una expresión seria.

-¿Quién?-Formuló.

-Nicolás Castillo. Mi doctor-Respondió. Aien lo miró con sorpresa y por un segundo pensó en Booba.

-Ya veo...-Se limitó a decir-Dijiste "creo" ¿No estás seguro?

-No sé sobre sentimientos-Lo miró-Como sea, ya que estás aquí quiero que me des la dirección donde Mika vivía-Serio.

-¿Piensas ir a buscar su alma?

-Sí.

-¿Darás aviso a Alex?

-Prefiero ir solo-Serio-La última vez no salió bien.

-Entiendo. No quieres poner en peligro a nadie. Igualmente, iré contigo-Declaró, no dándole pie a objetar-¿Vamos?

-...Iré por mi billetera-Suspiró.

***

Booba miró alrededor con curiosidad. El interior del departamento de Andrew se veía normal. Tenía cuadros de paisajes, una estantería con pocos libros, no demasiados adornos, una frutera sobre el mesón de la cocina y una planta en la mesa de centro del área del living. No estaba florecida, seguramente porque se encontraban en otoño.

-Para haber descendido al infierno me extraña que no seas consciente de tu entorno-Habló el brujo dejando una bandeja sobre la mesa la que tenía una cafetera italiana y una especie de panecitos englobados y fritos que tenían encima azúcar flor.

-¿A qué te refieres?-Formuló Booba tomando asiento.

-¿En serio?-Divertido, no observando al castaño sino al ente sentado a su lado. Booba sintió escalofríos al notar dónde el otro tenía posado sus ojos.

-¿...No estamos solos?-Temeroso, miró de reojo en el espacio que quedaba a su izquierda en el sofá.

-Desgraciadamente para ti, jamás estoy solo-Respondió, alzando la cafetera para dejar caer café en una taza de porcelana de detalles exquisitos-Sin azúcar podrás apreciarlos mejor-Ofreció.

Booba dudó antes de darle un sorbo a su bebida caliente. Estaba amarga y ácida. No le agradaba. Pero Andrew tuvo razón. Al tomar uno de los panecitos, pudo disfrutar su dulzor y sabor de mejor forma.

-¿Qué son?-Curioso. Andrew soltó una corta carcajada.

-¿Ni siquiera sospechas de mí? ¿de qué puedo envenenarte?-Incrédulo. Booba no lo pensó hasta ese momento.

El hijo de Lucifer (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora