El hijo en descenso

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El hijo de Lucifer

::.El hijo en descenso.

-¿Qué sucede?-Interrogó Aien cuando entró a la cocina, seguramente por té.

-Esto.

Alexander dejó sobre el mesón su taza de café para mostrarle el collar de Adeline que llevaba en su muñeca. El rubio lo miró con detenimiento, notando que la rojiza piedra tenía una fisura.

-¿La golpeaste contra algo?-Se extrañó.

-No, y eso es lo más raro-Suspiró. Un problema más a su lista.

-Tendrás que llevarlo a una joyería para que lo arreglen.

-Años en la familia, intacto, y yo tengo que dañarlo-Murmuró demasiado cansado para pensar.

-¿Quién dice que eres el único?-Cuestionó, sentándose a su lado para quitarle su café y darle un sorbo-Demasiado dulce-Se quejó, regresándoselo.

-¡Buenos días!-Saludó León con una sonrisa a ambos.

-Dallas vendrá hoy-Informó Aien antes de salir de la cocina.

-¿Qué pasó entre ustedes?-Preguntó Alexander con seriedad. León suspiró largamente.

-Creo que lo empujé a traicionar la memoria de Aiad-Respondió, sentándose junto a su amigo en el mesón-No quería oír mis condolencias y para evitarlo me besó y cuando sintió que íbamos a acabar más allá de eso, recordó seguramente a Aiad, que tal vez su hermano se entristecería al verlo seguir en lo mismo o también...

-...que no pudo estar con él después de comprender que lo amaba, autocastigándose por haberse dado cuenta tan tarde-Completó Alex, acertando en lo que León pensaba.

-Lo mejor será mantener la distancia por un tiempo.

-Será lo mejor. El tema de Aiad sigue siendo extremadamente delicado para él.

-Sí-Murmuró-Por cierto, dijo que ese chico vendrá hoy.

Alexander asintió, sumiéndose en sus pensamientos. Pensaba hacer lo que Booba le recomendó: hablar con Dallas. Pero el que dicha conversación se diese tan pronto, no le agradaba. Primero pensaba ordenar su cabeza para cuando viese al moreno tener las ideas claras, pero al parecer las cosas no serían como él quería.

***

Sandi acabó de subir el cierre de su chaqueta, sonriendo cuando su novio le tomó la mano para que se marcharan. Caminaron hasta la entrada donde Pomelo los esperaba. Su hermano la acompañó todo lo que le fue permitido el día anterior y esa mañana apareció puntualmente para oír al doctor que se encargó de cuidarla, recibiendo el alta.

-Recuerda, debes guardar reposo-Habló serio Roberto mientras la protegía de la lluvia con un paraguas.

-Sí, lo sé. Nada de compras hasta después de tener el bebé. Sólo caminar en casa-Prometió, dándole un beso como despedida para luego subirse al auto en el que su hermano la esperaba. Su novio debía regresar a su casa, pero prometió ir a verla apenas pudiera-Adiós-Se despidió.

-Cinturón-Ordenó Pomelo y ella hizo un puchero, aún así se lo puso.

-Pome ¿cómo has estado?-Preguntó Sandi, aprovechando la oportunidad de tener un momento al fin con su hermano quien en los últimos días no hablaba y pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en su cuarto.

-Eso debería preguntarlo yo-Serio-¿De verdad no has sentido molestia hasta ayer?

-No. No fuertes y dolorosas como ayer-Contestó, suspirando-Y no me desvíes el tema-Pidió siendo más firme.

El hijo de Lucifer (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora