EMMA
-Te vez bien así.
-No me pondré este vestido.- digo frente al espejo, pasando las manos por la tela suave del pequeño vestido, que Sara insiste en que me ponga.
-Emma, no seas amargada y póntelo, solo por hoy.-sugiere.- Tienes que demostrarle a Alan que no eres una mujer fácil, como las perras que suele escoger. Y lo dejaras traumatizado.
-No pienso traumatizar a nadie. Y no me pondré este vestido.- le doy un jalón a la parte baja del bordado del vestido.
Ya exhausta de probarme vestidos de deferentes colores y estilos del armario de Sara. Me quito el último por brazos y me pongo la bata de baño, tirándome a la cama boca arriba. No soy como Sara o sus amigas que lo suelen salir de fiesta cada fin de semana. No debería de estar aquí pensando en que ponerme para lucir en la fiesta de Alan, puedo detenerme e irme a casa a prepararme una ducha para después relajarme en mi cuarto con un libro hasta la madrugada. Pero no, aquí estoy dejándome engañar por mi subconsciente, que me recuerda a Alan, dejando de desapercibido lo de la noche en el cementerio. Aunque no dormí esa noche pensando en él y con un nudo en la garganta, que estaba a punto de explotar. Eso quiero decir que me gusta torturarme.
Sara se planta frente a mí con brazos cruzados y con mirada matadora, golpeado el suelo con el pie.
-Ponte el vestido, se te ve hermoso.
Suspiro irritada por los ruegos de Sara en todo la tarde. Me levanto de la cama descontenta repasando la mirada por el vestido que lleva en manos.
Hago caso omiso y me dirijo al armario con la idea de encontrar algo más acorde. Rebusco por todo el lugar, hasta toparme con un vestido color turquesa.
Me quito la bata sin vergüenza, ella sabe por lo que pase, y su seguridad hizo que le diera la más mínima confianza. Paso la tela delgada y suave por la cabeza, hasta que cae tapándome por completo.
Llego al espejo y miro cada detalle del vestido turquesa. Se alinea a mi figura perfectamente, las mangas son caigas como una campesina, y un pequeño bordado llama la atención en la parte trasera del vestido. Me sorprende que no sea tan corto, como los anteriores. Son cuatro dedos arriba de las rodillas.
-¿Qué tal?- me giro con las manos en la cintura. Ella me repara haciendo pucheros.
-Tendrás que ir en tacones altos.- dice y le dedico una sonrisa cálida volviendo a mirarme al espejo.
-¿Puedo ir en baletas?
-¡No!- protesta abriendo los ojos.- Entiende que Alan tiene que ver lo hermosa que eres. No una desaliñada, que descuida su figura.
-No voy a soportar tacones en toda la noche, me sacaran ampollas.- bajo la mirada hacia mis pies, y muevo los dedos.
Me toma de los hombros me gira quedando frente al espejo y ella me observa desde allí.
-Sé que es difícil para ti, no estar acostumbrada a esto. No es que yo sea intensa, solo quiero que lo olvides y renueves tu vida. No quiero seguir viéndote acomplejada e indecisa contigo misma, te quiero ver feliz.
Mi vida cambio completamente de mal a peor y no hay nada que lo pueda solucionar. Escuchar esas palabras alentadoras de aquella persona que me apoyado por tantos años, es tan maravilloso y a la vez cruel por no poder cumplirlas.
-No puedo salir a la calle segura de mi misma, y, actuar como si nada hubiese pasado.- me giro hacia ella y las lagrima empiezan caer por mis pómulos.- Esto nunca lo olvidare.
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ESTARÉ CONTIGO #1
Romance[COMPLETA] ¿Sabes que se siente que te roben la inocencia?, ¿Qué dejen marcada tu vida con un sabor desagradable? No, no lo sabes. Jugaba con mis muñecas cambiándoles la ropa a diario y creando casas imaginarias debajo de la mesa de comer, jugaba co...