CAPÍTULO 34

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EMMA

-Espero que les guste a todos. Es uno de mis postres favoritos.

- ¿Quién te enseño hacerlo? - pregunta la nana dejando el cucharon a un lado de mi tabla de picar.

-Mi abuela. – digo. -Es una experta en postres y desde pequeña siempre le pedía postre al llegar de la escuela.

-Lo puedo asegurar, tiene buena pinta esa mezcla. - Señala el cuenco con todos los ingredientes mezclados.

Al salir por fin de esa habitación, sentí una tranquilidad al entrar a la cocina y ver todo tan perfectamente organizado. La luz del sol de la tarde entraba con resplandor por las puertas de cristal que dividían la cocina con el patio trasero, y el reflejo de los movimientos del agua de la piscina, se refleja en el cristal. Es hermoso ver como el sol se va escondiendo. Pude ver la alegría que le dio a la nada al verme bajar por las escaleras decidida a comenzar un nuevo día fuera de esa habitación.

Nos pusimos de acuerdo y empezamos a preparar la cena, dividimos nuestro trabajo decidiendo por hacer el postre. Escogí varios ingredientes y por cantidad, cosa que le sorprendió a la nana. Quería darles de comer a todas las personas, teniendo en cuenta a los escoltas que están cuidando la casa. En los días que estuve encerrada en la habitación, fue poco lo que pensé en ellos, ya que tenía la mente en otro mundo. Aunque no me gusten sus presencias, debe de ser agotador estar parado en un solo lugar vigilando y con una pistola. Ningún escolta se diría la palabra con el otro, obedeciendo las reglas. Y por ese motivo quiero darles de comer.

No sé si hago bien en ser amables con ellos y además aprovecho que Alan no está aquí vigilando cada movimiento, porque sé que si entera que distraje a los hombres que vigilan la casa y mi seguridad, con un postre de melocotón casero se pondrá furioso y les dará la orden a ellos de que no lo coman.

Al pensar en él, me entran una oleada de tristeza y de ausencia. ¿Podría sentirme mejor estando él aquí? ¿Él me extrañara, y me piensa de la misma manera en que yo lo hago? ¿Qué será de él si mí, en estos últimos días? Quiero saber todo y estar pendiente. No debería de sentirme mal al pedirle que alejara por un tiempo, porque eso es lo que necesito para pensar con claridad. Su misterio no ayudaría para nada y menos saber que lo sabe todo... y me avergüenza.

Siendo pequeña fui violada por muchos años por el mejor amigo de mi padre. Es la cosa más vergonzosa que pude vivir y por la cual me da asco hablarlo. No quiero saber lo que piensa al saber la verdad. Me pregunto si me tendrá asco, o se arrepiente de haberme hecho suya, cuando fui tocada y mallugada por un psicópata. No quiero que se aleje de mí después de esto, no quiero perder mi escudo y la única persona que me brida fe instantemente con solo verme, o sentir su aroma a menta con cigarro; es increíble como un aroma a cigarro, pueda ser sensuales y la menta enamorar.

- ¿Ha llamado Alan? - preguntó en voz alta llamando su atención.

Ella se queda quieta por un segundo, dejando de revolver el salteado de carne, para después girar para verme.

Me preocupa que deje se pensar en mí, o que he no me eche de menos. Necesito comprobarlo y asegurarme que todo sigue igual, y que las esperanzas a un no han muerto.

-Cuatro veces, todos los días. - dice volviendo a lo suyo.

La miro buscando alguna explicación. Sé porque lo hace, pero necesito escucharlo para sacarme de dudas. Seré muy estúpida, pero necesito saberlo. Deje de hacer lo mío para obsérvala y descartar cualquier pensamiento negativo que se viene a la mente, en espera de que hable. Ella sabe lo que espero, porque me mira de reojos y al cabo de darle la última vuelta a la comida, me mira.

ESTARÉ CONTIGO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora