CAPÍTULO 14

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ALAN.

Me levanto con la peor resaca que me puede dar, doy un giro y ciento un vacíos, cuando caigo al suelo de espaldas. Me levanto desorientado del suelo con dolor de espalda

Me hallo en el salón de mi casa sin camisa y con el pantalón a medio muslo. Mi cabeza está a punto de estallar y las ganas de vomitar me hacen correr hacia el baño, en donde boto todo lo que comí la noche anterior. Intento recordar lo que paso ayer, pero no logro, solo de algunas cosas. Cuando invite a Emma a bailar y mientras que lo hacíamos la mirada mientras movía sus curvas, su melena caía a sus pechos y se movía dándole un aspecto muy seductor, cerraba sus ojos con fuerzas mientras que gotas de sudor caían por su frente y la boca entreabierta con una pequeña sonrisa. Se dejaba llevar por la música con fluidez como si dependiera de ello, se veía tan hermosa. Me sentí como una mierda por tenerla tan de frente apoderándome de la situación como si nada hubiera pasado, olvidando como la había tratado la noche anterior, pero por lo que vi en sus ojos, a ella eso no le importaba.

Tuve un impulso, y sin pensarlo la bese calmando mis ganas de humedecer esos labios carnosos y resecos.

Salgo de baño después de lavarme la boca y entro a la cocina en donde está la nana con cara de amargura fulminándome con la mirada. El olor a salmón en salsa de champiñones, hace que un bulto llegue a mi garganta a punto de expulsarlo, miro con asco la comida que prepara, y me tapo la nariz para impedir el asqueroso olor.

Me quedo por un rato mirándola de frente esperando a que explote y me eche un buen discurso, como si fuese mi madre. La verdadera madre que tengo nunca se ha preocupado por mí y nunca le ha importado lo que hago con mi vida, solo le importa que sepa cómo manejar los negocios y el dinero de los hoteles, pero eso me vale una mierda, porque de ella no necesito nada y nunca lo necesitare.

-¿Qué paso ayer?- pregunto con frialdad.

Me ignora y continua revolviendo el salmón y a la ves agregando hojas verdes, parecidas a la marihuana.

-¿Es eso marihuana?- pregunto burlándome buscando la manera para que me mire.

Deja de revolver y me mira con el ceño fruncido queriéndome matar con la mirada. Vuelve a lo que estaba haciendo, presiona el botón para encender la llama pero este le resulta difícil. Giro por la mesa de mármol, hasta llegar a ella y con rapidez y sin dificultad le enciendo el fuego.

-¿Podrías decirme que paso ayer?- digo con nobleza intentando buscar una buena forma a la que me pueda responder.

Deja el cucharon en la mesa con fuerza y se pone las manos en la cintura.

-Estoy cansada de aguantarme siempre tus borracheras. Ayer llegaste con unos amigos, compraron mucho licor y con la música en alto, bebieron hasta el amanecer y no parabas de reír y de murmurar el nombre de Emma.- prosigue.- Y con la fuerza que pude, saque a tus amigos de esta casa mientras tu dormías y roncabas como un monstruo.- da un suspiro largo y continua.- La próxima vez te dejo tirado en la calle. Deberías de comportarte como un adulto.

Me quedo pasmado viéndola modular cada palabra de enojo. Es la primera vez que la veo cabreada comportándose como mi madre y asumiendo su responsabilidad de cuidarme, sé que ya soy un hombre grande y me puedo manejarme solo, pero ella hace el mejor papel de nana.

-¿Emma estuvo aquí?- pregunto incrédulo. No recuerdo haberla dejado sola.

-No. Solo estuviste con tus amigos, tomando y fumando.- hace una mueca de asco.

Vuelve a tomar el mando del sartén y empieza a crecerme una sensación de culpa sin saber si es por la nana o haber dejado a Emma. Me fijo en cada movimiento circular que hace y no sabe todo lo que le tengo que agradecer por ser mi nana, mi mama, y esa persona que nunca en la vida me ha dejado solo. Cada momento que pase de tortura en la mansión llorando por las noches esperando a que mi madre llegara del club con sus amigas, la nana corría y me acompañaba hasta quedarme dormido. Me levantaba a pellizcos cuando no quería ir al colegio o esas veces que era mi cómplice de todas las travesuras que le acusaba a mi hermana.

ESTARÉ CONTIGO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora