CAPÍTULO 22

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EMMA

Me entristezca haberlo escuchado y demás haberle dicho que no lo quiero, como él a mí. También no dejo de pensar en él, en las palabras que dijo Victoria, aunque no parezca, me preocupa el estado en el que pueda estar, también no creo en su propuesta, estoy confusa y perdida en las dudas que genera mi pequeña cabeza.

Victoria ha pedido traerme a casa y no dude, esta de noche y podría verme de nuevo con Stefan, y por este momentos no sería acorde verlo.

El auto está compuesto por un gran silencio, la calefacción disminuye el calor que me recorre el cuerpo por culpa de la presión que se ha subido a las nubes. A ratos miro de soslayo a Victoria que maneja en completo silencio y a la pequeña que duerme con tranquilidad, en el sillón de atrás.

Al llegar a casa reconozco el auto que esta parqueado justo delante de nosotras.

-¿Qué hace mi hermano aquí?- pregunta Victoria, no sé si para mí o para ella.

-Eso no lo sé.- le respondo saliendo del auto.

Camino hacia casa y con las palpitaciones aceleras y con nervios. Mientras que Victoria saca a la pequeña del auto. Busco desesperadamente las llaves en mis bolsillos y al tenerlas abro la puerta con temor, como si fuera una casa ajena a la que estoy a punto de robar. Abro la puerta con lentitud, lo que verlo postrado en el sillón hace que deje de respirar y el estómago se me contraiga. Alan está sentado supongo que cómodo, junto a mi madre y Lili que giran sus cabezas con agilidad al verme entrar a casa.

- ¿Hay reunión familiar? - pregunto con sarcasmo.

La frente de Alan se endurece al ver a Victoria entrar con la pequeña en manos. Ver las caras de los hermanos me doy cuenta que Alan en realidad ha mentido al estar conmigo, ¿acaso lo hizo para venir aquí?

Mi madre se levanta del sillón seguido al hombre que frente a nosotras y se acerca a mí.

-Tu novio está aquí para verte. - dice con dificultad dedicándome una cara de pocos a amigos y queriéndome decir "ahora hablamos tu y yo"

Novio.

¿Qué has dicho Alan, por Dios?

Dejo de ver a mi madre y miro Alan con furia enterrándole cuchillos mentalmente, queriéndolo matar. Al parecer él se conecta con mis ojos y entiende lo que pasa mi cabeza. Relajo los hombros y me acerco a ellos con lentitud.

-Ven a saludarme, amor.- dice Alan con malicia acercándoseme.

La palabra amor me entra como un ajuga justo en el pecho y me da una sensación de rabia y ternura al pronunciarlo. Es tan sensual ver el movimiento de sus labios al decir "amor", que me podría creer la idea de que somos novios.

Alan me toma de la cintura y me pega contra su cadera, junta sus labios a los míos y los chupa con deleite sin impórtale que estamos frente a ellos. Extrañaba el movimiento de sus labios y sus manos fuertes sobre mi cuerpo, provocándome taquicardia.

Mi madre tose llamando la atención, me alejo con brusquedad de sus labios, quito mis manos de encima y me camino hacia Victoria que sigue mirando a su hermano con ganas de matarlo igual que yo.

-Ella es Victoria y Sofía, hermana y sobrina de Alan.- les digo a las dos mujeres que mi miran. – Ellas son mi madre Alicia y Lili mi abuela. - le digo después a Victoria.

-Es un gusto conocerlas.- dice estrellando sus manos.- Bien, es hora de irme este pequeño bulto pesa.- parece estar cansada por las bolsas que se forman debajo de sus ojos, y la entiendo yo estuviera así o peor, porque la pequeña no es fácil de llevar. Cuando estaba dentro de una conversación con la mujer, la pequeña se soltaba de sus brazos y salía a correr hacia los puestos de dulces y más de una vez se nos perdió de vista, y para el colmo de males la encontrábamos hablando con extraños. La pequeña es hermosa y muy adorable, pero que martirio para la mujer.

ESTARÉ CONTIGO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora