CAPÍTULO 12

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ALAN

Me distorsiona estas emociones nuevas, como si fuera un pequeño niño descubriendo la vida adulta. Verla entrando con ese vestido inapropiado para su figura perfecta, fue lo más hermoso que vi en la noche. Su mirada encantadora e inocente que perturbo mi visión fue, muy linda. Estoy perdido en el mundo del dinero, vida fácil y armas. Perdido en un mundo que no tiene sentido en ocasiones, cuando recuerdo la cárcel y los días que contaba mordiéndome la yema de los dedos, esperando salir y encontrar una solución, pero aprendí a no volver a tomar un arma, en cambio sí seguir con mi vida de hombre desquiciado. Me gusta jugar con las mujeres, llevármelas a la cama y hacerlas mías, provocando que griten mientras las envisto. Emma la vi como una niña normal que no tenía las agallas de encaprichar a un hombre, quería jugar con ella, pero, ella jugo conmigo. Desde que la vi e interactúe con ella fue diferente. Toda mi piel con cada poro de mi cuerpo se erizo a la prima vez que me toco. Y ahora estoy aquí como un pendejo pidiéndole que se quede esta noche conmigo. Veo el mío en sus ojos, la desconfianza en quedarse aquí. Ella no sabe que verla me quita distrae extrañamente.

Me muerdo el labio apoyado contra la mesa de entrada, mientras la veo caminar de un lado a otro con el teléfono en mano. Me gusta su trasero, es respingado y... podría ser mío en algún momento. Arrastra los tacones con fuerza, se gira para verme arqueando un ceja.

-Ya está.- dice cuando me entrega el celular después de haber accedido a llamar a su prima y en decirle que si le echaba una mano, para mentir.- Me debes una, esto no es fácil.

-¿Mentirle a tu madre, o convencer a tu prima?- pregunto reparándola de arriba abajo.

Analiza seria la pregunta, inclinando la cabeza a un lado y entrecerrando los ojos. Sus ojos no me trasmiten nada, solo el azul intenso choca con los míos e ilumina su rostro blanco.

-Eso no importa.- dice despreocupada lambiéndose los labios.

Mientras dejo el celular en la mesa, Emma se para firme con una mano en su pequeña cintura, me acerco a ella despacio en busca de su boca, quiero saborearla y sentirla. Paso mis dedos roseando su brazo descubierto con delicadeza mientras ella me mira con cautela. Tocar su piel, es como tocar el pétalo de una rosa, es tan suave y sensible que podría postrarla en un jarrón de cristal solo para mí. Me acerco a su rostro y dejo un beso en la comisura de sus labios y antes de llegar al centro de ellos, da un paso hacia atrás y se da el paso hacia la cocina, dejándome solo en la mitad de la sala con las ganas de besarla. Maldición.

-Tengo hambre, ¿y tú?- dice poniendo una brazo contra el mármol de la cocina y mirándome fijamente a los ojos. Le sonrió y asiento.

Como si estuviera en casa, se quita los tacones poniéndolos a un lado de la barra de comer. Se acerca a la nevera y saca leche con canela y alguna verduras, me mira de reojos por momentos comprobando su estado. Después se acerca a la despensa, se da golpes en los labios con el dedo índice mientras mira cada producto. Me adentro más a la cocina, me siento junto a la mesa de mármol y la observo. El movimiento de sus caderas cuando arrastra sus pies por el suelo, se mueve las ondas rubias de un lado a otro dándole luz a su rostro angelical y, esos labios que quiero tener.

Aún tengo rabia por lo que sucedió,. quise tener más tiempo con ella en la mitad de la fiesta, pero cuando lo vi, recordé cuando la tenía apeñuscada contra la pared maltratándola. El podrá odiar y maltratar a las mujeres que quiera, pero con Emma no lo permitiré y si me pregunto el porqué, no lo sé. La otra parte de alegría es poder tenerla aquí, y tener el control de manejarla a mi medida. Estando en mi cocina, adivinando algo para alimentarme me tiene por sorprendido, ya que no suele estar a solas con un hombre en una casa tan grande. Eso me da a entender que quiere mi complica y que no está disgustada por lo que paso en el cementerio.

ESTARÉ CONTIGO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora