CAPÍTULO 31

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EMMA

-Iba a llamarte para que vinieras antes que entre a la primera quimioterapia. Bueno, la primera de hace años. - se explica con los ojos llenos de dolor. Me rompe el alma.

Pienso en las personas que entraron al ascensor con sus cabezas limpias y llenas de aparatos. En ese instante la vi a ella allí sentada con una sonrisa plasmada en la cara y aunque me la imagine, la vi feliz. La piel se me eriza dándome punzadas en el pecho y contengo las lágrimas. Ahora lo que necesita es verme fuerte y la seguridad de que todo saldrá bien.

Hoy está más linda que antes, lleva el cabello con una trenza aun lado, y me rompe al saber que esa trenza ya no existirá. Su rostro este bañado de brillo natural, quien quiera que la vea, no pensara que está enferma.

-Aquí estoy para ti. – le digo y ella sonríe. - Todo saldrá bien. Te lo aseguro.

Me estira la mano y se la tomo dándole un fuerte apretón.

-Quiero que estés cuando salga de esa habitación, por favor.

Asiento, con el borde los ojos húmedos.

- ¿Alan llego contigo? ¿Por qué no me ha saludado el cabrón?

Desde que vio que iban bien las cosas con él, aprendió a llevar y aceptarlo más que antes.

-Sí, pero le toco que irse para el hotel con urgencia. Ya sabes reuniones de gerentes. - emito una voz chillona.

-A veces ese chico es raro, peor que un grano en el culo.

- ¡Sara! - Suelto la carcajada seguido de ella.

Me gusta la alegría que desprende, una alegría combinada con tristeza y miedo.

Sara sabe lo que está sucediendo y lo grave que puede llegar hacer a partir de este momento, pero a base de eso, es fuerte e intenta sonreírle a lo malo.

Este es el momento perfecto para estar con ella porque me necesita como yo a ella. Esto no es fácil. Desearía que los médicos descartaran que ya no haya cáncer y así poder llevarla a casa y aceptar una de sus locuras. Aunque no me gusten.

-Esta hermosa hoy. Apuesto que piensas conquistar al doctor. – le guiño el ojo

-No. Pero no puedo negar que el practicante está muy chulo. Hoy en la mañana me checo los medicamentos y me tomo la presión, pero te juro que tiene unos músculos de muerte, quería que me tomara presión más abajo. - le doy golpe suave en la pierna. Alza un dedo para proseguir. - Sin embargo, no le gana a Marcus, ese si lo sabe tener bien grande y grue....

- ¡Sara, Por Dios! - hago gestos de enojo aguantando la risa. - Veo que lo tuyo no es de quimioterapia, sino que estas necesitadas.

-Soy una chica muy activa, así como lo serás tú ya que le has dado tu flor a Alan. Ya eres una chica caliente, vas a querer estar trepada día y noche. ¿Cómo lo tiene?

-Sara. - digo chiflada.

- ¿Qué?

-Cállate, por favor.

Su ánimo me ha hecho desaparecer la frustración que llevaba y este caos de querer que Alan me dijese lo que trae en manos. No entienden los miedos que se acumulan, uno por lo que sucede con Sara y segundo por todas mentiras y secretos de mi madre. Sé que hay algo que me ocultan y eso no me deja vivir en paz. ¿No entienden que estando enterada de todo sufriría menos? ¿No se preocuparán por mí?

-No sabes como a estado Marcus pendiente de mí. Cuando no puede venir me llama casa tres veces para saber cómo estoy y si necesito algo. Y, siempre me trae un ramo de flores con chocolates. - señala una esquina de la habitación.

ESTARÉ CONTIGO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora