ALAN
Me quedo inmóvil mirando como Emma se hace daño con las uñas en la piel, cuando lo dice. Intento mirarla a los ojos y leer su mirada, aunque ya sepa lo duro que le duele pensarlo. ¿Vendida? Su pecho sube con frecuencia soltando fuertes sollozos, la garganta se le atara de gritos por salir, pero veo como traga profundo para no hacerlo. Su cuerpo se mueve hacia atrás y se siente en la cama, dejando los brazos a cada lado con rendimiento.
Me siento furioso por saber que estuvo en sus manos. Odio a Tomas por hacerle daño y el odio se duplica desde el instante que le dijo que fue vendida. Si hubiera sabido que Tomas vendría hacerle daño con esos comentarios lo hubiera evitado y su dolor no la estuviera destruyendo. No estaría discutiendo con ella, ni le gritaría por lo terca al haber estado cerca de él, mucho menos verlo los ojos rojos llenos de lágrimas. Débil, eso dice que es, pero en realidad Emma es la mujer más fuerte que pude conocer. Fue violada por años vendida y no solo por un hombre sino por dos, y aquí esta, con el corazón roto, pero firme para combatir.
Los anteriores días no podía dejar de pensarla, y rogaba en mi mente para que me dijera que volviera a su lado. Fueron los días más aburridos para mí, pero, aunque estuve lejos de ella pude tenerla vigilada. No me bastaba tener la casa rodeada de escoltas con las mejores armas, porque sabía que a la hora del ataque, Scott y Jaime podían entrar matando a todos mis hombres. Las estrategias de Scott son muy silenciosas. Emma podía estar en peligro, así que instale cámaras por toda la casa, menos en mi habitación porque sabía que iba a permanecer allí, y no quería invadir su espacio; también a las afueras de la casa gravando tres calles a lo lejos y con micrófonos si por algún helicóptero rodeaba la casa. No pegue el ojo de la pantalla del portátil cuando estuve en la oficina, ni cuando llegaba a casa. Cuando me iba a dormir encendía los micrófonos por si sucedía algo. Fui un poco maniático, pero toda tenía una razón. Su protección.
Se me erizo la piel y el calor se me adentro en el cerebro cuando pude ver las grabaciones, a la hora que entro Tomas. No pude estar presente mientras eso, porque estuve una reunión muy importante de la empresa, pero si no fuera así, tuviera un cadáver en casa. En el mismo instante que iba a salir de la oficina, la llamada que, de uno de mis hombres, hizo que cogiera ese auto y lo pusiera a volar.
¿Cómo pudo ser tan ingenua de creerle tanta mentira a Tomas? Está claro que lo hace con la intención de hacerle daño como su Jaime lo haría. No pude creer que Tomas fuera su hijo, y que todo se adentrara ahora.
No me gusta verla de esa manera, como una muñeca de trapo a punto de caer. Necesito tomarla en mis manos y consolarla, aunque mi subconsciente me recuerde lo terca que es. Necesito buscar una solución para sacarla de aquí. Cuando vi esa carta junto a su cuerpo que descansaba, me dio coraje leerla y el alma se me bajo cuando vi sus ojos cerrados y los parches de las lágrimas en sus mejillas. Supe lo mucho que lloro y lo destrozada que esta. Su cuerpecito intentando buscar calor entre sus manos cuando se abrazaba las rodillas y su cabello esparcido por toda la almohada, fue lo más devastador.
Me acerco con cuidado y me arrodillo junto a ella. Sus ojos se abren lentamente y me mira decaída. No puedo sentir más dolor del que lleva. ¿Sera verdad lo que dijo Tomas? Si es así, quisiera tener el poder para hacerla olvidar de todo. La tomo de la cintura y la alzo con cuidado, acomodándola a mi lado para acunarla en mi pecho. Sus manos me ruedan la cintura y suelta un llanto mojándome el traje. Cierro los ojos y respiro, para controlarme.
-Shhh... mi bombón. Ya has llorado lo suficiente, no lo hagas más. – le digo limpiando sus mejillas.
-Yo no debí de escucharlo. No debí de husmear lo que sucedía, pero soy torpe. – dice limpiándose la nariz.
ESTÁS LEYENDO
ESTARÉ CONTIGO #1
Romansa[COMPLETA] ¿Sabes que se siente que te roben la inocencia?, ¿Qué dejen marcada tu vida con un sabor desagradable? No, no lo sabes. Jugaba con mis muñecas cambiándoles la ropa a diario y creando casas imaginarias debajo de la mesa de comer, jugaba co...