CAPÍTULO 30

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ALAN

Al levantarme con la garganta seca y con un dolor fuerte en el cuello; no cabe duda que ese sillón es un matadero. Preparo café y pido a domicilio dos tipos de desayuno y al tiempo que llega, preparo la mesa. Saco del auto la mochila de Emma y la mía con la poca ropa que traje. Y Me doy una ducha rápida.

No creí que Alicia pudiera darme esa confianza de contarme lo sucedió y un poco más, y pedirme el favor de cuidar de Emma, aunque pensándolo bien, saque la paciencia que nunca he tenido por mantener la calma. Si no fuera así, hubiera gritado como loco, e irme a casa dejándola sola. Pero aquí estoy de niñero, con sus arrebatos.

Organizo la manta que por extraña razón apareció aquí, y la dejo en una de las habitaciones. En esas mi celular suena y de inmediato contesto cuando me entero que es Scott.

-Necesito hablar contigo. - dice de inmediato.

-Tengo el tiempo necesario. ¿Has hecho lo que dije? - contra ataco la conversación antes de que se adentre en lo suyo.

Me alejo de las habitaciones, dirigiendo hacia el ventanal.

-El padre de tu chica, y su amigo han desparecido. Fui a buscarlos para ofrecerles una cantidad de armas y de droga que me han pedido para exportarla a otro país y cuando fui a la residencia en donde se hospedaban, estaba desocupada.

Maldigo para mis adentros.

- ¿En dónde estaban tus escoltas? - gruño bajo para no ser oído. - Me has prometido hacer bien el trabajo.

-Y lo voy hacer, pero necesito que me ayudes con el fiscal, para salir del país. Por si no lo sabias estoy en las noticias de la Tv y los periódicos. Alan, necesito que hagas tu trabajo, para ejercer el tuyo.

No voy a permitir que se vaya del país, con la intención de huir y perderse debajo de las piedras, mientras yo me tiro encima el fiscal y queda impugne el caso de Emma. Llegue a un acuerdo con detective, y cumpliré con mi palabra. Ya no confió mucho en Scott.

-Busca el maldito, así tengas que mandar a toda tu gente y después pagare tu libertad. Ese fue el acuerdo.

-Eres un hijo de puta. Creí que me ibas apoyar, la policía está por todos lados y mis socios están desaparecidos como otros que ya están capturados.

-No se me olvida quien me enseñó a negociar, y cuando prometo algo lo cumplo.

Suspira fuerte y escucho un estruendo detrás de la línea, cosa que no me preocupa.

-Si no hablas con el fiscal en esta misma tarde, mandare a mis hombres para que te den una golpiza y a ti estimada chica que la...

-Antes de cante el gaño, con solo una llamada te iras al infierno. - reviro.

-A mí no me amenaces. Podría olvidar que soy tu amigo y hacerte volar junto con tu familia. - puedo notar la indignación en su voz por no querer ayudarlo.

Scott es un hombre fuerte y más que eso, podría ser hipócrita cuando hablamos de dinero, o de libertad. Por muchos años conozco su mundo oscuro y perverso, el mismo que viví, pero por ello no dejare chantajearme. Al pasar los años, mientras dejaba las armar me volví más fuerte, y conocí más gente de lo usual y, él sabe a la perfección que yo tengo más entradas con facilidad, conozco a los narcos que pagan millonadas por su cabeza, pero tampoco puedo tranquilizarme, porque él está rodeado de tiburones.

-Cuando me tengas resultados hablamos, por lo contrario, escóndete bien- cuelgo.

Tengo que pensar en una manera de alejar a Emma de Scott porque estoy seguro que si se llega a enterar que llegue a un acuerdo con el detective, atacara lo que protejo y sabrá hacer bien las cosas, aunque sé que puedo llamar al fiscal para pedir protección, más sin embargo sé que Scott está planeando algo, ya que me pide con urgencia salir del país y esas amenazas no me gustan. Me guardo el celular en el pantalón, me froto la barbilla caminando hacia la barra con la mano en la cintura intentando concertarme para pensar un plan, pero nada se me viene a la mente. Solo tengo una opción.

ESTARÉ CONTIGO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora