2.

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Sigo acostado, por nada del mundo me levantare, incluso mi hermana me quiso quitar casi a golpes, pero no la deje, le estuve diciendo de una forma muy dramática que mi cerebro necesita estar acostado para que pueda funcionar cuando ya no lo este, pero no me dejo, ahora está sentada en el sillón pequeño mientras sonrío de forma macabra, en el reloj que está al lado de la televisión veo que ya es tarde, al menos para mis papás, generalmente llegan a las seis con cuarenta, pero ya son las seis con cuarenta y uno.

Se escucha finalmente la van que conduce mi mamá, y luego el suena el Jeep que usa mi papá, que realmente es de mi hermana y de mí, pero nos obliga a que se lo prestemos, sino, no habrá salidas. Pensé que mi hermana había venido en el Jeep, pero resulta que su amiga, que también conduce un Jeep la trajo hasta acá, la famosa Mirna, la conocemos desde que estamos en primaria.

La puerta se abre y veo a mi mamá, con su bolsa casi a punto de caerse y mi papá enfrascado en una llamada por teléfono, nos saludan alegre a pesar de sus deberes, me levanto regresándoles el saludo, y mi endiablada hermana aprovecha la fracción de segundo para sentarse en donde ella quería.

Volteo y ella solo me saca la lengua mientras se voltea a ver la televisión, con su programa al cual no quise cambiar ni reclamarle, es un programa de ropa y modelos. Me acomodo los lentes y volteo a ver a mamá mientras arqueo una ceja.

– Tardaron mucho, ¿Qué estaban haciendo? – Mi hermana me voltea a ver desconcertada, yo cruzo los ojos y le saco la lengua en forma de burla.

– Sólo fueron unos minutos – Dice mamá dejando su bolsa en la pequeña isla que es el comedor – Al menos por mí no fue mi culpa, la van está fallando del motor, debes llevarla a reparar – Señalo a papá, el cual estaba terminando su llamada del celular.

– La llevaré el viernes amor – Dijo dándole un beso a mamá en la mejilla – Yo llegue tarde porque un camión de mudanzas andaba perdido.

– ¿Camión de mudanzas? – Preguntamos mi hermana y yo al mismo tiempo. Nos volteamos a ver e hicimos el mismo ademan de sacarnos la lengua.

– ¿Quién se está mudando cariño? – Pregunto mi mamá mientras sacaba los restos de la cena de ayer para re– cenarlo el día de hoy, lasaña.

– Al parecer los Mildrew – Los Mildrew viven a una manzana de distancia, son una pareja que no ha podido tener hijos, probaron con inseminación artificial, pero tampoco pudieron, no pudieron adoptar tampoco ya que la señora Mildrew es alcohólica y el papá tampoco lleva buena reputación. Esa familia me ha dado tristeza.

– Su casa siempre me pareció encantadora, salvo por las botellas que había en la entrada y el olor – Mis padres solían jugar cartas con ellos, y a mi hermana y a mí nos dejaban con el vecino, que tenía la misma edad de mi hermana.

– Lo es, una señora mayor ya la compro, la vi cuando pasé con el Jeep, me detuvo y parecía dormirme con su plática, me dijo que se llamaba Olga Tasker – Dijo mi papá quitándose el saco y arremangándose las mangas para ayudar a mamá.

– ¿La casa de acá al lado no se va a ocupar? – Pregunta mi hermana levantándose dejando de lado el programa de moda. Me levanto para no quedarme atrás en la plática.

– No sabría decirte cielo – Dijo mamá metiendo la lasaña al horno – Los Ramírez desocuparon esa casa hace doce años.

– Pregunto ya que no vi el cartel de "Se vende" que había ayer – Dijo mi hermana tomando una uva de un frutero, estaba a punto de decirle que es de plástico, pero tarde mucho, se dio cuenta ella misma.

– Yo tampoco lo vi – Dijo mi papá sacando los platos y los cubiertos – ¿Crees que los Ramírez vuelvan a ocupar la casa?

– Para que Taylor vuelva a tener un amigo – El tono de burla de mi hermana me irrita, pero no me inmuto.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora