13.

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Decidí no contarle nada a Sandy o a JJ sobre que Nat quiere que salgamos hoy en la noche, de por si no puedo soportar sus miradas en estos instante cuando me preguntaron qué fue lo que le dije a Henry Hedmark cuando salí a despedirme de él después de que lo invitará a tomar una rebanada de pizza, Sandy preguntando si no me controlo mentalmente con los poderes reptilianos, aunque por una parte debería contarles, porque si de por pura casualidad Nat resulta ser un asesino serial debo de tener a alguien que argumente que salí con él. Genial, la paranoia de Sandy se está contagiando, aunque en mi caso no son reptilianos, sino asesinos.

El timbre del almuerzo me hace centrarme en la realidad, sin darme cuenta que estaba a la mitad de un examen, por suerte no era un examen muy importante, y de las sesenta preguntas he contestado cincuenta y seis, de esas mínimo debo de sacar un ocho. Le entrego mi examen al profesor de mirada severa y cejas pobladas mientras me termino de colgar al hombro mi mochila, avanzando por el pasillo a mi casillero, miro a ambos lados antes de abrirlo, dejando mis cosas dentro.

Ya habiendo hecho el intercambio cierro la puerta y me dirijo a la cafetería con largas zancadas mientras de reojo veo a la gente que se me queda viendo, bajo un poco la mirada en lo que me acomodo los lentes de armazón grueso, y a nuestra mesa en concreto, en la cual sólo esta Luisa, la cual me saluda con un movimiento de mano ya que tiene la boca llena, pero cuando termina y pasa su comida por su garganta finalmente puede hablar.

– Hola Taylor – Me dice sonriente.

– Hola Luisa, ¿Y los demás? – Pregunto mientras me siento frente a ella, mientras ella se tapa la boca para terminar de masticar su sándwich de atún.

– Están comprando la comida, ¿Tú no vas a ir?

– No tengo mucha hambre el día de hoy

– Eso es raro – Dice Luisa con un movimiento curioso de mano.

– ¿En qué sentido? – Enarco una ceja mientras de mi mochila saco una manzana que me robe de mi cocina esta mañana.

– Es que siempre atacas a la comida y terminas antes que todos.

– Me va muy bien el ataque, soy muy bueno haciendo estrategias para atacar.

– Si, Mountain me conto de como jugabas en el Call Of Duty, casi siempre ganabas, incluso cuando apenas comenzaban a jugar.

– Te seré sincero, sólo apretaba botones al azar cuando los veía cerca, y huía cuando podía – Digo con una risa y Luisa se une con una baja carcajada – Oye Luisa – Supongo que debo decirle, si me espero mis amigos no me dejarán hacerlo, no pararan de hacer más preguntas, incluso formando un escuadrón de vigilancia para seguirnos a mí y a Nat a donde vayamos, ya lo han hecho – ¿Te puedo contar algo?

– Por supuesto, puedes decirme lo que quieras.

Miro a ambos lados, esperando a que mis amigos no hagan sus típicas apariciones en el momento, me acerco un poco más y eso hace que Luisa lo haga igualmente, aunque tiene que agudizar el oído parece entrecerrar los ojos, como si eso pudiera hacerla escuchar mejor lo que le diré.

– Esta noche saldré con Nat – Lo digo rápido y sin trabarme, me separo un poco y veo que Luisa me ve con una mirada sorprendida, con los ojos abiertos como platos.

– ¿Enserio? ¿Te lo dijo ayer cuando nosotros nos fuimos?

– Algo parecido, pero me dijo que el pasaba por mí en la noche, la verdad no quería decírselo a los demás, porque irían a vigilarnos, y no quiero sentirme incomodo, porque aunque e que Nat no los vera y sabré que están ahí, y sí que me moriré de la pena.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora