24.

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Me separo con una velocidad, que no con todo el tiempo de vida que me quede no sabré que tan rápido la he movido. Nat también voltea alarmado, pero no me encuentro con el auto de Henry Hedmark, sino con una camioneta de uno de los vecinos de la siguiente cuadra, de un color oxido, por lo cual a veces pienso que se va a desprender las partes de esta y dejarlas regadas por toda la calle.

– Me diste un susto. – Dice Nat con una sonrisa un poco alarmante en su rostro y un brillo de pregunta en sus ojos.

– Yo también tengo el corazón palpitante todavía. – Digo lo primero que se me formula en la mente, aunque cuando la termino de decir no suena tan coherente como se había escuchado en mi cabeza.

– ¿Por qué te espantaste así con la bocina del auto? – Pregunta con un poco intriga mientras se levanta con un aire bastante formal y se me acerca.

Rebusco en el interior de mi casa, esperando que mi hermana no este de fisgona desde alguna ventana escondida, por suerte no encuentro algún movimiento de las cortinas que me indique lo contrario, sólo veo el interior apacible de una casa de los suburbios común y corriente. Cuando siento los dedos de Nat volviéndose a enredar entre los míos, vuelvo a separarlo, pero no de una forma tan abrupta.

– ¿A dónde vas ahora? – Pregunto entrelazando los dedos de mis propias manos, intentando quitar peso a los nervios que tengo.

– Iba a salir con unos amigos, pero quise pasar a verte un rato. – Me contesta con una sonrisa en el rostro mientras se me acerca más. – Y tu ¿A dónde vas?

– También voy a salir con unos amigos, los estoy esperando de hecho. – Digo mirando a la calle, centrándome en esta para evitar ver a Nat.

– ¿Dónde se van a quedar de ver? Podríamos irnos juntos. – Coloca su brazo sobre mi hombro.

En ese momento veo como se me acerca a punto de darme un beso, todo parece ir de una forma bastante lenta, lo cual a mí me agobia. Me quito justo antes de que sus labios se acerquen demasiado a los míos.

– Pues nos quedamos de ver aquí, dijeron que pasarían por mí, así que creo que no podremos esperarlos juntos. – Digo ligeramente nervioso mientras me rasco el cuello levemente, sintiendo los pequeños cabellos de la parte trasera entre las yemas de mis dedos.

– ¿Sucede algo Taylor? – Pregunta Nat, lo cual me toma por sorpresa, el tono de su voz es un poco alarmante, como si se estuviera percatando de algo sumamente serio.

– No sucede nada Nat. – Le digo intentando evocar el mismo sentimiento de seriedad que su pregunta posee, trago saliva mientras aprieto los puños, sintiendo como las uña se me encajan en las palmas. Sólo me sucede esto cuando siento que las mentiras que digo son muy graves.

– Es que noto algo extraño. – Dice levantando mano y tomando mi cara con esta, me levanta levemente el rostro, como si estuviera inspeccionándome lentamente. – Noto algo extraño, en tu mirada.

– ¿Vas a leer mi futuro con mis ojos? – Pegunto con una sonrisa mientras el esboza una ligeramente similar. – Porque si es así, es mejor que leer las manos, podrías cobrar por hacerlo. Ganarías mucho dinero.

– Me convendría, así podría invitarte a comer cada que pudiera. – Dice Nat mientras me centro levemente en sus ojos, un brillo curioso que se muestra, es como si el sol se reflejara en estos.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora