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Dejo el plato en el lavabo mientras me siento en la cocina, mi hermana y sus amigas se apoderaron de la sala y de los sillones, mientras los escucho hablar del futbolista de la escuela, un tal Henry Hedmark, del cual no me interesa mucho asistir a sus prácticas de futbol a pesar de que mi hermana ha dicho que la acompañe, aunque tiene con quien irse. Una teoría de parte de JJ es que le atraigo a Henry Hedmark, yo no he dado motivos para gustarle, ni me he dado cuenta cuando estamos en el mismo lugar.

Veo como hablan del programa de diseñadores mientras entorno los ojos, acomodándome los lentes tomo la decisión que un chico de mi edad haría en estos momentos, cruzo rápido la sala como si estuviera evadiendo cámaras de seguridad, tomo mi mochila y subo las escaleras a mi habitación, la dejo caer cerca del espejo de cuerpo completo y me agacho para tomar algo de la pequeña librería, aunque no sería librería ya que la tengo llena de comics.

Tomo uno de mis favoritos Mad Love, me siento en el alfeizar interno de la ventana cruzando las piernas y me pongo a repasar las paginas, admirando el detalle de los dibujos que a pesar de no ser tan detallados como los de los comics actuales, me parece sin duda algo precioso, leo una y otra vez el inicio de Harley Quinn, que a pesar de haberme caído mal una parte del tiempo le he logrado a tomar cariño.

Un extraño sentimiento, como cuando está lloviendo y a uno entra la pereza, además del calor que entra por la ventana es algo que me parece arrullarme, ya que no quiero maltratar el comic lo cierro y lo dejo con cuidado en el piso, me doy la vuelta dándole la espalda a mi cuarto y como si mirara a la ventana cubierta.

Cierro los ojos, ni siquiera tengo la consideración de quitarme los lentes, lo bueno es que no me muevo mucho mientras duermo.







Me despierto con el sonido de un trueno, abro los ojos de golpe, no me muevo, sigo recostado, pero el sueño se ha ido del todo. Me restriego los ojos acomodándome boca abajo, me acomodo los anteojos mientras recojo el comic que deje en el piso, recordando la página en donde me quede, pero un pitido me llama la atención, me acomodo de rodillas y me inclino un poco a la ventana mientras veo la van que conduce mi mama, eso significa que ya son las seis con cuarenta, me dirijo a guardar el comic en su lugar, junto con los del Escuadro Suicida. Me siento en la cama un momento y me estiro para tomar a mi pingüino, lo abrazo, de reojo veo por la ventana, parece como si hubiera llegado a una dimensión extraña, ya que hay neblina, y las gotas salpican los cristales dejando una postal perfecta, lo seria, excepto por un detalle que si logro ver.

Al otro lado está la ventana del vecino, es algo que no me sorprende, lo que lo hace es la luz está encendida, a pesar de que aun estén cerradas las cortinas, está encendida, paso por alto, ya que puede que haya nuevo vecino, me interesaría conocerlo, pero prefiero que sea cuando no este lloviendo.

Camino por el pasillo con el ritmo de una canción que no recuerdo que haya escuchado más de una sola ocasión, bajo las escaleras esperando encontrarme a mi hermana y a su sequito, pero me la encuentro sola, viendo el programa de diseño, veo a mi mamá haciendo la cena, me acerco a la cocina y veo que mi mamá está preparando la cena, me cerco y veo que son macarrones con su salsa especial. Me acerco a ayudarla, mientras pienso en distintas cosas que me invaden la mente, el siguiente comic que espero, que Sandy no se aparezca en la noche y me quiera sacar la sangre, y también pienso en el chico que vi cuando venía, aunque también, por algún extraño motivo pienso en Henry Hedmark, en verdad mi mente divaga, y por eso se me puede quemar la comida.

Sirvo los platos justo en el momento en el que mi papá entra a la casa, bastante mojado y resguardando su maletín debajo de su saco, entra y dejando su ropa mojada en un cesto cerca de las escaleras, se acerca a la cocina y le da un beso a mi mamá, traigo los cubiertos a la mesa y me siento, esperando a mi hermana y a ms padres, que se me unen rápidamente. Y comenzamos la cena familiar, en pausas hablamos. Mi padre no deja de comentar sobre el señor Rivas, mi mamá habla sobre una señora que fue a verla y como pudo resolver el caso que la agobiaba en muy poco tiempo, mi mamá es algo así como una vendedora de seguros, sin serlo, la verdad no me acuerdo que nombre le dice ella. Mi hermana habla de cómo pudo hacer la voltereta de sus prácticas de porrista, así es, mi hermana aparte de ser popular, y con un sequito de chicas atractivas, es porrista, que cliché. En la escuela consideran a mi hermana una de las chicas más guapa, y por unos momentos yo goce del título de unos de los más populares, pero cuando se desveló mi adicción por los comics todos me dieron la espalda, excepto JJ, Sandy y Mountain, que no eran populares, pero éramos muy buenos amigos desde antes. Ahora siento un extraño sentimiento a personas así, superficiales.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora