17.

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Mis dientes se cerraban rompiendo la galleta que de inmediato hacia un enorme estallido de sabor en mi boca, el sabor a chocolate me impresiona cada que como estas galletas, y las como varias veces a la semana, me acurruco en una especie de posición fetal mientras mi cuerpo se mueve por el lugar en el que estoy.

– Taylor ¿Estás ahí? – Escucho la voz de Luisa entrando en la habitación de baño.

– En la tina – Digo mientras muevo la cortina un poco con la punta de mi pie, y el sonido de los pasos de mi amiga e hace más presentes hasta que logra entrar en mi campo de visión.

– ¿Qué haces en la tina? – Me pregunta mientras se sienta en el borde de esta mientras se acomoda el cabello.

– Estoy comiendo galletas – Digo mientras tengo una de estas en la boca – ¿Quieres sentarte? – Le pregunto mientras ella se endereza.

– Suena bien, hazme espacio – Dice mientras se sienta mientras sus rodillas se oprimen en su estómago abrazando sus piernas. Estira su mano y toma mi caja de galletas y toma una – ¿Tienes la costumbre de comer galletas en las tinas? – Me pregunta mientras come esta mientras me acomodo los lentes.

– Sólo cuando me siento abrumado, o... nervioso.

– No llevo mucho de conocerte, pero nunca te he visto nervioso, y nunca me contaste que te metes en la ducha a comer galletas.

– Sandy y Mountain lo saben – Sigo comiendo una galleta mientras Luis me quita una de la caja – JJ no lo sabe, sino se burlaría de mí, por alguna manera siento que o haría.

– ¿Por qué lo sientes?

– Es JJ, lo conozco, sé que se burla de ciertas cosas, no lo hace conmigo, pero siento que esto llegará a un punto que lo hará reírse.

– Bueno omitamos el tema de lo vergonzoso que es comer galletas en la tina – Dice con una sonrisa mientras lo come – Dime que sucede.

– Ya sé que no es gran cosa, pero siento que debía de decírtelo, eres de las que más tengo confianza para poder decir cosas así.

– ¿Me lo vas a decir?

– Ayer salí con Nat. Sé que fue sólo como amigo, pero se despidió de mi dándome un beso – Acaricio mi mejilla lentamente, ese lugar donde los suaves labios de Nat acariciaron mi mejilla – Pensé que eras la única persona que podría aconsejarme que hacer, no sé qué sentir – Me recargo hacia atrás cerrando los ojos, mientras siento el azulejo de la pared en mi nuca – Nunca sé que sentir, un chico me beso, Mountain o JJ no lo hubieran dejado, o hubieran retirado, pero yo no lo hice, lo deje hacerlo... y me gustó.

– ¿Te gustó el beso de Nat? – Me pregunta mi amiga mientras siento como la caja de galletas pasa de mi mano a las suyas.

– Si... Me gustó, nunca sentí así por un hombre, siempre los he visto como algo a lo que no puedo sentirme atraído, he tenido novias mujeres, pero un hombre...

– ¿Qué tiene de malo? – Me pregunta con un tono fraternal mientras se mueve para verme directamente mientras yo lo hago de reojo con mi cabeza dirigida al techo – Pensé que por esa razón que Henry Hedmark te buscaba, porque estaban relacionados.

Volteo sorprendido a vela mientras sus ojos cafés oscuros están mirándome fijamente mientras sigue comiendo galletas.

– ¿Relacionados? – En otros momentos eso me hubiera llegado a ofender a un nivel muy leve, pero después de lo de anteayer no encuentro mal a Henry – Bueno, lo que quiero decir es que no sé qué sentir respecto a Nat, en especial hoy teniendo una cena, en menos de una hora – Digo acariciando mi rodilla lentamente.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora