6.

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Un sentimiento de sublime desesperación, pero la puerta se había cerrado, y pensé que sería exagerado que la abriera y saliera corriendo, así que como si nada me acerque a la sala intentando parecer lo más normal que podía

– ¿No vas a saludar? – Pregunto mi hermana mientras me dirigía a la cocina y tomaba una manzana y le daba un mordisco.

– Lo haré Aby, sólo que tengo algo de hambre – Le doy otro mordisco a la manzana y me acerco al chico extendiendo la mano.

– Mi nombre es Taylor – Digo con una sonrisa de forma amable.

– Lo sé – Me contesto correspondiendo a mi saludo y dedicándome una sonrisa – ¿No me recuerdas?

– Mi hermano no se acuerda de muchas cosas – Comento mi hermana y me dieron ganas de darle un golpe con la almohada – Creo que tienes que explicarle sumamente detallado – Agrega mi hermana con una ligera risa que por lejos se le nota lo fingida, el chico al que le acabo de soltar la mano muestra una risa algo incomoda y forzada.

– Soy Natanael Ramírez – Dice con una sonrisa mientras con sus mejillas se mueven sus lentes. Enarco una ceja mientras le doy un mordisco a la manzana – Solías decirme Nat – El recuerdo de dese nombre parece querer a florecer en mi mente – Yo era tu mejor amigo hace que... Unos diez años – Su sonrisa se ve de una forma tan curiosa.

– Creo que me acuerdo – Digo mirando de forma algo perdida, como si estuviera buscando en la infinidad de la realidad, pero en realidad encontrándome con sus ojos cafés.

– Nuestras habitaciones quedaban frente a frente – Me dice sonriendo moviéndose un poco para poder mirarme mejor, mientras yo me sonrojo levemente recordando la espalda desnuda que llevo dibujada en mi blog de dibujo algo avergonzado – Siempre nos saludábamos con blogs de dibujo y unos marcadores.

– Eso me parece que lo sacaron de un video musical – Dijo mi hermana mientras me rasco la nuca algo avergonzado.

Me muevo un poco mientras aprieto levemente la manzana, excusándome de que me han dejado tarea como para pasar toda una vida. Nat asiente despidiéndose con una delicada sonrisa diciendo que espera que nos veamos pronto, y que le parecería divertido que volviéramos a intentar lo de los blogs de dibujo de ventana a ventana.

Subo con prisa, pero con movimiento silenciosos las escaleras hasta legar al pasillo y me dirijo directamente a mi habitación, cerrando l puerta tras de mí, dejando mi mochila y todo a los pies de mi cama, sonando levemente en la alfombra, lanzarme sobre la cama y abrazando a Sam, mi pingüino emperador de peluche, como si este pudiera ayudarme a pensar, y lo hace, de cierto modo, solo miro el techo abrazándolo, mientras escucho los murmullos de mi hermana, sigo lentamente el techo, de un tono café claro algo opaco, como si lentamente intentara encontrar algo en estos tonos y formas inexistentes.

Después de lo que siento como mínimo treinta minutos me levanto, tomando mi mochila y sacando las libretas de mi tarea, sé que mis amigos llegarán más tarde, así que prefiero tener todo listo y no desvelarme con los trabajos, no sería la primera o la última vez que lo hago.

La primera materia que termino es la de Biología, no es de mis materias favoritas, sinceramente me aburre estar ahí, como si con el hecho de entrar a ese salón me produjera una pesadez.

Terminando la última tarea, que en realidad era de lo más sencillo, es un resumen de la investigación acerca de las consecuencias de un movimiento estudiantil, ocurrido en 1968, es algo que me impresiona, pero de mala manera, así que cuando termino me deja un sentimiento extraño de tristeza. Vuelvo a abrazar a Pingüino, tallándome los ojos removiéndome los lentes con un ligero movimiento.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora