27.

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El ambiente justo al momento d entrar e como en muchas de las fiestas que solía asistir con mi hermana, una combinación de olores los cuales puedo identificar como, alcohol que venden en la tienda de la esquina, perfume de chicas, los cuales los más comunes están el de vainilla y otro algo más fresco, y a colonia de hombre, aunque esta última es la que destaca ya que me pega directamente en la nariz, haciendo que me talle con fuerza esta y cierre los ojos por un momento.

No pudimos pasar todos en grupo, por lo cual nos fuimos yendo entre parejas, y en cierto punto, en fila india.

Voy detrás de Luisa, mientras no me pierdo de vista su espesa cabellera negra, que se balancea de lado a lado con cada paso y también con cada empujón de parte de los que están "bailando", porque en realidad son movimientos torpes que genera la gente por la emoción y la embriaguez.

Llegamos a un punto en el que yo creo que es la sala, lo identifico porque hay unos enormes sillones tapizados de un gris opaco, y una puerta de cristal que va desde el techo hasta el piso, y que da a un enorme jardín, igualmente abarrotado de gente. Afuera hay notables luces de distintos colores, de colores rosas fosforescentes y también de un azul verdoso.

La música está a todo lo que da, desde afuera se escuchaba, pero acá dentro es como una especie de zumbido que retumba en los oídos, y por el mismo motivo no identifico cual es la canción.

Nos detenemos en un punto y es Luisa la que me pasa un vaso de color rojo, con un contenido de un tono amarillo, cerveza, podría identificarla, aunque no tuviera todos los sentidos. Pero lo dejo en un lado, no soy de los que toman, y con la euforia que sienten mis amigos, preferible dejarlo así.

Mountain me vuelve a ofrecer otro vaso y yo niego con la cabeza.

– Eres un amargado Taylor. Estamos en una fiesta. – Dice mientras sostiene un vaso del mismo color, pero que en este caso tiene más contenido.

– Nos es necesario tomar alcohol para pasarla bien. – Digo dándole a mi amigo una palmada en el hombro. – Tu disfruta, mientras yo me concentro en otras cosas. – Lo miro directamente a los ojos con una sonrisa, a través de mis lentes de grueso armazón negro.

– Esta bien, si eso es lo que quieres. – Dice Mountain alegre mientras se va alejando en dirección a donde se encuentra JJ.

Volteo de reojo y veo a Luisa, con el borde del vaso en medio de sus labios, pero no lo levanta para beber, mantiene la mirada al frente, concentrada en alguien. Busco en dirección en su mirada, pero me pierdo al darme cuenta que parpadea frenéticamente al darse cuenta que la estoy mirando.

– ¿En qué tanto piensas Luisa Lane? – Digo con una sonrisa mientras me recargo en la pared para mirarla directamente.

– En nada. – Dice en un tono neutro, quitándole importancia al asunto, mientras señala con la mano derecha, que aún tiene el vaso rojo, en dirección a Sandy, que tiene una mirada muy curiosa. – Voy a ver que no se meta en problemas.

Y se aleja con largas zancadas y un paso decidido. Hacia donde se encuentra nuestra amiga que esta empezando a inspeccionar a los presentes que parecen encontrarse en peor estado, incluso uno parece que acaba de vomitar, porque esta de un tono amarillo verdoso, en ese punto yo si creería que es un alíen.

Dejo el vaso en una barra cerca de la cocina, no sé si beber algo que no haya visto que lo hayan preparado, me recargo en la barra mientas empiezo a juguetear con una manzana de cera, levanto la vista y me encuentro con algo curioso, con las amigas de mi hermana, cada una empinada con un chico distinto, no las identifico a instante, ya que una chica esta de espaldas a mí, y la otra esta cubierta por un chico de espaldas anchas.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora