9.

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Para sorpresa de mis amigos presentes en la zona de comida del centro comercial me devoro rápidamente un club sándwich que pedí hace uno minutos y que sin consideración me obligaron a esperar, fui el ultimo al que le entregaron su pedido, pero de los primeros en terminar de comer, mientras Sandy comenta que mi metabolismo puede ser cosa de otro planeta Nat sólo me dedica una sonrisa curiosa, meto mis mano en mi bolsillo mientras algo apenado mientras parece que busco mi teléfono, lo saco mientras acaricio la pantalla en donde mi reflejo con mis gafas gruesas se refleja.

Y el reflejo de otro sujeto con unos lentes gruesos aparece al lado de mi reflejo, levanto la vista y me encuentro con los ojos oscuros de Nat, no los había visto tan detenidamente como ahora que lo tengo tan cerca, pero me retiro al momento para que nadie nos vea tan cerca.

– ¿Quieres que vayamos a un lugar más? – Me pregunta mientras me dedica una sonrisa, estirando de una forma ligera las comisuras de sus labios.

– Pues puede que anochezca pronto – Volteo a los ventanales que se encuentran cerca y me doy cuenta que un tono anaranjado se empieza a distinguir en el que anteriormente era un hermoso azul cristalino – Lo más prudente será que nos vayamos a casa – Asiento un poco dirigiéndome a Nat quien mantiene su sonrisa y de reojo mira a los demás.

– ¿Qué dicen ustedes?

– Yo digo que Taylor es un alienígena que tiene miedo a la luz – Contestó Sandy a la pregunta del chico pelinegro a mi lado, causando una risa por parte de este último, y un indicio de una nueva discusión.

Finalmente esa discusión nunca llegó, lo cual me causo una enorme sorpresa, pero no al resto de los chicos, y sintiéndome un poco mal Nat y yo somos los primero que nos levantamos para regresar a nuestros hogares.

Nat se despidió bastante bien de mis amigos, como si los conociera de toda la vida, aunque él me aseguro que no los conocía, sino se hubiera comportado distinto. Caminamos dando grandes zancadas hasta acercarnos al elevador y presiono el botón antes de que lo hiciera Nat.

Eso me hace soltar una risa justo cuando abre la puerta. Mientras me aferro a mis comics dirigiéndole levemente la vista.

Dentro del elevador no puedo evitar mirar hacia arriba, en donde nuestros reflejos nos encuentran, mis ojos se encuentran con los de mi reflejo, y de reojo veo la coronilla de Nat, con su cabello oscuro peinado hacia atrás, estamos casi a rozar nuestros hombros, a unos cuantos milímetros.

Y un leve sacudido del elevador, de esos que presumen en las películas cuando uno de estos se detiene y puede que o un asesino o un fantasma pueda aparecer de la nada, pero no pasó nada, lo único que paso fue que me hizo dar un pequeño respingo, aferrándome sin darme cuenta del todo al brazo de Nat.

No me di cuenta realmente cuando lentamente la palma izquierda de Nat paso lentamente por mis nudillos que de momento se relajaron, pero sin soltar del todo el brazo de Nat. Y el elevador continúo como si nada, mientras se denotaban los sonidos de los pisos que dejábamos atrás.

– Tranquilo, no pasa nada, todo está bien – Me dice en un tono tranquilo sin dirigirme del todo la mirada mirándome de reojo mientras percibo la calidez de su aliento, y un ligero olor a vainilla algo disimulada, como si hubiera comido un postre de este sabor.

– No tengo miedo – Agrego con una pequeña risa mientras mi mirada parece dirigiré a la nada, pero veo la punta de su nariz.

– Pues tu pequeño salto me demuestra lo contrario.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora