29.

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Ya ha pasado tiempo desde el incidente en la fiesta, y realmente espero con ansias que sea simplemente una mala pesadilla, que ni haya nada más que despertar, y darme cuenta que nada de lo que recuerdo ha pasado, y que tengo la oportunidad de cambiarlo. Pero no importa cuanto tiempo cierre los ojos y lo pida con fuerza, las cosas ya están hechas, y no puedo cambiarlas. El pasado ya esta escrito en piedra, y no se puede borrar.

Mis padres por suerte no se han enterado nada, están más ocupados en sus asuntos que en lo que yo este viviendo. La única de la familia que siento, y se que ya lo sabe lo sucedido en la fiesta, por como estaba cuand llegue esa noche.

Pero no ha querido comentar nada, solo me dedica unas cuantas miradas, no se como interpretarlas, pero conozco a mi hermana, se que son cosas de reproche, enojo, y victimización, por lo cual no quiero generar una conversación, por lo cual la mayoría de mis tardes en casa son más silenciosa.

En la escuela no es mejor, la gente me voltea a ver, al menos la mayoría, los que estuvieron presentes, ni siquiera Henry Hedmark me dirige la mirada, lo cual lo entiendo, yo tampoco lo haría, pero, a mis amigos soy yo el que no les dirige ni la mirada, ni siquiera alguna palabra. No es que no quiera hablar con ellos, quiero hacerlo, pero siento que fui un terrible amigo al no contarles lo sucedido, sin duda me hubieran dado su ayuda, su punto de vista, pero no entiendo porque encontraba motivos para no hacerlo. Y Nat, siempre que volteo a ver por mi ventana esta completamente cerrada, nadie parece vivir ya ahí. Aunque se que esta ahí, las franjas de luz, y de vez en cuando, sombras.

Pero prefiero mantenerme así, alejado de ellos, de todos ellos, para no generar más problemas, siempre he pensado que Aby es la que causa ese tipo de problemas, y si no es ella, es otro tipo de gente toxica. Pero siento que me he convertido en ese tipo de gente de la que yo mismo no puedo aguantar.

Camino por los pasillos con los audífonos puestos, tengo la mirada directa al piso, admirando de reojo puedo ver que la gente me sigue mirando, unos cuantos. Y en las paredes puedo admirar los anuncios del baile, en el que Luisa ha estado trabajando.

Sin mirar nada más entro a un aula, en la cual puedo levantar finalmente la vista, percatándome que me había estado causando un dolor en el cuello. Es el salón de arte, a estas horas esta completamente solo, y el profesor me permite estar aquí, y poder hacer unos cuantos dibujos, sólo con la condición de que, si alguno le gusta, se lo entrego para una exposición de arte de estudiantes.

Me siento en un banco alto, donde mis pies quedan colgando, solo unos cuantos centímetros del piso. Coloco mi blog de dibujo en un caballete, y me levanto rápidamente por unas cuantas pinturas que están al otro lado del aula. Dejándolas en otro banco junto a mí, tomo un pincel y miro primero cuales son mis opciones para poder empezar. Tomo un pequeño tarro que contiene pintura de un amarillo brillante, sumerjo el pincel que me queda cerca, el espesor de este parece ser de la mismo que mi dedo pulgar. Y paso una corta línea en el centro de mi blog de dibujo.

Empiezo trazando un ojo, lo cual podría tomar como cualquier cosa. Pero lo que se mehace más curioso es que no me detengo en el simple ojo, avanzo poco a poco, agregando unas cuantas facciones, que se quedaron marcadas en mis parpados como si hubieran sido hechas con fuego. Y sin darme cuenta... Estoy dibujando el rostro de Henry, a excepción por el cabello, que todavía ni siquiera e iniciado, es su viva imagen.

Me detengo al instante de escuchar un curioso sonido, por un momento pienso que es alguien en otro salón, ya que muchas veces se pueden traspasar los sonidos de otras aulas, ya que las paredes parecen de papel.

Nuestras Ventanas. [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora