27. Andy Brown

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Andy
Voy caminando mientras salgo del aula acomodo mis lentes casi nunca lo uso prefiero los de contacto. Miro en mi muñeca izquierda la hora.

21:30 pm

Antes a esta hora estaría en un bar viendo con quien me acostaría esta noche, pero decidí cambiar mi estilo de vida por él.

Su nombre suena una y otra vez en mi cabeza.

Lo extraño

¿Por qué no puedo encontrarme un pelirrojo como Dalia o un rubio como Olivia?

Sino que me encuentro este pelinegro mal llevado.

Me enamoré, no lo niego. Roberth era todo lo contrario a mí, un hombre que seguía las reglas, nunca las rompería, ni por mi... Por eso terminamos su imagen se vería dañada si decía que era gay.
Cinco malditos meses de mi vida le di para que él me mandará a la mierda y se consiguiera cualquier otro.

Reprimo las lágrimas que desean salir.

Camino y empujo la puerta del instituto, le hago una seña a él portero de adiós.

Las calles de Londres en las noches son bellas, amo mi ciudad. El frío no tarda en llegar y me apresuró en llegar a la parada de bus o se me pasara y tendré que caminar.

Giro a la derecha y veo la calle sola, el frío sube por mi espina dorsal. Tengo un mal presentimiento, no le tomo importancia y sigo. Sé que, si muero, aunque sea Dal, Liv, Chris y mi suculento pelirrojo lloraran por mí. ¡Y sin imaginar los viudos que aparecerán!

¿Por qué eres tan puto?

Me pregunta mi subconsciente. Encojo los hombros y me dispongo a seguir mi camino.

No pasan más de 5 minutos cuando noto que alguien me sigue, apresuró él paso no sin antes ver sobre mi hombro una figura masculina. No voy a ser tan fácil de robar.

Corro como si no hubiera un mañana, pero no tarde en sentir unas manos en mi cintura, choco con algo duro. El aroma llega a mis fosas nasales, colonia de hombre mezclada con alcohol, alzó la vista y allí están esos ojos que aún sigo amando.

Roberth

Me deshago de su agarre quedado al frente de él. Usa una camisa blanca con los tres primeros botones abiertos la cual está completamente arrugada, sus típicos pantalones y zapatos negros. Me preguntó ¿dónde habrá quedado la corbata y saco?

Me mira fijamente mientras me escanea. Aprieto con fuerza las correas de mi mochila.

— ¿Qué diablos quieres? —preguntó en un arranque de valor.

— A ti —susurra con la mirada perdida.

Me río sarcásticamente.

— Yo ya no soy nada tuyo así que ándate al infierno —digo para darme la vuelta y comenzar a caminar otra vez. No doy ni dos pasos cuando me coge del hombro y me acerca peligrosamente a él.

— No te lo estoy preguntando —su mano desocupada acaricia mi mejilla— Te voy a llevar conmigo quieras o no —él olor a alcohol me llega como un golpe ¡esta ebrio!

Y así amigos míos me llevó a arrastrantes a su flameante carro último modelo. Me subió, me colocó el cinturón y puso él maldito seguro para niños. Subió él y arranco, él miedo me recorrió completamente.

¡Maldita sea vamos a morir!

— No vamos a morir y eso es lo que piensas —dice con la mirada fija en la carretera— Se hacer muchas cosas ebrio además de follar, pero creo que eso tú lo sabes perfectamente.

Mi Vecino(Ed Sheeran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora