Mi Vecino(Ed Sheeran)

38. Adiós

Dalia

El olor a pino me da la bienvenida a la casa de Liv, luce tranquila, puedo notar que los juguetes de Draco no están regados por todo el piso.

Algo anda mal

— Chris y yo peleamos —dice Liv entrando al departamento mientras deja mi bolso con ropa y cierra la puerta— y se llevó a Draco...

Dice en un susurró, mientras se lleva las manos a que boca tapándola.

Por eso andaba rara Liv.

Oh dios, Chris te voy a matar, todo menos mi sobrino.

— Liv, lo siento tanto —le digo mientras me acerco a ella y la abrazo.

La llevo a los muebles y la dejo sentada para después ir a la cocina por un vaso de agua.

— ¿Qué paso? Se veían tan bien —pregunto— es por mi verdad.

— No digas eso Dal...

— Si lo es, Chris siempre quiso esto... Él siempre se preguntaba por qué no estaba en primer plano en tu vida —miro a mi mejor amiga y puedo ver sus ojos rojos y sus mejillas sonrojadas.

— No sé qué hacer, no contesta mis llamadas —dice parándose— se llevó a Draco, ¡maldición! se supone que es de los dos. Lo extraño tanto...

— Los extrañas —le digo.

— Quiero solucionar las cosas Dalia, yo realmente amo Chris, no te voy a engañar, me lastimo que se fue sin despedirse, pero sé que necesitaba su espacio... me iba a pedir matrimonio.

Ah matrimonio

Espera

— ¿¡QUÉ!? — digo totalmente sorprendida.

— Si, el día en que te intentaste suicidar.

Oh, yo siempre cegándola, ya sé porque Chris me odia.

— Soy la peor mejor amiga del mundo —digo— interferí en tu pedida de matrimonio, deberías estar probándote vestidos.

— Sabes que le temo al matrimonio —me dice incomoda.

— Lo se amiga, pero tú y Chris no son como tus padres —le afirmo.

— Tengo miedo —me acercó a ella.

— Es normal —la abrazo— pero yo estoy aquí para ayudarte, en las buenas y en las malas.

— Debería casarme contigo —dice mirándome.

— ¡Lo mismo pensé yo!

— Que goals —dice levantándose.

— Si, pero ahora vamos a cambiarnos que haremos una maratón de Harry Potter —sus ojos brillan.

— ¿Enserio? Pero si tú lo odias —me contesta.

— Olivia por ti soy capaz de ver a rayadito otra vez —me encanta molestarla.

— No le digas así a Harry —dice ofuscada mientras recoge el vaso y se dirige a la cocina.

— Pero si tiene una raya en la cabeza —le aseguró.

— ¡Es una cicatriz! —me grita desde la cocina.

Y así comienza nuestra noche de chicas.

~•~

— Te voy a matar

— No te podía decir —dice Andy mientras se cubre su rostro para que no lo golpee con el cojín.