Casi iguales

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Aunque muchas personas creen que debido a esta anomalía mi visión sería diferente, la verdad es que no tengo ningún problema en ella, de hecho es excelente, sobre natural dirían algunos.

Este color es completamente natural y solo yo lo poseo, soy la única humana que tiene este color de ojos. De pronto lo medito mejor y sonrió amargamente, si es verdad, soy la única "humana" que posee estos ojos, aunque no la única con ellos, recuerdo de pronto como si quisiera enfatizar esa situación, mi mano se vuelve a mover involuntariamente.

Miro de nuevo mi brazo y puedo estar segura, alguien en este lugar está por dejarnos.

Comienzo a mirar a cada una de las personas que nos encontramos en esta habitación y de pronto dirijo la mirada a un anciano que se encuentra sentado en un sillón mirando a través de la ventana que da al exterior, de pronto el hombre desvía la mirada hacia mi compañera que se ha acercado para cubrirlo bien su manta, mientras le devuelve una cálida sonrisa. De repente, aparto la mirada al escuchar que el encargado ha pronunciado mi nombre, y la cosa no puede ser peor.

Me han asignado pasar el tiempo con aquel anciano, y sin pensarlo dos veces respondo.

— Lo siento, pero podría cuidar a otra persona, es que no me gustan las alturas— le comente al encargado, mientras le mostraba la mejor sonrisa que tenía.

— Hmm, veamos con quien te pondré— respondió revisando rápidamente la lista de pacientes que tenía en sus manos.

—Si quieres yo me quedo con él y tú puedes tomar a la persona que me toco—sugirió la chica que le estaba colocando la manta al anciano, si mal no recuerdo su nombre es Alondra.

—Gracias— comente sonriendo.

—Está bien, entonces toma esa la cama —

Trato en vano de prestarle atención a mi anciana, una mujer regordeta que comienza a narrar varias anécdotas de sus años como actriz de películas baratas, mientras escucho pacientemente sus historias, diciendo "ah" y "Hmm" en los momentos adecuados, he incluso me las arreglo para preguntarle qué parte era la más divertida de sus películas,

Casi ha pasado una hora desde que llegamos, cuando de repente siento un fuerte tirón en mi brazo, provocando que me levante y dirija la mirada hacia donde se encuentra el anciano, pero no hay nada anormal. Solo son él y mi compañera platicando amenamente.

Sin embargo el olor había aumentado, y ahora impregnaba toda la atmósfera.

Escucho pedir al anciano que lo recuenten en la cama pues se siente agotado, amablemente la chica lo hace. Cuando ya está cómodo dirige la mirada de nuevo a la ventana y es entonces cuando lo veo. Alguien ha venido por él.

Un joven no mayor de 20 años, desciende lentamente de los cielos, sus ropas son negras propias de siglos atrás, las cuales logran resaltar el tono blanquizco de su piel, dándole un aspecto un tanto enfermo, debe ser uno de los viejos, tal vez, no estoy segura.

Si alguien más le hubiera visto seguramente gritaría, pero solo yo puedo verlo, sé quién es y porque está aquí.

Después de todo él y yo somos casi iguales. 


Nota de la autora: no puedo dejar de reír al ver la serie de mala redacción en la historia, por suerte la estoy corrigiendo, espero que así más gente lea esta historia

La condena anticipada - Angeles de la muerte (CA libro 1) ¡¡TERMINADA!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora