Cero

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¿Thomas?

     Lo primero que veo al despertar en mi nueva vida es oscuridad, una total oscuridad y abrumadora.

Aparte de que no puedo ver nada, tampoco puedo recuerdar nada.

Thomas. Me llamo Thomas. Eso es lo único que sé.

Podía recordar hechos e ideas del mundo y su funcionamiento, podía imaginarme en una plaza comiendo un helado o nadando en lago en verano. Algunas caras de individuos aparecieron fugazmente en mi mente pero no pude reconocer a ninguna, no podía recordar ni mi apellido.

El aire huele a aceite quemado y óxido, estaba en una jaula de metal como un viejo ascensor que chirriaba constantemente, como si percibiera mi miedo y estuviera gritando por mi.

Me arrastré a un extremo del lugar y me desplome a llorar. Derrame el miedo y mi desesperación, mientras mi aterradora jaula seguía su ascenso.

¿Cuando se iba a detener?

Paso el tiempo, ¿fueron minutos, horas? No podría decirlo porque cada segundo parecía una eternidad. No. Yo soy un chico inteligente, estoy seguro de que ha pasado solo media hora.

No puedo dejar que el miedo me derrumbe. No puedo ser un cobarde.

Me levanté como pude.

Fuera lo que fuera lo que me esperara arriba lo enfrentaría con la frente en alto. Tengo que descubrir qué es todo lo que esta pasando.

No se por qué, pero estoy seguro de que mis planes nunca salen bien.

El ascensor se detuvo y la fuerza me tumbo en el suelo. Por un momento no paso nada, solo el continuo frío y la oscuridad interminable.

—¡Ayuda! —grité—. Por favor... ¡Quéue alguien me ayude!

Mi voz resonó en la oscuridad y lo único que recibí fue el eco de mi esperanza.

Si, mi miedo volvió triplicado. Me tumbe en el suelo a llorar aunque ya no tenía lágrimas que soltar. Pero la intención es lo que cuenta, ¿No?

Un estruendo recorrió la jaula y unas puertas corredizas se abrieron desde arriba.

Por un momento el cambio repentino de iluminación me cegó, escondí la cara entre mis brazos. Unas voces llegaron desde arriba.

-Miren a ese miertero shank.

-¿Te gusto el paseo nuevito?

-Ese larcho huele a plopus.

Y otras cosas más que no logre comprender. Una oleada de pánico y confusión me invadió, levante la mirada hacia la luz y a la voces: primero eran sombras que se movían, luego pude ver los contornos de sus cuerpos y después como si hubieran ajustado mi vista pude ver sus caras; todos eran adolescentes y niños. Algo de mi miedo se desvaneció, pero claro, no lo suficiente para que me calmara.

Alguien arrojo una soga con un nudo al final, dudé pero luego me aferre a ella mientras me subían al cielo. Varias manos se alargaron hacia mí, aferrándose a mi ropa y atrayendo me a la superficie. El mundo pareció un remolino de rostros, luces y colores. Mis emociones estaban alborotadas; quería gritar, llorar y vomitar, pero más que nada quería correr.

El bullicio de voces había parado en cuanto subí por el borde de la jaula, hasta que una voz hablo y supe que jamás olvidaría este momento.

—Encantado de conocerte, larcho —dijo un chico rubio, con una sonrisa—. Bienvenido al Área.

The Maze Runner (Newtmas) |Paro indefinido|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora