¡Yay! Capitulo 6 mi numero favorito, okay, me callo.
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No me imaginaba a Justin titubeando. Se ve tan seguro, tan seguro de sí mismo y frío, no es alguien que te imagines nervioso. Volví a preguntarme lo mismo ¿Cómo sabe que tengo novio? ¿Acaso me ha notado? Yo pensé que era invisible para él. Y sí, soné como una típica niñita llorona por un amor imposible, pero es cierto, para Justin son todos invisibles.
—Está de… Viaje —respondí segura. No quise preguntarle cómo llegó a saberlo, y sé que tampoco Justin me iba a decir. —No te preocupes, no llames a nadie, puedo sola. Haz hecho suficiente por mí hoy.
Sonreí de la manera más sincera, aunque fue una sonrisa nerviosa, e hice el intento de ponerme de pie pero fue en vano. Mi tobillo dolía demasiado como para poder mantener todo el peso de mi cuerpo. Justin se había dado cuenta de que mentí, no puedo sola. Perdí el equilibrio al intentar ponerme de pie nuevamente, pero Justin evitó que volviera a caer al suelo. Me sostenía en sus brazo y yo intentaba escaparme de su mirada, no quería mirarlo directo a los ojos, no quería perderme de nuevo en ellos.
—¿Queda muy lejos tu casa? —me pregunta aun sosteniéndome en sus brazos.
—Estoy bien, puedes bajarme —dije nerviosa. Tenía demasiado cerca su rostro, su olor era tan exquisito que de nuevo me estaba embriagando completamente.
—No, no sigas insistiendo —contestó de forma fría— ¿Dónde queda tu casa?
—Tres cuadras más allá —logré decir cuando él ya había empezado a caminar en dirección a mi casa. No sé cómo lo hizo pero tomó mi mochila que estaba en suelo sin dejarme caer y comenzó a caminar nuevamente.
—Justin... —hablé mientras el caminaba, pero como ya era de costumbre, él no me dijo nada— Bueno, no sé si me estás escuchando, pero... Gracias.
No me respondió nada, solamente me dedicó una mirada de dos segundos y luego la enfocó nuevamente en el camino.
Me sentía cómoda en sus brazos, como si no pudiera pedir nada mejor. Sentía, de vez en cuando, su respiración chocar con mi cara.
—¿Aquí? —preguntó luego de haber caminado alrededor de diez minutos.
—Sí, aquí —respondí mientras apretaba mis ojos con fuerza debido al dolor que estaba en mi tobillo.
—¿Estás bien? —preguntó Justin al notar mi dolor.
—Dime la verdad, ¿qué te duele? —musitó con un tono más suave... Me había perdido en sus ojos y en su profunda voz.
—El tobillo y la rodilla.
—Mierda, quizá es grave.
Esperen... ¿acaso le importo? ¿En serio? No puedo creerlo.
—Te bajaré, pero sujétate de mí... No apoyes tu pie ¿sí? —me indicó mientras llegaba hasta la entrada de mi casa. Me pasó mi bolso para que buscara las llaves. Abrí la puerta lo más rápido que pude y Justin volvió a cagarme hasta el sillón de mi casa.
—¿Dónde queda tu habitación? —preguntó volviendo a su tono frío.
—Arriba —sonreí, señalando la escalera, todavía estaba nerviosa. Como de costumbre, no dijo nada y subió en silencio las escaleras conmigo en sus brazos. Estos serían los últimos segundos que disfrutaría en sus brazos. Estaba tan cerca de sus labios, un poco más y ya nos rosábamos el uno con el otro y, puede sonar como zorra, pero me hubiese gustado que pasara. No pasará, no lo haría, nunca, nunca pasará.
Tomé un bocado de aire para quizá guardar su dulce olor… Definitivamente estoy enloqueciendo... ¿Cómo pude decir eso?
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