Flashback.
Justin se detuvo a medio camino. Se dio la vuelta para mirarme, espero que desde dónde esté no pueda ver mis lágrimas.
—Espero que algún día puedas perdonarme —musitó por último para continuar con su paso rápido. Lo seguí con la mirada hasta que de a poco se fue haciendo cada vez más pequeño para luego desaparecer por completo de mi vista.
Fin Flashback.
¿Qué pudiese perdonarlo? ¿Y cómo mierda quería que lo perdonara si él había causado el dolor más grande que he sentido? No puedo creer que ni siquiera fue capaz de mirarme a los ojos para decirme eso. Es un maldito idiota, nada más, ni nada menos. Había sido su maldito juguete durante bastante tiempo, en lo que me había prometido amor eterno, me habría prometido el mundo entero y ¿Para qué? Por una maldita apuesta. Qué fácil, ¿no? Jugar con alguien, enamorarla, para luego dejarla y listo. ¿Qué hice mal para merecerme todo esto?
Me levanté del suelo arrojando el celular contra la pared haciendo que éste se desarmara. Obviamente no lo arrojé con la fuerza suficiente para desarmarlo, pero se había salido sus partes.
—Debes ir al colegio, _____ ¿sí? —insistió mi mamá por milésima vez.
No había asistido en toda la semana, hoy era viernes, al menos hoy no tenía literatura dentro de las clases. No tendría que estar en el mismo salón que él. Aunque todo sería mejor si no estuviera en la misma ciudad que él.
—Está bien, iré —mostré una sonrisa obviamente fingida que logró engañar a mi madre.
—No sé qué tienes, ¿no quieres que te compre algo para el dolor de garganta?
《Tengo dolor por dentro, mamá》. Quise responderle aquello, pero no quería sus cuestionarios, son agotadores y tendría que recordar todo con Justin... Todo aquello que quería pasar cómo si no hubiese sucedido.
—No, estaré mejor. Creo que sólo me he resfriado, mamá. Estaré bien.
—Es un resfriado, quizá. Tienes la voz más ronca —acomodó un cabello detrás de mí oreja. ¡Sí! Gran resfriado que me diste Bieber, espero que disfrute de mi depresión a causa tuya. Dios, estoy hablando sola en mi mente, cómo si él pudiese escucharme.
✖✖✖
Saqué unos libros los cuáles me servirían para más tarde durante las clases que me correspondían hoy. Estaba en el recreo, el cuál duraba una maldita hora. Yo sacaba los libros increíblemente lento por no querer salir al patio. No quería arriesgarme a toparme con su mirada penetrante de nuevo.
Unas manos se apoderaron de mis ojos y mierda... no podía ser.
—¿Quién soy?
Sentí la voz gruesa de un chico.