Capitulo 16

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"Porque no te quiero Perder."

Esas palabras resonaban en mi mente una y otra vez. ¿En serio no me quiere perder? Ahora sí estoy más confundida que antes, no entiendo absolutamente nada acerca de Justin. Me tenía confundida, aunque al mismo tiempo una sonrisa enorme se dibujó en mi rostro cuando recordé lo que había dicho pero se borró de inmediato al pensar ¿Qué puede ser lo que me oculta Justin? Debe ser demasiado grave para que no me lo quiera decir. 

Toqué mi mejilla donde anteriormente se habían posado los suaves labios de Justin, los cuales, hace algunas horas estuve a punto de saborear. ¿Por qué no lo besé? Las ganas no me faltaban. Pudo ser el destino que no quiso que nos besáramos, pero ¿qué mierda me importa el destino? Yo quería besarlo... ¿Qué acabo de decir? 

—¿Qué haces allí parada _____? —escuché decir a lo lejos haciéndome salir de mi nube de pensamientos, era mi madre desde la puerta de mi casa. 

—Lo siento —me disculpé mientras corría para llegar a su lado. 

—¿Quién era él? —preguntó una vez cerrada la puerta.

—Un compañero de clases —respondí de la manera más corta que pude. No quería más preguntas, sólo quería acostarme e intentar conciliar el sueño. Además, no quería contarle acerca de Justin, no quería que nadie se enterara de que yo tenía alguna clase de amistad con él ¿amistad? ¡Por favor! quiero besarlo, amo estar con él y mi corazón se agita cada vez que siento sus manos en mi cara. ¿Qué mierda estoy diciendo?... Un revoltijo, casi haciéndome vomitar, llegó a mi cuerpo al recordar a Erick. 

Me recosté en mi cama pensando en todo lo que había pasado esta semana. Me pregunté una y otra vez que era realmente lo que yo sentía por Justin. 

—¿Puedo pasar? —habló mi madre tocando la puerta levemente con la mano. 

Traté de parecer normal despejando mi mente de todas aquellas dudas. 

—Sí, adelante —dije sonriendo— ¿Qué ocurre? —pregunté. 

—¿Qué te ocurre a ti, _____? —me interrogó sentándose en la cama. 

No, por favor. No quiero que me pregunte sobre... lo que sea. No quiero hablar. 

—Desde que entraste a la escuela te comportas de una manera extraña —me miró confundida. Me acomodé quedando en la misma posición que ella. 

—Es por lo de Erick... lo extraño, ya sabes —mentí descaradamente. 

—Te conozco, soy tu madre, sé que no es eso —me miró sonriendo mientras acariciaba mi mejilla, en donde, anteriormente Justin había posado sus labios— Puedes confiar en mí. 

Me quedé callada mientras sonreía fingidamente intentando buscar una excusa creíble pero nada venía a mi mente, nada más que el rostro de Justin. 

—¿Es por ese chico? El que te vino a dejar —preguntó como si estuviese leyendo mis malditos pensamientos. ¿Las madres pueden hacer eso?

—¿Acaso me espiabas? —pregunté soltando una risita nerviosa. 

—Puede ser —respondió riendo— ¿Cómo se llama?

—Justin —suspiré— Justin Bieber. 

Ella asintió con la cabeza esperando que le confesara todo. 

—Mamá, tu sabes que amo a Erick, es mi novio y mi mejor amigo, pero Justin está comenzando a hacerme dudar de los sentimientos que tengo hacía Erick —dije rápidamente mientras sentí como un nudo se formaba en mi garganta. 

—Tranquila —indicó mi madre tocando mi cabello— Dime... ¿Qué sientes cuando estás con Justin?

—Yo... siento que no hay nada que me haga daño, me siento protegida pero a la vez nerviosa cada vez que me abraza. Siento como electrochoques en mi interior cuando me mira a los ojos... Nunca había visto a alguien que me hiciera perderme en sus ojos o que tuviera una sonrisa tan hermosa —finalicé mientras sentía como mis ojos se cristalizaban. 

—Está bien —me tranquilizó— Ahora, dime ¿qué sientes por Erick?

—No lo sé —musité tratando de encontrar palabras— Me trata tan bien... 

—No te estoy preguntando como te trata —me interrumpió— Si no que sientes cuando él te abraza o cuando te besa. 

—Yo... no lo sé —dije entrecortando mis palabras. Yo amo a Erick, lo amo, he estado con él desde que llegué a esa escuela más o menos. Él siempre ha estado para mí, es sensible, tierno, romántico, nunca peleamos, siempre me hace sentir perfectamente bien.

—Hija, creo que tu sola tienes que darte cuenta... 

—¿Cuenta de qué? —interrumpí alzando mi voz. 

—De que tu amor por Erick quizás es un cariño de amigos. 

Se levantó de mi cama y caminó fuera de la habitación después de cerrar la puerta lentamente dejando mi cabeza llena de aún más dudas. ¿Cariño de amigos?

 

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