Lo miré de manera sorprendida ante aquellas palabras. Justin, el mismo Justin Bieber, el chico rudo, frío y complicado que tenía miles de historias alrededor de él ¿me estaba pidiendo de alguna forma indirecta disculpas? Fue extraño, tengo que admitir, pero me gustó, su disculpa me pareció sincera, fue lindo. Le mostré una pequeña sonrisa y él me respondió de forma igual. Nunca lo había visto sonreír y nunca había visto a alguien con una sonrisa tan hermosa, era como una sonrisa perfecta, como esas de comercial.
Sus ojos eran hermosos ¿lo había dicho? eran preciosos. Como quisiera perderme con él, conocer su lado dulce, su lado romántico, digo, si es que tiene... conocerlo bien.
Seguíamos con la mirada fija cada uno en el otro, bajé mi rostro sintiendo como mis mejillas se tornaban de un color rosado o quizás rojo. De inmediato sentí como su mano tomaba mi mentón con delicadeza provocando un choque eléctrico por todo mi cuerpo. Sentía cosas raras en mi estómago, cosas, que nunca había sentido. Nuevamente me encontré con sus ojos.
—¿Qué dices? ¿Quieres que comencemos de nuevo? —preguntó corriendo un mechón de mi cabello que caía por mi mejilla, tapándome un poco la vista, para ponerlo detrás de mi oreja.
—Tendré que pensarlo —respondí bromeando mientras una sonrisa sincera y pura adornaba mi rostro.
Tomé mis cosas mientras me levantaba de mi asiento y me quedaba de pie junto a éste. Justin me miraba de forma extraña, como si estuviera loca o algo parecido.
—¿Está ocupado? —pregunté con una sonrisa en la cara a punto de reírme.
—¡Oh! —musitó como entendiendo lo que trataba de hacer— No, siéntate.
—Gracias, me llamo ______ —le dije estirando mi mano izquierda para que luego Justin la tomara y desatara un escalofrío en todo mi cuerpo.
—Mucho gusto, _____, me llamo Justin —habló mientras nos separábamos debido a que tocaban el timbre del receso.
—Debo irme, Justin, fue un agrado conocerte —hablé musitando las primeras palabras algo apenada, y la última frase con una sonrisa.
—No te preocupes. Nos vemos mañana —se despidió con una mirada dulce.
—Hoy en la tarde —me miró extrañado— La biblioteca —le recordé.
—Oh, no, no te preocupes. Puedo sólo.
—No me importa, de todas maneras iré. Nos vemos Justin.
Me despedí tomando mi mochila y haciéndole una pequeña señal con mi mano amistosamente. Salí rápidamente del salón… ¿Qué había pasado? Me dirigí rápidamente hacía el baño, aun no lograba asimilar todo esto. Al fin pude hablar de una forma "amistosa" o algo así, con Justin. Me miré en el espejo unos segundos, mientras se formaba en mí una boba sonrisa. Sentía que todo mi cuerpo estaba temblando, llevé una mano hacia mi boca tratando de ahogar el suspiro que se quería salir por mi boca… Respire profundo tratando de que mis neuronas volviesen a reaccionar de forma correcta, esto no me podía estar pasando, era obvio que estaba sintiendo cosas fuera de lo común por Justin… Erick, oh maldición.
Mojé mi rostro tratando de evitar los miles de pensamientos y preguntas que se comenzaban a formar en mi mente. Miré por último mi reflejo tratando de aparentar estar bien pero por dentro sentía como mi mundo se derrumbaba… Salí del baño rumbo a mi siguiente clase, matemática, como odiaba esa clase.
Estuve todo el resto del día, como suelen decir, en las nubes. A cada segundo venia su hermosa sonrisa a mi mente, y sus palabras, era tan increíble cómo pudo cambiar todo mi mundo en solo tres días de conocerlo bien y hablar con él. Aquella manera de levantar mi mirada y luego poner mi mechón de pelo detrás de mi oreja fue tan dulce, que me hizo sentir tan débil, tan pequeña a su lado.
Una boba sonrisa nuevamente se me escapo al recordar cómo me había defendido del profesor Roark, ¿Defendido? bueno no fue tan así, pero fue algo por el estilo, fue un gesto dulce…. Un revoltijo se me hacía en mi estómago al recordar a Erick.