—¿Es por ella que ya no pasas tiempo con nosotros? No sabes lo mucho que se enojaría el jefe si se entera de esto —lo amenazó con una sonrisa malévola. ¿Quién era ese chico? ¿Quién demonios es el jefe? ¿Y este chico? No entiendo nada de lo que está pasando. Mi cuerpo estaba temblante. Mi respiración era agitada y estaba nerviosa.
—Tú no le vas a contar a nadie —dijo Justin mientras me corría a un lado y sacaba una pistola de su espalda. Mierda. ¿Qué mierda hace Justin con una pistola en su espalda? Me quedé helada cuando apuntó al chico con la pistola, ¿lo irá a matar? ¿Éste es el Justin del que todos hablan? Una lágrima volvió a correr por mi mejilla, no entiendo cómo pude ser tan ciega, tan estúpida.
—Tranquilo Justin... —dijo el muchacho levantando sus brazos— Mejor te dejo sólo con la princesita —finalizó éste para marcharse de un segundo a otro. Justin se giró hacía mí, dio un paso acercándose y yo retrocedí inmediatamente. Tenía miedo del Justin que comenzaba a aparecer. Rogaba porque todo esto fuese una pesadilla, una horrible y pésima pesadilla.
—Por favor... _____... —dice Justin mientras se acercaba más y yo seguía retrocediendo hacía la salida del callejón.
—No quiero volver a verte... —digo con un nudo en la garganta— Yo confiaba en ti, ¿por qué nunca me dijiste acerca de todo esto? Tú... tú no eres el Justin del cual yo me enamoré.
Salí corriendo hacía la calle, mientras escuchaba cómo el gritaba mi nombre pero no me importó. Ni siquiera puedo creer que le haya dicho que me enamoré de él. ¿Me enamoré de él? Lo dudo. Fueron sólo palabras vacías que salieron de mi boca sin querer, es obvio que no estoy enamorada de él, es sólo que... comenzaba a tenerle cariño.
(...)
Era martes, el día anterior no quise ir al colegio. Aún pensaba en lo que pasó hace algunos días, cuando conocí al verdadero Justin. No quiero volver a verlo, siento que he sido una tonta, una tonta por... mierda, quizás si me he enamorado de él o al menos me enamoré del Justin que creía conocer. He sido una estúpida, no puedo enamorarme en semanas, esto está mal, no es más que una ilusión. Mis ojos estaban rojos e hinchados, había llorado mucho, más de lo suficiente. He llorado cómo nunca en mi vida lo había hecho antes. No he parado de pensar en él, en su risa, sus ojos, su hermosa y brillante sonrisa, y su boca... que tantas veces estuve a punto de probar.
No sé muy bien que es lo que hace realmente Justin con ese tipo de gente, sé que no lo necesita, se ve de dinero suficiente y de sobra. Miles de veces me he preguntado qué hará... ¿es narcotraficante? ¿Roba? ¿Mata? Si tan sólo hubiese sabido de esto desde el principio, quizá podríamos ser amigos, yo podría ayudarlo en lo que sea que esté metido.
Camino por los pasillos del colegio rumbo a la clase de literatura, no quería entrar, sé que me mataría volver a verlo. Cuánto deseo que esto sea una pesadilla. Tomé un poco de aire, pero sólo logré ponerme aún más nerviosa. Di un paso y entré, no sé porque lo hice, quizá por instinto.
Allí estaba él, con la mirada tan profunda, los ojos más hermosos que he visto jamás. Se levantó de su asiento y se quedó de pie mirándome fijamente. "Hablemos" fue lo que dijo en un susurro, yo sólo negué con la cabeza mientras sentía que un par de lágrimas se desprendieron de mis ojos rodando por mi mejilla...
