Primer pecado mortal

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BAEKHYUN

Después de ese horrible día cargado de peleas sin sentido, pensé que lo mejor era que todos descansáramos para poder empezar un nuevo día. Tal vez el sueño nos ayudaría a organizar nuestros pensamientos y los demás dejarían de pensar en matar a todos los habitantes de esa casa.

Lamentablemente, no pude descansar demasiado porque mi estómago comenzó a doler. No tenía gastritis o feos retorcijones de intestinos. No. Era el bebé. Cuando me acosté, pude sentir claramente una fea bola nadando en el centro de mi barriga. Jamás había podido sentir realmente al feto y creí que no era posible cuando el embarazo estaba poco desarrollado, pero el movimiento del bebé me dejó claro que yo estaba equivocado.

Llámenme enfermo, pero odié esa sensación. Es como si estuvieran tranquilos viendo las nubes pasar y de repente sienten toda la forma de su lengua dentro de su garganta asfixiándolos con la sorpresa; o cuando están asustados y sienten -literalmente sienten- sus ojos dilatarse del miedo. Son cosas que siempre están en su cuerpo, pero que pasan desapercibidas todo el tiempo. ¿Estoy demasiado loco? Bueno, igual podría decirse que tenía miedo de sentir al bebé porque también tenía miedo de que alguien nos hiciera daño. A él y a mí.

La última vez que había tenido la esperanza de tener a mi bebé entre los brazos, me habían quitado las posibilidades en una semana. Era absurdo lo que la vida hace para hacerte infeliz. Es decir, antes quería que el bebé naciera y lo mataron, y ahora no quería que naciera pero el feto estaba intacto. En cualquier momento alguien podía deshacerse de él por todas las tensiones y desconfianza que se estaban acumulando, y yo no iba a dejar que eso pasara.

Además, ni siquiera sabía quién carajos era el padre. Era horrible y me daba miedo. Primero había sido violado por un montón de matones, de los cuales no recordaba ningún rostro, y luego había tenido sexo con ChanYeol.

Por más cobarde que sonara, no iba a esperar a que naciera para que mi hijo me dijera con sus genes quién era su padre. Recordar aquello me dio un asco profundo, lo cual me provocó nauseas fuertes y tuve que levantarme de la cama. Antes de entrar al baño frente a la sala, agarré un gancho para ropa de alambre, dejando la prenda en el suelo sin darle mucha importancia.

Entré, temblando cada vez más fuerte al procesar lo que estaba a punto de hacer. Iba a ser doloroso, cobarde y una decisión algo precipitada, pero era algo que no podía esperar demasiado. Es decir, KyungSoo ya estaba al tanto de que estaba embarazado, así que en cualquier momento esa noticia se iba a salir de sus manos a menos que dejara de ser realidad.

Cerré la puerta detrás mío con seguro para prevenir el caso de que alguien le diera por entrar justamente a ese baño. Luego cerré la tapa del retrete y me senté unos minutos para respirar profundamente. Me pasaba las manos por el cabello intentando tranquilizarme, esperando que la convicción llegara a mí. Es decir, quería estar realmente seguro acerca de lo que estaba a punto de hacer.

Pero esa seguridad nunca llegó y mis manos comenzaron a temblar, lo cual me hizo sentir casi enfermo. Nunca vomité, pero un nudo en medio de mi garganta me dificultaba pasar saliva. Me levanté porque estando ahí quieto me había dado frío y me senté en la bañera. Aún tenía la ropa puesta, porque seguía batallando en mi interior.

Al final solté un suspiro y me quité los pantalones para luego coger el alambre. Lo tomé entre mis manos mientras lo miraba de cerca, esperando que no tuviera demasiadas bacterias. Sin estar demasiado convencido por lo que estaba haciendo, estiré el gancho de ropa hasta que solo fuera un cable delgado y filoso de alambre.

Después lo acerqué al centro de mis piernas y rogué con los ojos cerrados que todo saliera bien.

—Aquí vamos —susurré con voz quebrada.

Margen Penitenciario de TonaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora