BAEKHYUN
Soñé que tenía un bebé en brazos. Era mío. Al fin, mío. Eso me decían todos, pero no se sentía correcto. No era mío. Mi bebé jamás nacería, ni siquiera podría conocerlo. Ver sus ojos y saber si se parecía a mí. O a él. O a ChanYeol. O a un monstruo. Y, efectivamente, eso era. Lo que yo tenía en brazos era una criatura horrible que realmente no se movía, porque no podía respirar.
Asustado, lo dejé caer al suelo, y solo entonces lo vi moverse. Lloraba y gritaba, pero no quería recogerlo. Era horrible, tenía un alambre atravesando su cuerpo, y cada vez sangraba más. Sus quejidos eran los de una persona mayor, no los de un bebé, que luchaba por ser escuchado a través de una tela. Estaba pidiendo ayuda. ¿Quién? ¿Por qué su voz me era familiar?
Abrí los ojos despacio, descubriendo frente a mí los aspectos tranquilos de la habitación y a un moribundo LuHan envuelto en sábanas. A pesar de saberme despierto, podía seguir escuchando esos gritos angustiantes. ¿Por qué cosas malas seguían sucediendo? ¿Por qué no podían dejarme en paz?
SeHun entró a la habitación con sudor en la frente y la camiseta, y se sorprendió cuando me vio despierto. A pesar de su reacción, vi con calma cómo él se daba media vuelta para salir del cuarto y dejarme solo de nuevo. Todo me estaba dando vueltas, como una resaca, y el sonido del portazo no me ayudó en nada.
Tuve que rodar sobre mí mismo para poder toser sangre con toda la tranquilidad que pude encontrar. Al final lo que estaba saliendo de mí no era tos sino sangre en coágulos oscuros. Lo dejé pasar y volví a acomodarme en el colchón para pasarme una mano sobre el vientre y calmar al bebé, intentar hacerle creer que nada malo iba a pasar.
Pero recordé que ya no había ningún pequeño humano dentro de mí, sino únicamente heridas y vendas cubriendo las múltiples cicatrices que había formado YiFan. Y era cierto, el olor a sangre había disminuido, pero el malestar seguía allí. De hecho, nunca se iría. Iba a permanecer ese mal sabor en la boca por el resto de mi vida.
La puerta volvió a abrirse con un agitado SeHun, solo que esta vez sí se acercó a mí y se sentó en el borde de la cama. Me levantó la camisa un par de segundos para mirar la curación improvisada que había hecho y luego me miró a los ojos.
—No estás sangrando, bien. —Reparó en el charco de sangre que había junto a la cama—. Al menos no internamente. Lo que sea, no te vas a morir como todos creímos.
—Qué mal —respondí con sarcasmo, porque de hecho no hubiera sido tan malo morir en esos momentos. Estaba cansado, asustado y solo. Todo era horrible.
—¿Te puedes parar? —Me preguntó el alto después de reírse con mi comentario. Me encogí de hombros—. JongIn ha salido de Tonalá y KyungSoo ha ido a buscarlo.
—¿Qué? —interrumpí sorprendido—. ¿No era ChanYeol quien iba a salir esta vez?
—Luego te echas a llorar. ¿No has escuchado nada de lo que dije? ¡JongIn está afuera y no hemos arreglado nada para encontrarlo! Por eso KyungSoo se ha robado las cosas de YiFan.
—¿Qué cosas? —pregunté aún confundido por lo que pasaba.
—El carro, su teléfono, la pistola... —Con sus palabras, me espabilé un poco sacudiéndome el sueño de encima.
—¿Y dónde está YiFan?
—Amarrado e inmovilizado. Se va a quedar en la casa quiera o no.
Bueno, al menos tenía ese asunto controlado. Agradecí no tener vecinos en varios kilómetros a la redonda, porque hasta yo sabía que algo extraño pasaba dentro de la casa por el alboroto.
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Margen Penitenciario de Tonalá
Fanfiction《 Te voy a sacar de éste horrible lugar. 》 Eso fue lo que ChanYeol le había prometido a BaekHyun, y a pesar de que las cosas se pusieron complicadas en el proceso, al final cumplió con su palabra. Ahora uno estaba adentro y otro estaba fuera. Debían...