EXTRA | YiXing

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Mi primer contacto con la Penitenciaría de Tonalá fue Lee Byung-Hun. Yo había estado ejerciendo mi trabajo como policía desde hacía un par de años, a veces patrullando las calles de barrios peligrosos en la noche y a veces escoltando a personas que necesitaran de protección. Me estaba aburriendo tanto con lo que hacía que me decidí a hacer un gran cambio en mi vida: me fui a la cárcel local y pedí un trabajo allí.

Al parecer podía hacer guardia en el interior de las instalaciones junto a los celadores. A diferencia de ellos, nosotros los policías teníamos el permiso de portar armas como los tasser. Las armas de fuego estaban descartadas debido a que el Centro prefería no correr el riesgo de poner en manos equivocadas una pistola en caso de algún accidente.

Iba a aceptar el trabajo, pero Lee me dijo que era un poco degradante trabajar en ese lugar. Entre menos tuviera que ver con los prisioneros, mejor. Entonces él mismo mandó mi aplicación al trabajo de investigaciones y, debido a su carta de recomendación, fui admitido pronto. Tuve un cubículo propio de trabajo, me daban casos sencillos para atender y mi horario era de ocho horas diarias.

Me metí tanto en el asunto que comencé a dormir en las oficinas, averiguar hasta el cansancio lo que estaba detrás de cada delito y resolver cada uno de mis casos, lo que de por sí era bien complicado. El director de seguridad pública del gobierno notó mi desempeño y un día me llamó a su oficina. Yo estaba emocionado y desde hacía mucho tiempo había decidido dejar la modestia a un lado: todo lo que había construido para mí fue a punta de esfuerzo y dedicación.

Ese día me presenté en su oficina y allí conocí a Kim HeeChul. Más que ser una persona de autoridad, él terminó siendo un gran amigo. Me habló sobre mi asenso y desde entonces ha sido una gran ayuda para mí. Al parecer la admiración venía de ambos lados.

Seguí dedicándome al máximo con mi deber y cada vez me sentía mejor conmigo mismo. Jamás involucré mis sentimientos con los casos que me ponían en frente porque las cosas podían tornarse oscuras; me encargué de conservar mi distancia. Todo había salido bien hasta el momento y la gente ya me reconocía por mi talento y audacia.

Sin embargo, todo cambió cuando, un día, Lee Byung-Hun me llamó para reunirse conmigo en una cafetería. Supuse que quería hablar conmigo después de tanto tiempo de distancia. Yo no pude rechazarle la invitación porque gracias a él había logrado salir adelante en mi trabajo. Fui puntual y lo recibí con una gran sonrisa. Lo escuché hablar de su vida, yo le conté otro poco de la mía y la conversación fluyó.

―Sabes que en Tonalá hay muchos problemas. Todos los días aparece uno nuevo. A veces pienso que debí haberte dejado en el Centro para que nos ayudaras a descubrir todo lo que se esconde adentro ―dijo Lee con una sonrisa―. Es una locura, de verdad.

―¿Estás tratando de decirme que quieres que vaya a trabajar en ese lugar? ―pregunté extrañado. No quería dejar mi puesto actual porque me había costado mucho llegar hasta ahí.

Él negó con la cabeza―. Sólo quiero comentarte el caso. Tal vez tú puedas darme una mejor idea sobre lo que está pasando ―después de que asentí, él se preparó para hablar―. Sabes que me llegan perfiles de jóvenes recién graduados que esperan conseguir un trabajo todo el tiempo. Debo leerlos todos y ver en dónde los puedo ubicar según sus aptitudes.

―Claro, eso fue lo que hiciste conmigo―respondí con una sonrisa―. Incluso cuando no debes darles trabajo a todos, tú intentas hacerlo. 

―No soy tan bueno como piensas―soltó, dejándome sorprendido―. Últimamente he cometido muchos errores. Mi esposa se ha ido de la casa después de pedirme el divorcio y eso me ha dejado muy estresado.

―Lo siento mucho.  ―dije sin saber qué hacer frente a él. 

―No vine a hablarte de eso. Vine a contarte lo que está pasando en Tonalá desde hace poco tiempo ―Me incliné hacia adelante con interés―. Desde hace ya un año más o menos, le di trabajo a un joven, YoonGi, para que sirviera de abogado a los reclusos que no tenían defensa legal. He intentado ayudarlo con muchas cosas para que salga adelante e incluso, hace un par de semanas, le di trabajo a su prima como guardia. Ella comenzó a trabajar ayer.

Margen Penitenciario de TonaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora