KYUNGSOO
Una casa sola, dos cuerpos necesitados y el vacío de por medio. Esos éramos JongIn y yo. Estábamos atrapados allí, en aquel lugar frío que en realidad no nos estaba reteniendo. Nosotros conseguíamos endurecer nuestros corazones e ignorar la luz del sol, pronto oculto en el oeste, al igual que la presencia del otro.
Yo lo miré cuando él ya lo estaba haciendo. Le sonreí. Él apartó la cara y me dejó allí rogando en silencio.
Se levantó y se fue a su habitación. Yo lo imité con un poco de miedo al esperar una dura reacción de su parte. Yo sabía que él quería estar a solas o, al menos, apartado de mí. Yo no le estaba dando la oportunidad de hacerlo porque insistía en que mi rostro estuviera siempre en su campo de visión. Eso pareció desesperarlo porque, una vez notó que yo estaba con él en la habitación, me gritó mientras señalaba la puerta.
—¡Largo! ¿No entiendes que no quiero verte? ¡Dije que te largues!
Entonces yo di un paso en frente porque no pensaba obedecerle.
Si ya le provocaba rabia, aquel acto de valentía pareció irritarlo aún más. Caminó veloz hasta mi posición y, en lugar de depositar un fuerte golpe en mi mejilla como en la mañana, me agarró duro del brazo. Su toque era brusco mientras me jalaba en dirección a la puerta, obligándome a abandonar la habitación.
Yo estaba decidido a quedarme con él hasta que se le bajaran los nervios y pudiera perdonarme de una buena vez, así que pisé fuerte el suelo y apreté las piernas para contrarrestar sus jaloneos. Él era fuerte y decidido; yo era pequeño y psicópata. Supe que debía usar las palabras, ya que en ese momento era la única ventaja que tenía sobre el moreno.
—¡No, JongIn! ¡Espera! —Él no me prestó atención. Sólo siguió arrastrándome en dirección a la puerta—. ¡Tengo que decirte algo importante! ¿No quieres escucharlo?
Él se detuvo con la respiración agitada y se giró para verme a los ojos.
—¿Sabes qué quiero ahora? Quiero que te largues de esta casa y nunca vuelvas, KyungSoo. —Su voz se quebró desde ese momento. Para mí fue tan repentino que sus ojos aguados me quitaron el aliento—. No eres el mismo que conocí hace unos años. Estás loco. Jamás me hubiera sacrificado por ti, jamás habría llegado a Tonalá para encubrirte, si hubiera sabido lo enfermo que estás en realidad.
—¿Quieres hablarlo con calma? Ahora mismo estás haciendo un espectáculo —interrumpí, sintiendo ganas de golpear algo con mucha fuerza.
JongIn se limpió un par de lágrimas con el dorso de la mano mientras se calmaba notablemente.
—Quiero hablar ahora de esto. ¿Sabes que hasta el momento sólo me has enseñado a odiarte? Ojalá nunca te hubiera conocido. Me arrepiento tanto de haberte dado todo de mí... ¡No sabes cuánto quiero que te largues de aquí, y pronto! Esto se ha vuelto una pesadilla por tu culpa.
—YiFan también estaba haciendo las cosas complicadas. ¿Me vas a culpar de todo a mí? —dije aparentando tranquilidad.
—Desde que llamaste a BaekHyun para pedirle el dinero, todo se salió de control. Te dije que no lo hicieras un millón de veces pero, como siempre, decidiste ignorarme.
Iba a responder con un comentario sarcástico, pero preferí ahogarnos en silencio. El momento lo merecía. JongIn necesitaba que yo dejara de meter la maldita pata por una vez en mi vida. Conté quince segundos en mi cabeza antes de acomodarme bien la ropa que la pelea anterior me había desordenado. Bajé mi cabeza y supe que debía otorgarle la razón al menor. Él se había cansado de mí y yo, de la situación. De repente me sentí rendido y cansado ante todo.
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Margen Penitenciario de Tonalá
Fanfiction《 Te voy a sacar de éste horrible lugar. 》 Eso fue lo que ChanYeol le había prometido a BaekHyun, y a pesar de que las cosas se pusieron complicadas en el proceso, al final cumplió con su palabra. Ahora uno estaba adentro y otro estaba fuera. Debían...