Capítulo 18

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En Varnow había un descontrol total en los calabozos después de que Durfen apareciera buscando a Arián, el cual no se encontraba y todos los guardias y demonios que rondaban por ahí habían sido asesinados.

Sin embargo, no se trataba de un ataque de Baltazar, su esencia no se encontraba en todo el perímetro de la ciudad. De hecho, no había señas de alguna criatura que hubiese hecho tal atentado, y eso era lo que impedía que Durfen se tranquilizara. ¿Qué clase de ser era capaz de ocultar su rastro al punto de ser inexistente?

Tras horas tratando de averiguarlo, sin llegar a nada contundente, Durfen volvió a sus aposentos.

Apenas entró vio a Hermy mucho mejor que antes, el chico cambiaba al pequeño bebé que parpadeaba agotado. Durfen se había encargado de dejar los insumos necesarios para el cuidado de ambos niños, sin embargo, el más difícil de atender era el híbrido, pues era como un bebé común, en cambio el dragón no representaba mayor problema.

Hermy se había encargado todos esos días de cuidar a sus hijos sin ayuda, aunque anteriormente cuando hacía algo tan sencillo como cambiarle el pañal solía tener dificultades por su propia condición, ahora se sentía un poco mejor, el dolor había disminuido notoriamente y sabía que era gracias a Durfen.

Cuando el demonio entró, Hermy le miró un breve momento y bajó de nuevo la mirada poniendo al pequeño en medio de la cama, pues notaba la tensión de Durfen y no quería que lastimara al bebé.

— ¿Qué carajo estás viendo? —cuestionó Durfen cuando Hermy volvió a mirarle desde donde estaba.

El chico tembló y bajó la cabeza negando, solo quería estar alerta por si iba a agredirle, no tenía intención de hacerle enojar.

—Ven aquí, necesito que veas algo. —le ordenó dirigiéndose al armario donde meses atrás había encontrado a Hermy. Aquel sitio donde también tenía sus alas como un trofeo.

El chico no obedeció de inmediato, recordando lo que había dentro se mantuvo quieto y no volvió a dirigirle la mirada. Durfen fue por él llevándolo a jalones, sus dos hijos ya estaban dormidos, así que Hermy se mordió los labios conteniendo un grito para evitar despertarlos y trató de seguirle el paso con el corazón a mil por hora.

Durfen le obligó a entrar y cerró la puerta quedando ambos en ese espacioso cuarto lleno de objetos, ropa y las alas que le había arrancado. Hermy no quiso mirarlas, aún sufría terribles dolores a causa de esa pérdida, aunque las heridas sanaran, su cuerpo aún las reclamaba.

—Voltea, solo te diré esto una vez y es importante. —advirtió Durfen tomándole el mentón con fuerza obligándole a prestar atención. —Esta puerta da a un pasadizo por el interior del palacio.

Abrió la puerta y entró haciendo que Hermy fuese por delante, el chico casi se cae, estaba muy oscuro y húmedo. Durfen encendió todas las antorchas a lo largo del pasadizo con un movimiento de su mano y continuó.

—Tal vez no sepas esto, pero el reino está en guerra y se aproximan batallas que podrían representar un verdadero problema. —explicó pasando su mano detrás de Hermy, bajando hasta su cintura para guiarle por el pasillo. —Si estoy mostrándote este pasaje, es porque necesitas saber qué hacer si ocurre algo realmente grave en el palacio y yo no estoy aquí.

Siguieron un poco más, Hermy se detuvo asustado cuando vio una enorme araña subiendo por la pared, le había tomado por sorpresa, pero fue mucho más sorprendente ver algo de luz natural al final del túnel, habían caminado unos minutos de bajada, pero no creyó que saldrían por ese sitio.

EL REY DE VARNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora