Capítulo 21

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Durfen intentó usar su magia para quitar los grilletes que retenían a Hermy, pero algo no andaba bien con él, quizá atacar el campo de fuerza bloqueó sus capacidades, si después de varias horas no lograba recuperarse de las heridas. Detestaba sentir esa vulnerabilidad.

Rompió las cadenas utilizando un martillo para forjar armas que encontró en aquel lugar, y al liberarlo cargó al chico para llevarlo a un río que pasaba no muy lejos del refugio, le ordenó a Zareth que se quedara ahí, sabía que una redada de los demonios que tomaron el castillo era muy posible, buscarían a los sobrevivientes para reducir enemigos.

Entró al río y bajó al chico que reaccionó alterado por lo helada que estaba el agua, jadeó abriendo los ojos y abrazó a Durfen intentando no ahogarse, sus pies no alcanzaban el fondo.

Durfen se relajó un poco, al menos logró hacerle reaccionar, pero Hermy comenzó a vomitar sintiéndose terrible.

—Perdón. —jadeó limpiándose la boca al terminar, soltó de inmediato a Durfen creyendo que se enfadaría por haberle vomitado casi encima, pero se hundió tragando un montón de agua.

El demonio alcanzó a sacarlo antes de que se ahogara y le sostuvo con firmeza mirándole a los ojos, el chico realmente estaba asustado, no era para menos, despertarlo de esa manera había sido brusco, y más estando en medio del bosque, Hermy se percató de eso y pareció confundido.

— ¿Dónde estamos? —murmuró el menor comenzando a preocuparse por sus pequeños. —Los bebés, Zareth y...

—La guerra comenzó, Varnow está en manos enemigas por el momento, Zareth está en el refugio esperando que volvamos.

— ¿Por eso estás herido? —preguntó el pequeño titubeando con su mano cuando quiso tocar una quemadura grave que apenas estaba notando en el pecho del demonio.

Durfen tomó su mano haciendo que la colocara encima de tal herida, sintiendo un escalofrío recorrerle.

—El bebé fue asesinado. —soltó viendo el rostro del chico cambiar completamente, jaló su mano y quiso alejarse de él con algo que iba más allá del miedo con el que solía mirarle. —Yo no lo hice, fue aquel imbécil, Baltazar. —siseó sosteniéndole con más fuerza de la necesaria.

—No, no es verdad, no... —jadeó el chico sintiendo que le faltaba el aire, no quería creerlo, golpeó a Durfen haciendo que le soltara y de nuevo se hundió tratando inútilmente de salir a la superficie.

El demonio volvió a sacarlo y le tomó ambas muñecas apretándolas donde ya había marcas de los grilletes.

—Este será el menor de tus problemas, ¿acaso no sabes lo que significa que tomaran Varnow?

—No, no entiendo. —sollozó Hermy. —Y no me importa, era tu reino, lleno de demonios, malos y crueles como tú. Mi bebé era bueno...

—Eso ni siquiera tú lo sabes, pudo crecer y convertirse en algo mucho peor de lo que imaginas, era diferente, tenía mi sangre y la tuya, y los dioses intentaron llevárselo, no era normal.

— ¡Era tu hijo! —exclamó Hermy mirándole con dolor.

Bajó el rostro recordando con quién hablaba, Durfen había demostrado cientos de veces que no tenía compasión, claro que no le importaba que mataran al bebé que tanto despreció.

El demonio le obligó a volver, llegando finalmente al refugio. Hermy fue a un rincón del lugar y se recostó en el piso sin ser capaz de aceptar lo que había sucedido. El pequeño dragón no se le acercaba, parecía susceptible a la vibra decaída y en extremo triste de su madre, aquello no era bueno, con todo eso era imposible salir a cazar, y el dragón bebé necesitaría alimentarse de la energía de Hermy para no enfermar, si el chico seguía en ese estado depresivo, sería imposible que su energía fuese absorbida por su hijo.

EL REY DE VARNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora