Capítulo 6

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Vladimir abrió los ojos sobresaltado cuando sintió algo empujándole a un lado. La visión se le había puesto algo borrosa, pero alcanzó a reconocer el olor a sangre fresca y a lobo, el cual estaba de pie frente a él, podía reconocerle estando tan cerca, igual que el animal muerto que le había llevado.

—Izar, creí que...

—Fui a cazar, ambos necesitamos alimentarnos, así que te traje algo. No está tan fresco, tardé al menos media hora en traerlo.

— ¿Puedo? —preguntó Vladimir tomando el cuerpo del ciervo con cierta precaución, pues no estaba completamente seguro de hacerlo.

—Para eso lo traje, ahora come.

El vampiro no lo pensó dos veces, no estaba en condiciones de exigir, en ese momento la sangre le sabía a gloria y no pudo parar hasta sentir que reventaría. Lo hizo tan rápido, que Izar se rio un poco mientras se sentaba del otro lado.

— ¿Realmente pensaste que te dejaría solo? —preguntó con ironía. El chico asintió sin despegarse de la presa. —Eres odioso, pero no lo suficiente.

—Gracias. —murmuró Vladimir apenas deteniéndose un segundo antes de volver a succionar.

— ¿Estabas durmiendo hace un momento? Pensé que los de tu especie no lo hacían.

Vladimir se separó el cadáver y limpió su rostro con el brazo respirando bastante agitado. Había sido más de lo que podía comer de un solo golpe, dejó el cuerpo a sus pies y se recargó en el árbol mirando a Izar.

—No, no dormía, solo descansaba. Es algo parecido a dormir, solo que los vampiros seguimos alerta.

—Claro, tan alerta que pude haberte matado mientras "descansabas".

—Estoy herido, mis sentidos comienzan a bajar de intensidad. —dijo pesadamente. —Quizá no debiste volver, agradezco la comida, pero...

— ¿Qué es lo que necesitas para sanar? —cuestionó Izar haciéndole callar. —Iré enseguida a buscar lo que sea, no perderé a alguien más, aunque se trate de ti.

—No quieres hacer esto, no te va a gustar. Ya tengo suficiente con que tu hermano intentara asesinarme, ahora serás tú quien lo haga.

— ¿Tan malo es? ¿Acaso necesitas una especie de pócima hecha con colas de lobos? —cuestionó con cierta burla, que desapareció cuando Vladimir desvió nervioso la mirada. — ¿Qué es?

—No te diré.

— ¡¿Crees que estoy jugando?! ¿Qué es lo que hacen los vampiros para sanar las quemaduras del sol? Si no hablas, será peor. —advirtió tomando su rostro con fuerza, lastimando las llagas que se le habían formado.

—Sangre.

— ¿Sangre de qué?

—No quiero decirlo. —gimoteó Vladimir cerrando los ojos para no ver su reacción.

— ¡Dilo!

—Sangre de lobos..., de hombres lobo como tú. —susurró asustado.

—Maldita sea. —Izar lo soltó poniéndose de pie. — ¿Cuántos de mi especie han sido asesinados por salvar a los tuyos?

—No lo sé, yo..., no...

— ¿Cómo lo hacen? ¿Los drenan para usar su sangre como cura? ¿La beben cada que salen a pasear para que no les afecte el sol?

—La untamos sobre las quemaduras. —murmuró Vladimir mirándole arrepentido. —Mi familia tenía bancos de sangre donde hacían eso que has dicho, drenarlos, pero, un solo cuerpo podía servir para muchos. —trató de suavizar la realidad, pero no sirvió de nada.

EL REY DE VARNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora