Capítulo 10

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Pasaron algunas semanas de aquel allanamiento al castillo, por más grupos de búsqueda que salían de Varnow tratando de encontrar a Baltazar y sus hermanos, ninguno lograba volver con noticias al respecto, pero aprovecharon aquellos viajes para reclutar grandes cantidades de demonios dispuestos a servir a su rey.

La búsqueda continuaba mientras el ejército de Durfen iba en aumento. Él aparentaba no darle mayor importancia al asunto, sin embargo, su concejo y La Orden coincidían en que no deberían tomarlo a la ligera, pues de prueba estaban los Elfos, con un mensaje de su lejana ciudad diciendo que todo había sido destruido por los tres demonios que ya atemorizaban a muchas de las especies de seres mágicos. La ciudad de los Elfos acabó destruida casi en su totalidad, los miembros de la realeza fueron capturados y nadie entendía por qué no les asesinaron también.

Dentro de sus aposentos, el rey de Varnow mostraba la realidad en su semblante tenso y furioso, Hermy rogaba para que él no se desquitara con su cuerpo, pues tenía cada vez más rasguños que ya habían dejado de sanar, más golpes y más dolor.

La magia de Hermy había decaído drásticamente por el embarazo, su bebé absorbía toda su energía y la poca que obtenía de Durfen durante la copulación forzada, por ello cada vez estaba más lastimado.

Esa noche en especial sentía un dolor extraño en su vientre, el cual se sobresalía bastante, un mes no eran suficientes para que tuviera ese tamaño, bueno, llevaba al menos un mes y una semana de gestación según lo que Durfen decía al respecto, quizá un poco más, aun así, su vientre se notaba demasiado en tan corto tiempo.

Trataba de levantarse y resultaba demasiado difícil, pero logró hacerlo y casi se cae cuando escuchó la puerta abrirse. Miró angustiado al demonio que entró, le temía más cada día, sobre todo porque aun esperando a su hijo, Durfen le trataba terrible. Lo único que parecía importarle era el bebé, y eso a medias, pues al forzarle a tener sexo no tenía cuidado alguno de no causar daño.

El rey le miró con desgana, el aspecto de aquel chico cada vez era más deplorable, casi al punto de provocarle rechazo, esa noche no tenía intenciones de tenerlo, su cara enfermiza le fastidiaba demasiado.

— ¿Piensas quedarte ahí? —cuestionó molesto caminando hacia la cama.

Hermy negó de prisa y caminó casi corriendo hacia el baño.

Tardó unos minutos, volvió temiendo lo peor, pero al llegar a la cama vio un extraño atuendo sobre su acostumbrado rincón.

—Esto... ¿quieres que duerma en el piso? —preguntó confundido, a veces Durfen le echaba de la cama, no era raro, pero nunca había llevado nada como eso, no parecía ropa suya, era algo muy pequeño como para quedarle.

—Me molesta ver tu cuerpo, cada día eres más molesto a la vista. —siseó Durfen mirándole disgustado. —Tendrás que usar eso de ahora en adelante.

Hermy casi lloraba de la felicidad, había pasado completamente desnudo todos esos meses, desde que comenzó a ser torturado por ese demonio. Tomó la prenda y se la puso tan rápido como podía.

Era como una túnica de manga larga que cubría hasta sus rodillas, la tela era suave y blanca, caía por su cuerpo y su vientre podía verse aún bajo aquello, se sentó con cuidado en la cama tratando de ignorar el dolor que tenía en la columna, pero sobre todo el de su trasero.

— ¿Qué es todo eso? —cuestionó Durfen señalando una esquina de la habitación, del lado donde Hermy dormía.

El chico se paró de inmediato y fue a recoger las sábanas del piso, durante el día las había puesto ahí, llevaba días haciéndolo, sin embargo, las recogía antes de que Durfen volviera, pues no quería que se enfadara.

EL REY DE VARNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora