Capítulo 26

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—El reino ha sido abandonado. —dijo Arnoz entrando a la cabaña. —Bueno, solo quedan sobrevivientes, Redén se ofreció a buscar a cualquier herido en los alrededores.

Durfen suspiró de mala gana, ¿qué clase de juego estúpido era ese? Baltazar le dejó claro que, si se marchaba llevándose a Hermy, destruiría Varnow. Le parecía extraño, pero en vista de las circunstancias lo correcto era volver, había mucho trabajo si quería tomar posesión de lo que le pertenecía.

Le molestaba, por supuesto, le resultaba por demás humillante y deseaba asesinar a esos malditos hermanos que tan fácilmente le arrebataron su reino, pero con todo lo que había sucedido, esos tres idiotas no era prioridad, de hecho, su ausencia le permitía concentrarse en aquel impostor que estuvo suplantando a Grim, pues aún no sabían qué pretendía, tampoco parecía encontrarse cerca.

Tenía que dejar de perder el tiempo en tonterías y retomar su posición. ¿Qué le estaba pasando? Últimamente cometía cada vez más errores, iniciando con ser el primero en atacar y permitir así que Baltazar tomara ventaja, perdió demasiados soldados y sus aliados desaparecieron, ni siquiera pensó con coherencia cuando intentaba entrar a la ciudad y el campo de protección lo impedía.

Incluso había sido sínicamente engañado por el supuesto Grim, maldijo pensando lo grave que pudo haber sido, le dejó al cuidado de sus hijos y además consumió esa bebida con total confianza, fue demasiado imbécil, y lo que le incomodaba más era que probablemente comenzaba a ablandarse. Años atrás una situación así habría sido imposible, pero ahora, dejaba de mantenerse alerta y pasaba todo eso.

Comenzaba a amanecer, Hermy tuvo suficiente tiempo para recuperarse y se dirigió hacia él obligándolo a ponerse de pie, le dio al bebé y salieron de la cabaña.

Zareth salió tras su madre caminando a su lado cuando le alcanzó. Hermy no lo había notado, pero el dragón ya no era tan pequeño, de hecho, le llegaba al nivel de sus codos, ¿en qué momento había crecido tanto? El chico sonrió suavemente mirándolo, lo que sí pudo notar antes, era la manera en que Zareth jugaba con Além y no se separaba de él, le parecía tierno.

En algún momento, cuando Hermy vio al dragón salir de aquel huevo, pensó que al tratarse de un demonio como Durfen, sería exactamente igual a él, incluso en temperamento, pero se había equivocado y eso le hacía feliz. Eso también le hacía preguntarse si Durfen había sido tan cruel desde que nació, o si en algún momento se convirtió en lo que era. El chico no sabía mucho sobre demonios, antes de ser capturado y llegar a Varnow, jamás tuvo contacto con alguna otra criatura oscura, evitaba alejarse de su hogar en la montaña donde vivió con su madre antes de que ella fuese asesinada, y después de eso tuvo más razones para no ir más allá de lo que ya conocía.

Pero había aprendido que nada era completamente seguro, fue apresado por unos demonios que buscaban criaturas extrañas, nunca supo cómo llegaron a él, y todo después de eso era confuso, acabó en manos de los sátiros que le ofrecieron como regalo al demonio con quien ahora se encontraba unido.

No le gustaba pensar en su futuro, pero sabía que no tenía opciones para elegir, alejarse de Durfen era imposible, además, sus pequeños le necesitaban y ya no podía dejarse caer por la tristeza que continuamente sentía, el creer que había perdido a Além fue un dolor mil veces mayor a cualquier golpe y violación en manos del demonio, y aunque esos pequeños eran producto de continuos encuentros forzados, no podía odiarlos ni dejar de amarlos con todo su corazón.



Vladimir dormía dentro del carruaje donde viajaban, se habían detenido unas horas y de mientras amanecía todos comenzaban a dejar el descanso para continuar. Izar, pensando en ayudar si era necesario, salió y caminó buscando a Baltazar.

EL REY DE VARNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora