Capítulo 15

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El tiempo había pasado y algunas batallas en el territorio que rodeaba a Varnow fueron el sutil inicio de una guerra. Durfen aún no se lo tomaba enserio, parecía un juego de niños, comenzaba a pensar que Baltazar no tenía forma de vencerle.

Estaba demasiado confiado.

Era de noche y dormía con Hermy a su lado, aunque el chico estaba inconsciente después de haberlo tomado. Las últimas veces había sido considerado con él para no dañar demasiado su energía y que el huevo no formara su campo de protección, ya que eso podía debilitarlo, sin embargo, esa noche llegó a sus aposentos con demasiado vigor, estimulado por la gran noticia de su ejército al norte, Baltazar quiso atacarle con un ejercito y retiró a su gente apenas vieron la cantidad de demonios que defenderían Varnow.

Se sentía superior, eso fue una clara muestra de debilidad por parte de sus enemigos. Su forma de celebrar causó estragos en el pequeño híbrido que mantenía prisionero en su habitación, Hermy gritó fuertemente hasta lastimarse la garganta y se desmayó cuando no pudo resistir más.

Durfen abrió los ojos cuando un ruido en la habitación le puso alerta, se sentó y observó todo el oscuro lugar. Aunque tenía un campo de protección en el palacio, no podía confiarse de que esos demonios no volverían a irrumpir como alguna vez lo hicieron sin ser vistos.

No había nada, así que miró a Hermy notando que había bastante sangre entre sus piernas, lo había tomado con su forma demoniaca que tomaba cuando se excitaba demasiado, hacía tiempo que no le pasaba con él, sobre todo por querer preservar su vida mientras nacía su hijo.

Entonces dirigió su atención al huevo que se protegía con una energía propia, ahí fue que notó un movimiento acompañado del mismo sonido de antes. Un crujido.

Se puso de pie para acercarse, ahí fue cuando vio una gran grieta en el cascarón antes de que éste se abriera por completo. Un pequeño dragón golpeaba los trozos quitándolos de su camino y se sacudía torpemente mientras su campo de protección iba disminuyendo de intensidad, aunque no se quitaba por completo.

El bebé dragón se quedó quieto cuando logró librarse del cascarón, abrió el hocico e hizo un sonido chillón que aturdió a Durfen haciéndole retroceder confundido. Lo supo cuando descubrió que esa tierna criatura miraba en dirección a la cama, donde Hermy se encontraba tratando de moverse y le miraba consternado. Fue inmediatamente por él, pensando que su hijo necesitaba alimentarse, tomó a Hermy de forma brusca obligándole a ponerse de pie y lo jaloneó hasta tirarlo en el nido.

El chico se quejó ahogadamente, no podía moverse, le dolía demasiado y sus piernas no le respondían. Sin embargo, con todo el dolor y terror que sentía, miró al pequeño ser que acababa de nacer y expresó una sonrisa que se debatía entre miedo y cariño.

Le asustaba ver a su bebé en esa forma, igual que Durfen, pero a escala, pues le quedaba más que claro que se trataba de un demonio, aun así, no fue capaz de sentir rencor hacia él, se encogió y estiró su mano tratando de acariciarlo, pues el dragón no dejaba de mirarle soltando chillidos aturdidores.

Cuando lo acarició, el bebé dejó de gritar y se acercó a Hermy como si buscara su calor. Su campo de protección los cubría ahora a ambos, así que Durfen solo observaba con cierta molestia. Quería acercarse, era su hijo, ni siquiera se estaba alimentando de Hermy.

Bueno, tal vez eso era porque el chico seguía sangrando y eso lo debilitaba.

La noticia del nacimiento se esparció como pólvora, pues el llamado a su madre fue escuchado por muchos en el palacio, eso solo quería decir que era un demonio sano, fuerte, el heredero que Durfen había estado esperando.

EL REY DE VARNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora