Capítulo 17

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Hermy veía a sus bebés dormir, le conmovía que el pequeño dragón hubiese envuelto al niño con una de sus alas como si quisiera brindarle calor, y eso parecía funcionar, pues descasaban muy tranquilos. Trató de levantarse y soportando el dolor en su vientre bajo y en su lastimada entrada, logró hacerlo.

Su cuerpo no parecía diferente, todo estaba en su lugar y el enorme vientre había desaparecido, su abdomen estaba vendado, fuera de eso, no llevaba prenda alguna. Sosteniéndose de los muebles y la pared logró llegar al baño, se sentó sobre el retrete y miró agotado el espacioso lugar, recordando la cantidad de veces que había sido obligado por Durfen a tomar duchas heladas.

Cerró los ojos sintiendo un escozor extraño mientras orinaba y el sonido de la puerta le hizo abrirlos de nuevo.

Era ese demonio, Hermy tembló y de inmediato quiso levantarse, había terminado y solo deseaba alejarse de él, volver a la cama con sus niños y sentirse seguro cerca de ellos, pero Durfen se acercó al ver que no lograba ponerse de pie.

—No debiste venir por tu cuenta, ni siquiera puedes sostenerte. —dijo aquel tomándole de un brazo para levantarle. —Estás demasiado débil, es sorprendente que llegaras aquí.

Hermy se quejó un poco, pero cubrió su boca y trató de mantenerse de pie.

— ¿Tienes hambre? Deberías alimentarte bien ahora que mi hijo consumirá tu energía con más frecuencia.

El pequeño joven asintió sin mirarle y trató de caminar cuando Durfen le jaló, pero no pudo dar ni dos pasos, perdió el equilibrio y solo su brazo quedó arriba mientras colapsaba, el demonio volvió a levantarle a tirones bruscos, le recargó en la pared y sostuvo su cintura evitando que volviera a caer.

—El agua caliente te ayudará a recuperar algo de fuerza. —mencionó Durfen y lo llevó hacia la enorme bañera al nivel del piso, con Hermy a cuestas, casi cargándolo, entró despacio y sentó al chico a su lado, girándose para mirarle.

Hermy se estremeció dentro del agua y encogió su cuerpo sintiendo que todo se le adormecía. Había unas flores en flotando y pudo entender que eran sedantes, levantó la mirada creyendo que aquel baño debió ser preparado para Durfen, lo cual no era normal, ¿para qué iba a necesitar algo así?

— ¿Te sientes mejor? Le pedí a los sirvientes que prepararan esto.

No obtuvo respuesta. Hermy bajó nuevamente la mirada y se abrazó a sí mismo. Durfen suspiró de mala gana y le empujó bruscamente haciendo que se alejara, para así extender los brazos. Se reclinó hacia atrás recargando la cabeza en el borde y observó el techo tratando de recordar cuándo fue la última vez que Hermy le dirigió la palabra.

Lo único que sabía, era que el chico llevaba mucho tiempo sin hablar, y solo lo hizo brevemente dirigiéndose al pequeño dragón, eso había sido una semana atrás. Hermy no dijo más después de ese día, se mantenía callado todo el tiempo, posiblemente temía hablar, y tal vez era de esperarse, si Durfen no le escuchaba y muchas veces fue más violento cuando el chico le pedía que se detuviera, cuando expresaba que estaba lastimándolo demasiado al abusar de él.

Miró de reojo al menor, notando las marcas en su cuerpo, aún tenía rasguños que apenas cerraban y moretones por doquier. Estiró un brazo hacia él y rozó con sus dedos la pálida espalda de Hermy, bajando hasta la marca oscura de donde sus alas fueron arrancadas.

El chico tembló y trató de alejarse, pero la mano de Durfen fue rápida atrapándole por el cabello y sintió enseguida el peso del demonio sobre su cuerpo, escuchando también una respiración pesada en su nuca. Se erizó y trató de no moverse, pensando lo peor, que Durfen le follaría ahí mismo.

EL REY DE VARNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora