Los días pasaron volando. Alrededor de una semana, para ser más claros. Intentó escapar más de una vez. «Lo intentó». En el primero, todo salió mal, intentó bajar por la pared, pero casi cae al vacío. En el segundo intento, volvió a hacer lo mismo, esta vez descendiendo por algunos tubos que se encontraban sujetos a las paredes. Pero falló, cuando estaba ya en el cuarto piso, uno de estos se rompió y dejó al joven colgando de un solo brazo por alrededor de dos horas.
—La ultima lata —.dijo mirando dentro de su mochila. Ya no tenía comida.
Dejó su mochila sobre la mesa y se dejó caer en el piso —. ¡Que se supone que voy a hacer!
La mañana continuó normalmente. Logan solo se dedicaba a mirar su última ración de comida, ignorando por completo los gruñidos de los zombies. Los cuales, más de uno ya tenían las cabezas dentro. Lo bueno es que la cadena aun resiste.
El joven jugueteaba con su navaja. Desde que había quedado encerrado ahí, hacer eso se había convertido como un pasatiempo. Pues no podía hacer nada. Continuaba sumido en sus pensamientos mientras miraba sin expresión alguna a los zombies.
De pronto, sin que el joven reaccione rápido, en la pared se logró divisar un agujero. Miró incrédulo y de pronto apareció otro. Abrió los ojos como pudo, corrió cabizbajo hasta su mochila y tomó la M16. Lo que había visto fueron seguramente disparos.
Cargo el arma con un cartucho y se preparó a esperar a otro disparo. Caminó lentamente, cabizbajo, hacia los linderos de la azotea. Al llegar, levantó un poco la cabeza buscando al causante. Pero no había nadie.
Otro disparo en el mismo lugar.
Esta vez si lo logró ver, al parecer el tirador, en primer lugar será que aún no localiza al joven o en segundo, solo quiere llamar su atención.
Logan corrió cabizbajo hacia la parte trasera del edificio, al parecer de ahí provenían los disparos.
Al llegar, no se agachó. Se acercó firmemente, con la guardia en alto. Miró hacia bajo, pero no distinguió a nadie. De la nada, una flecha se incrustó cerca de él. Sorprendiéndolo.
Se lanzó al suelo por instinto.
—¡Carajo! —.maldijo mirando hacia la flecha que estaba incrustada. Pero se percató de un pedazo de papel que tenía pegado. Se levantó incrédulo y sacó la flecha de la pared. Y en definitiva, tenia un papel pegado ahí.
—«Mira al edificio en construcción » —.leyó en voz alta. Levantó la mirada y miró al edifico que indicaba la carta. Era uno de cuatro pisos, el cual nunca fue terminado, había sido construido por el municipio de la ciudad. Se encontraba a dos casas de su posición. De este, una pequeña luz, en la azotea, llamó su atención. Se percató de una figura, pero no podía distinguir si era hombre o mujer. Aquella figura le comenzó a hacer señas con los brazos.
El joven miró fijamente y los brazos de aquella figura apuntaban en su dirección, pero no a él, sino a su izquierda.
Logan intentó buscar lo que aquella figura le intentaba indicar. Al fin lo distinguió, era la pared dónde estaban los tubos. El joven negó con la cabeza, pues no pensaba volver a intentar bajar por ahí. Volvió a mirar a la figura y señaló la pared. Levantó los dedos en afirmación.
«Mierda».
De pronto la figura comenzó a indicar otro lugar, pero esta vez en la calle. El joven se acercó a buscar el lugar que señalaba, pero solo se encontró con un abandonado callejón. Volvió nuevamente a mirar la figura, pero esta ya no estaba. Comenzó a buscarla con la mirada pero no lo encontró. Regreso su atención a aquel callejón, el cual estaba a dos cuadras. No entendía que tiene que ver ese lugar. De pronto abrió los ojos como pudo.
—¡Ahora entiendo! —.exclamó llevándose las manos a la cabeza. Entendiendo la referencia que había hecho aquella figura. Volvió a mirar aquel edificio y esta vez la encontró bajando a toda velocidad por unos escalones en el segundo piso.
—¡Carajo!
Sin perder tiempo, dió media vuelta y corrió en dirección a su mochila de viaje. Comenzó a guardar rápidamente todo lo que había sacado de ella. Colocó su rifle en su espalda, junto con la mochila. Sacó un par de cartuchos para su revolver. Lo cargó y corrió en dirección a la pared de tubos. Miró unos momentos al vacío, suspiró y se colocó en marcha.
—Nos vamos —.sonrió guardando su revolver en sus pantalones.
Comenzó a descender tan rápido como pudo. Pues lo hacía calculando cada paso y movimiento. No quería sufrir otro percance, y sabía que si lo hacía no correría con la misma suerte que la ultima vez que lo intentó.
Nerviosamente se agarraba de los tubos, mientras intentaba no dar un paso en falso. El viento, a esa altura, soplaba un poco fuerte,para ser un día soleado. Sentía como cada poro de su cuerpo, y como cada bello de su cuerpo se
erizaba y se ponía de punta ante el vértigo.De vez en cuando miraba hacia bajo para saber cuanto le faltaría para llegar. Y aún se encontraba en el cuarto piso. De pronto se escuchó como la puerta de la azotea se abría a golpe. Levantó la cabeza curioso y se encontró con los infectados.
A penas lo vieron, lanzaron su peculiar grito y se lanzaron hacia el joven. Ahora si, literalmente estaban «lloviendo» zombies ante los ojos del joven. Caían a pocos metros de él, al cual los nervios se lo estaban comienzo vivo. Comenzó a acelerar el paso.
Ya se encontraban en el segundo piso, cuando de repente siente demasiado peso sobre el. Un zombie le había caído encima, llevándose al joven dos pisos abajo.
Sintió como si un auto lo había arrollado y lo había hecho volar tres metros para después terminar en una dolorosa caída. Había caído de espaldas, con el zombie encima.
Ya se encontraba a bajo, adolorido pero ya lo estaba. Miró a su alrededor y la calle estaba despejada. Intentó retirar al muerto, pero su cuerpo no se lo permitía mucho. Estaba adolorido. Movió lo más rápido que pudo el cadáver cuando este reaccionó. Comenzó a forcejear con el infectado, logrando retirarlo de encima. Sacó rápidamente su revolver, y antes de que el zombie volviera a atacarlo, jaló del gatillo provocando un grotesco sonido.
Se levantó rápidamente dispuesto a huir de ahí, pues sabía que los zombies no tardarían en llegar. De pronto, una gran horda salió a sus espaldas.
—¡Nonononono! ¡Maldición!
Comenzó a correr a todo lo que podía, en dirección al callejón, el cual no estaba muy lejos.
Salió a una calle y comenzó a correr en ella, el callejón estaba cruzando una calle más. Escuchaba claramente los pies de los infectados chocar contra el asfalto. No estaban muy lejos del joven. Su respiración era como la de un leopardo, su garganta estaba totalmente seca, lo que le daba una horrible sensación.
Mientras corría, desenfundó nuevamente su revolver, y al girar en una esquina, disparó a diestra y siniestra a quienes estaban más cerca.
Ya sólo faltaba una esquina más y llegaría. Comenzó a correr un poco mas rápido, y a lo lejos divisó la entrada al callejón. Continuó corriendo al mismo ritmo, por nada del mundo quería bajar la velocidad. Nuevamente volvió a disparar. Al fin, entró como alma que lleva al diablo al callejón, pero se llevó el susto de su vida. No había nadie ni nada ahí, solo una enorme pared al final.
Comenzó a correr angustiado a aquella pared, intentando buscar algo. Pero no había nada. De pronto observó como los infectados entraban a toda velocidad por el callejón, dejándolo sin salida.
—Hasta aquí llegué —.dijo con un hilo de voz mientras miraba como los infectados se acercaban rápidamente. Este era su final.
Miró con terror como se acercaban. De pronto el sonido de un motor retumbó dentro del edificio a su izquierda. Miró incrédulo al edificio hasta que de el, un vehículo salió a toda velocidad derribando la pared. Se quedó atónito.
Se abrió la puerta del enorme vehículo, el cual estaba de lado.
—¡Muévete! —.ordenó un hombre dentro. Logan no lo pensó dos veces y entró en el.
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LOGAN©
Science FictionSu vida era normal, como todo joven de 20 años. Era independiente, soltero, con unas os geniales amistades y una autoestima elevada. Todo parecía marchar bien, lo ascendieron en el trabajo a los dos meses de haber ingresado, sus padres le regalaron...