CAP 7: Ruta (II...)

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El viaje resultaba hasta el momento  como esos donde sales de excursión y viajas a través de las montañas.  Desde hace unas diez horas aproximadamente que había experimentado la adrenalina en su dosis más pura al haberse enfrentado con semejante espécimen en aquella gasolinera.

Continuaba conduciendo, ya era la madrugada. Alrededor de la una de la mañana. El ambiente era tranquilo, la iluminación de la luna era perfecta entre los pinos además de las de su vehículo. Lentamente sus ojos comenzaron a pesarle, tenia que descansar.

Continúo conduciendo con el objetivo de encontrar un buen lugar para detenerse y poder dormir. Miró una y otra vez a los lados de la carretera cuando después de un tiempo, encontró un estrecho camino que se abría entre los árboles, a un costado de la carretera. Sin meditarlo mucho giró el timón y se adentro por el empedrado camino.

A medida que se iba adentrando, la distancia entre los árboles comenzaba a hacerse más notoria. Después de un lapso de tiempo decidió dejar de conducir deteniéndose en una pequeña apertura entre los árboles justa para que entrara con el convoy.

Detuvo el auto y lo apagó.  Se quedó unos mirando hacia su panorama, esperando que algún infectado saliera de ahí, lo cual nunca pasó.  El ambiente era tranquilizador e inseguro a la vez, en los árboles se colaba la poca luz de la luna.

Se levantó de su asiento cansado, más dormido que despierto. Se dirigió a los asientos traseros, hizo una improvisada cama acomodando  su despensa a un lado para poder recostarse, tomó finalmente una de las cuatro bolsas de armas y la utilizó como "almohada". Fue algo realmente incómodo pero finalmente quedó  sumido en un reconfortante sueño.

Un sonido tranquilizador lo despertó. En este mundo acabado y que pareciera sin vida, se logran apreciar el sonido de las aves rechinar entre los árboles y una que otra criatura más en el ambiente. Llevó, con pereza, sus manos a sus ojos para poder adaptarse al nuevo día. Soltó un bostezo bastante grande estirando sus brazos en el incómodo espacio. Se sentó y miró, desde los asientos traseros, la luz del día que atravesaba los árboles de pino de una manera espectacular.

Salió de su vehículo para apreciar mejor el ambiente. Terminó de estirarse todo lo que pudo para entrar de nuevo en el. Bebió de su cantimplora un poco de agua, y otra parte la destinó a la mancha de sangre que aún no se la limpiaba de la frente.

-Nuevo día -.se limpió la ultima mancha y volvió la cantimplora dónde estaba antes. Llevó sus manos a la parte trasera y de ahí sacó un funda de papitas y una bebida energizante.

Comenzó a desayunar a gusto, pues todo estaba muy tranquilo. Como si el mundo no se hubiera acabado. Encendió la radio e intentó sintonizar alguna señal, pero solo se escuchaba estática.  El joven maldijo mentalmente por eso.

Al terminar de digerir su comida llevó  sus manos al  asiento del copiloto ahí se encontraban las llaves, las tomó y encendió el convoy. Estaba más que despierto con el sonido del motor. Colocó  primera y salió  del pequeño estacionamiento natural.

Condujo por un reducido tiempo, por el empedrado camino, hacia la carretera. Al llegar retomó su ruta.

Continuo su largo camino sin problemas, aun tenía el tanque de gasolina lleno. A medida que continuaba, después de una largo tiempo, los pinos se iban reduciendo dando paso a pequeños árboles.  Atravesó un letrero que se encontraba en la orilla de la vía, no logró distinguir muy bien que decía solo unas cuantas palabras.

-"Bienvenidos a... -.leyó pero la otra parte no se lograba distinguir. Así que supuso que seria un pueblo "Fantasma".

A medida que se iba adentrando, a la distancia o a los costados de la carretera algunas casas se hacían presentes. Unas eran de madera y otras de cemento, pero ninguna parecía mostrar señales de vida. Bajó la velocidad del vehículo para observar mejor.  Poco a poco las casas se iban agrupando y la carretera desembocaba en un pueblo, que al parecer no era muy grande. Al adentrarse continúo por la misma vía en la que estaba, no quería perderse. Continúo  conduciendo con un ligero sentimiento de incomodidad, tenia un mal presentimiento.

Uno que otro edificio más o menos grandes se cruzaban por sus ojos. Lo que más le sorprendía en aquel pueblo era que no había visto a un solo caminante. Se abrió camino por las calles del pueblo, hasta que finalmente se detuvo en una especie de parque. Algo había llamado su atención.

Bajó del vehículo y miró a todos lados, se encontraba  frente a una estación de vehículos públicos. Había muchas fotos impregnadas ahí las cuales mostraban familias enteras con una enorme sonrisa en el rostro, otras simplemente tenían un mensaje escrito.  Siguió observando curioso cada imagen de pronto se encontró con una hoja del periódico en el suelo.

-Evacuación -.fue lo único le leyó y un símbolo que cubría  toda la carilla de la hoja. Volvió algo extrañado su vista a la pequeña pared. De pronto reconoció su nombre grabado en ella.

Se acercó curioso y en definitiva. Ahí tenia su nombre y debajo, señalada con una flecha, una foto de el con su padre. La tomó rápidamente y observó con mejor claridad aquella foto. Una sonrisa de felicidad emergió en su rostro. Volteó la foto y se encontró con un mensaje grabado con lapicero.

-Logan -.comenzó a leer.

"Antes que todo, si encontraste esto, es porque siguen con vida. Tu y John".

-No... -.respondió tristemente a sí mismo.

"La decisión que tomamos no había sido la mejor, al dejarte ahí. Te esperaremos, ahora nos dirigimos a Charleston. Si logras llegar, espero encontrarnos ahí.

Santiago".

El joven frunció el ceño, Charleston estaba demasiado lejos. Guardó la foto en su bolsillo, ya era el único recuerdo que le quedaba,  por el momento de su padre.

Volvió al convoy, y se quedó un tiempo ahí sin hacer nada.  Comenzó a escuchar el solitario viento golpeando todo a su paso. Tiempo después encendió el vehículo, giró  el timón y comenzó a conducir hacia las  fueras de pueblo.

No había pasado mucho tiempo desde que había dejado aquel parque cuando de algún lugar, se comenzó a escuchar disparos. Logan detuvo  el auto para censiorarse de que no estuviera imaginándose lo que acababa de escuchar.  Hizo completo silencio. Miró hacia todos lados cuando volvieron a disparar, pero esta vez acompañados con gritos.

Pisó  el acelerador y fue en busca de los disparos. Iba a toda velocidad por unas estrechas calles. Hasta que después de un tiempo llegó  a un especie de estadio, que según su infraestructura era  de fútbol.  De ahí dentro provenían los disparos. Logró observar, por una de las entradas a la enorme cancha, que una chica disparaba frenéticamente a una horda muy grande de zombies. Si no actuaba rápido aquella chica moriría, ya que en poco tiempo, seria el almuerzo para los no- muertos.

Intentó entrar, pero el camino era muy angosto como para pasar con el gran convoy.  Sin saber que hacer, comenzó a tocar el clacson  del vehículo, buscando llamar la atención de la chica. Miró detenidamente como esta comenzaba a ascender por los escalones hasta la parte de la tribuna.

Logan no lo pensó más, debía actuar rápido. Tomó su ballesta con un manojo grande de flechas y se apresuró a salir del vehículo.

LOGAN©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora