CAP 7: Ruta (I...)

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A lo lejos, después de estar cansado de ver árboles de pino por todo el camino, al fin encontró lo que anhelaba. Una gasolinera.

Después de dos largos días de haber salido de su antigua ciudad, Filadelfia. Había encontrado una gasolinera, pues después de siete kilómetros de su última parada, no había recargado el vehículo.

Su ruta era sencilla. Ir detrás de su grupo. A Florida, a «New hope». No necesitaba un mapa, conocía a la perfección el camino gracias a la historia que le contó Tyler sobre el refugio. Su grupo iría a ahí y el llegaría junto a los que quería.

Estacionó lentamente el convoy justo en frente del contenedor de gasolina. Tomó su revolver y lo guardo atrás  de su espalda baja junto con municiones, las cuales había conseguido en la tienda de armas en Filadelfia junto con cartuchos de calibre 50' para la gran ametralladora que se encontraba justo encima del convoy. Tomó finalmente entre sus manos la ballesta junto con unas tantas flechas. Abrió la puerta y salió finalmente del vehículo.

Una pequeña brisa y olor a húmedo invadió todo su cuerpo lo cual le hizo querer inhalar el refrescante aroma de la naturaleza. Se encontraba casi en medio de la nada, a kilómetros de su próximo destino «Baltimore».

Levantó rápidamente su ballesta y observó desde lejos la tienda de la gasolinera. Se encontraba desolada, sin un caminante  merodeando la zona, o eso aparentaba. Debía entrar ahí  por suministros. Tomó la pistola de gasolina, la depositó en el contenedor del convoy, comenzando a reabastecerlo. Cerró  la puerta de su vehículo y comenzó a caminar en dirección a la pequeña tienda de alimentos.

Todo parecía exageradamente tranquilo, las puertas de cristal de la tienda se encontraban intactas y sobre la perilla colgaba un cartel que decía: «Cerrado».

Logan ignoró por completo el pequeño cartel, y con la ballesta rompió una parte de la puerta de cristal para posteriormente meter su mano y abrirla manualmente. Ya que seguro se encontraba con llave por fuera. Cruzó la puerta con cuidado, manteniendo la ballesta en alto  por algún ataque de imprevisto. 

El pequeño supermercado se encontraba intacto, se podía escuchar débilmente el sonido de las neveras al fondo de la tienda. Caminó  hacia el mostrador y de ahí tomó  un carrito de compras. Encendió las luces del local y se adentró  por uno de los cuatro pasillos. Comenzó a tomar todo lo que necesitaba hasta que su carrito quedó  completamente lleno. Al terminar de llenarlo hasta mas no poder, volvió al convoy.

Al llegar comenzó a acomodar todo en los asientos traseros. Justo cuando cerró  la puerta de la parte trasera del convoy, se logró apreciar un débil aullido. Se detuvo en seco e hizo silencio para poder escuchar con más claridad. El aullido se volvió a escuchar. Era de un animal que al parecer se encontraba dentro del local.

El joven nuevamente regreso hacia el local, donde los aullidos se comenzaron  a intensificar. Abrió nuevamente la puerta y se adentró. 

—Perrito —.llamó  mediante silbidos, intentando localizar al canino que no dejaba de aullar.  Al adentrarse casi al fondo del local, en el apartado de "congelados", se encontró con una silueta de un perro sentado en frente de la dispensadora de gaseosas. Se detuvo en seco.

De pronto el perro dejó de aullar. El joven lo miró detenidamente. Se percató que estaba mojado.

—Hey amiguito...¿Te encuentras bien? —.dijo el joven flexionando sus rodillas. No obtuvo respuesta.

Un prolongado silencio comenzó a apoderarse del ambiente donde solo se escuchaba la respiración agitada del canino, el cual,  aparentaba ser de raza pastor alemán.

—¿Dónde están tus dueños?

De pronto el perro comenzó a lanzar leves gruñidos —.Tranquilo... —.intentó acercarse más para acariciarlo pero se detuvo petrificado al verlo. Había vuelto a cruzar miradas  con los  infectados.

Los grisáceos ojos sin vida, inyectados en sangre del canino no- muerto, se cruzaron con los de Logan.  Retrocedió por instinto.

—Pero que carajos... —.maldijo sin creerlo, nunca había visto a un animal convertido en zombie.  Las manos comenzaron a temblarle.

Sin aviso, el perro se colocó sobre sus cuatro patas, sin dejar de gruñir, pero esta vez con más rabia. Comenzó a mostrar sus afilados colmillos al joven, estos comenzaron a crecer de una manera descontrolada al igual que todo su cuerpo.

Logan miraba atónito como el canino comenzaba a crecer de una manera desproporcionada. Los músculos se le tensaron y un nudo se le formó en la garganta. Comenzó a retroceder lentamente sin apartar de su vista  la terrorífica transformación del canino.

Podía escuchar claramente como los huesos del canino se rompían y se volvían a acomodar, creando un nuevo tipo de esqueleto pero ni se inmutaba solo esperaba ansiosamente salir corriendo detrás de su presa.

El joven no lo resistió más y corrió fuera del local. Una vez fuera, preparó su ballesta y apunto a la puerta de cristal. Su respiración comenzó a agitarse cuando comenzó a sentir las patas del canino estrellarse contra el suelo.

La enorme bestia salio del local derribando todo a su paso hasta quedar frente con frente. El canino era un hermoso ejemplar de su raza con músculos bien definidos y venas emergiendo por todo su cuerpo, claro, si no tuviera un tamaño aproximado de un metro setenta y  no fuera un «perro-zombie».

El joven no espero más y disparo cuantas flechas le fue posible, pero el canino fue más rápido y logró esquivarlas todas escabuyendose por la gasolinera para posteriormente contraatacar.

Logró esquivar por pelos el ataque del canino con un salto hacia atrás,  para posteriormente rodar fuera de su alcance. El perro lanzó un fuerte ladrido para volver a atacar.

Corrió rápidamente hacia los contenedores de gasolina y se refugió antes de que el canino lo atravesara con sus afiladas garras. Las cuales se incrustaron a centímetros de la cabeza del joven, quedando, momentáneamente,  atrapado. Volvió a correr, pero esta vez hacia el convoy cuando de repente sintió un fuerte golpe que lo mandó  a volar varios metros de distancia. Intentó colocarse de pie pero la caída fue demasiado fuerte  que lo dejó atontado por unos segundos. Llevó sus manos a la cabeza y sintió un fluido espeso resbalar desde su frente. Era sangre.

El canino volvió a lanzar su ladrido. Logan debía pensar rápido si quería salir vivo de esta. El perro comenzó a correr en su dirección.

Nuevamente logró esquivarlo por centímetros quedando a pocos metros de la gran bestia. Cerró los ojos e intentó formular un plan, los abrió y miró a todos lados.

—¡Lo tengo!  —.vociferó colocándose en pie. Miró a todos los ángulos posibles. El  canino volvió a embestir -. Por favor....funciona -.recitó levantando su ballesta  en dirección al canino, el cual hizo lo que el joven pensó. El animal comenzó a correr hacia los contenedores intentando salir de la mira de la ballesta.

Rápidamente apuntó específicamente a una de las pistolas de gasolina. A la que tenía un charco debajo de ella. El perro resbaló en el charco de gasolina, perdiendo el equilibrio para finalmente estrellarse contra  uno de los contenedores.

No desaprovechó oportunidad,  con su otra mano, aunque dolorida,  desenfundo su revolver y disparo dos veces a una de las patas del animal, dejándolo momentáneamente inmóvil. Corrió como alma que lleva el diablo hasta el convoy. Al entrar buscó en una de las tantas bolsas  lo que buscaba. Hasta que la encontró.

El canino comenzó a ponerse en pie, con una evidente furia. Logan rápidamente encendió  su vehículo. Quitó el seguro  y la lanzó justo en dirección a la bestia. Pisó el acelerador con toda su fuerza  y salió a toda velocidad.

Miró angustiado a través de su espejo retrovisor. La bestia venia acercándose a una descomunal velocidad detrás de él.  De pronto un fuerte estruendo y una enorme columna de fuego que se expandía  se hizo presente.

Colocó en máxima potencia su vehículo y observó como el canino era alcanzado y consumido por las llamas. Suspiró aliviado, el plan había funcionado... la granada había funcionado.

LOGAN©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora