CAP 8: Cabaña (V...)

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—¡Mierda! —.vociferó Logan maldiciendo.

La alarma comenzó a hacer demasiado ruido en el ambiente. Bella, asustada por lo que había hecho, intentó apagar el vehículo retirando las llaves de la ranura pero esta después de eso, continuó sonando  cada vez con más intensidad.  Comenzó a golpear con nerviosismo el volante intentando apaciguar el sonido, pero por el momento no sabía cómo.

Logan se colocó en pie, aún con un pequeño dolor en la coronilla; se acercó nuevamente hacia el motor. Llevó una de sus manos al bolsillo de sus pantalones y de estos sacó su navaja. 

El sonido ya se estaba extendiendo más de tres minutos. Sarah, curiosa miró desde lejos, tapándose los oídos con sus pequeñas manos.  Logan rápidamente encontró el cable que buscaba y de un solo corte en el, el ruido cesó.

—Y-yo.... –.farfulló la rubia mientras salía asustada del vehículo –.No, no fue mi intención...

Logan cerró fuertemente la tapa del capó suspirando por la boca, se acercó a Bella y la miró.

—Tranquila, no ha sido tu culpa —.habló mostrándole una sonrisa un poco fingida.

—Pero... 

—Ningún pero, un error lo comete cualquiera –.interrumpió tomándola suavemente de los hombros –. Y que quede claro que solo fue eso, un «error», ¿entendido?

La rubia asintió sin mirarlo a los ojos. Estaba apenada por lo sucedido.

—Bien, ahora quiero que lleves esto adentro –.dijo mientras le tendía la Caja de herramientas –,  han estado debajo de aquí...

Bella tomó en sus manos la caja de herramientas comenzado a caminar en dirección a la casa. Aún se encontraba apenada por lo sucedido.

El sol, poco a poco se comenzó a ocultar entre las negruzcas nubes las cuales eran las nuevas reinas del cielo. Ya la tarde había llegado y con ella una posible lluvia.

Logan hace un par de horas término de corregir algunas averías en el auto, aprovechando también para darle una muy digna lavada a la carrocería pues se había permanecido sin lavar desde que fue su auto. Estaba lleno de moho y manchas de sangre por todo el chasis y algunas salpicaduras en el parabrisas.

El joven se encontraba tranquilamente sobre una de las sillas mecedoras de la caza ojeando un calendario. De pronto, un lejano sonido de hojas siendo aplastadas retumba en sus oídos. Levanta la vista comenzando a hurgar en el bosque. Permaneció así por un corto tiempo. Después de unos volados tres minutos observando su alrededor regresó su mirada a la revista.

El sonido de hojas romperse vuelve.

«¿Pero que dem...?» no logró terrminar su pensamiento al ver una silueta correr a toda velocidad entre los árboles.

Dejó la revista sobre la silla colocándose en pie, sin apartar la atención de los árboles por donde antes había visualizado aquella silueta. Sin apartar la vista comenzó a caminar, lentamente, hacia las rejas. Continuó caminando mirando hacia los alrededores en busca de la silueta, un terrorífico silencio invadía al joven.

De pronto un agudo y grotesco grito resonó a lo lejos. El joven se llevó un tremendo susto.  Acto seguido una pandilla de pájaros salieron despavoridos de las ramas de un árbol no muy lejos de él.

Un frío lo comenzó a recorrer de arriba a bajo. Dejó de caminar deteniéndose en seco a mitad del patio.

En silencio, comenzó a observar a su alrededor, girando sobre su propio eje cual juguete musical. Una extraña sensación de peligro se apoderó de sus sentidos.

De nuevo, otra pandilla de pájaros salieron de los árboles, pero estaba vez, la silueta se volvió a aparecer ante sus ojos para nuevamente desaparecer entre la oscuridad del bosque.

«¿¡Que car...!?» otro grito resonó en el bosque, pero esta vez más cerca.

—¿¡Quién anda ahí!? —.vociferó en tono nervioso.

Su respuesta fue, simplemente, un nuevo silencio.

—¡Tenemos armas! ¡Y no dudaremos en usarlas si no se dejan ver!

Silencio.

Harto, llevó sus manos a su espalda baja tomando su revólver. Estaba dispuesto a lanzar otro grito pero un audible gruñido lo detuvo. Abrió los ojos como pudo al caber la idea en su cabeza.

«No puede ser» pensó horrorizado mientras su cuerpo bajó increíblemente de temperatura, logrando alcanzar un tono más pálido en su rostro.

Comenzó a retroceder paso por paso mirando frenéticamente a cada lado.

—Bella —.llamó, pero no lo suficientemente alto retrocediendo más.

Un nuevo gruñido resonó entre los árboles, seguido por otro y otro.

«¡No, no, no, no!» comenzó a repetirse mientras se acercaba a la entrada de la casa.

Levantó el revólver por instinto..

De la nada, un hombre de estatura media, salió de entre los árboles justo al frente de Logan.

El joven al verlo, apuntó.

El desgraciado, cruzó miradas con el joven. Una mirada fría e inexpresiva, llena de maldad y odio combianada con sed de ver y saborear aquel líquido carmesí. Con pupilas totalmente grises y a su alrededor, inyectado en sangre. En todo su rostro y parte del cuello que era visible, se podía apreciar las rojizas y violetas venas emerger de la piel, comenzando a moverse como sanguijuelas dentro de la piel, como si tuvieran vida propia. Sus brazos y parte de su rostro lo tenía con heridas en putrefacción de alto daño y según lo que veían  los ojos del joven, estas heridas dolían y mucho.

De pronto, una mujer emerge detrás del hombre infectado, con las mismas características: ropa desgarrada, sucia y llena de sangre, de mucha sangre; con venas emergiendo y moviéndose cual lombrices dentro de la tierra, algo realmente asqueroso. Pero esta mujer era diferente, llevaba medio cuello mutilado y apenas, su cabeza podía sostenerse.

Logan instintivamente, sin dejar de apuntar, retrocedió más.

—¡Bella! ¡Sarah!  —.vociferó.

Esperó la llegada de las dos chicas pero nadie respondió ni llegó.

Volvió  a mirar a los dos dos infectados pero ya no eran solo ellos. Habían otros tres más.

«¡No, no, no, no, no!» comenzó a maldecir mientras más de esas cosas salían de diferentes puntos.

—¡¡Bella!! ¡¡Sarah!!  —.gritó a todo pulmón.

Se comenzó a escuchar pasos rechinar fuertemente dentro de la casa. Logan volvió a mirar al frente, encontrándose con algo que no se lo esperaba.

Bella, presurosa por el llamado de Logan, seguida por Sarah; bajaba a toda velocidad por los escalones.

El joven, sin apartar la mirada y sin quitar su expresión de horror escuchó la puerta de la casa abrirse.

Bella salió y se llevó una enorme sorpresa.

—Vaya...

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