KATE
Abro los ojos lentamente, me duele mucho la cabeza. Trato de enfocar la vista y lo primero que logro divisar son dos ojos azules mirándome de manera... ¿tierna? De repente su expresión cambia radicalmente a una seria.
—Al fin ha despertado, señorita Raison. ¿Cómo se encuentra?
—Me duele mucho la cabeza.
Me acomodo en la paradisíaca cama para verlo mejor, estaba vestido de manera casual, con unos pantalones de chándal color negro y una sudadera roja; qué extraño era verlo así, pero al fin y al cabo era su casa, al menos de esta manera no me intimida tanto.
—Aquí le traje una aspirina y un vaso de agua, imaginé que le dolería así que opté por adelantarme. —Señaló la mesita que se encontraba junto a la cama y me tomé la aspirina sin pensarlo dos veces.
Al mirar hacia abajo me percato de que en lugar de mi ropa, llevo puesta una camisa -supongo de él-. El parece percatarse de mi confusión y me explica.
—Lo siento, señorita Raison, le aseguro que no pasó absolutamente nada. La ropa se la quitó el doctor cuando vino a verla, estaba toda embarrada y además necesitaba revisarla. La puse a lavar, en un par de horas estará lista; mientras le coloqué una de mis camisas, espero no le moleste— dijo de forma educada a lo que yo me ruborizo al instante.
—Gracias, señor Houghton, por todo lo que está haciendo por mí —agradezco cabizbaja.
—No ha sido nada, es lo menos que podría hacer por usted. La espero en la cocina. —Dicho esto cerró la puerta tras él.
Me levanto de esa cómoda cama, y aspiro su aroma varonil de la camisa intentando que quede grabado en mi memoria por siempre. -Me queda enorme -digo mirándome al espejo, parecía un pijama, así que me la coloque sin mangas y las até en mi cintura para que no se cayera- Así está mucho mejor -apruebo el resultado y me dirijo al baño, cepillo mis dientes con su cepillo y me peiné con su peine... espero que nunca se entere de esto.
Al salir me percato de que la casa es aún más grande de lo que parecía y no sé dónde se encuentra la cocina. Hay un pasillo largo lleno de puertas y al fondo una escalera, bajo por ésta ya que supongo estará en la planta baja. Camino lento mientras observo atenta cada detalle. Es la sala de estar, el suelo es alfombrado rojo con detalles dorados. Tiene tres sillones negros, uno grande y dos pequeños, un televisor de pantalla plana con una biblioteca a su lado; las paredes son color crema, y hay un gran ventanal que deja ver la calle.
—Aquí estoy, señor Houghton —digo al entrar a la cocina y verlo de espaldas, haciendo lo que parecían ser wafles; salto interiormente dando palmaditas como una niña pequeña, me encantan los wafles.
Me quedo observando su gran espalda, es totalmente perfecto. Luego de contemplarlo unos minutos observo mejor la cocina, es muy espaciosa. Tiene una isla bastante grande de madera y mármol, y sartenes encima de ésta. También tiene varias encimeras; una cocina grande; microondas; refrigerador y lavavajillas. Las paredes son de un tono verde muy suave, el piso es de madera, hay una puerta que lleva aparentemente al jardín y una pequeña ventana sobre ésta.
Al ver que no contesta me acerco a él y le toco el hombro, se da vuelta de un brinco y se lleva la mano al corazón; tras unos segundos en los que intenta calmarse se quita los auriculares.
—Señorita Raison... ¿¡acaso desea matarme de un infarto!? —grita y me sobresalto, siento unas inmensas ganas de llorar; no tolero que me griten, tengo el trauma de pequeña sobre los ruidos fuertes y los gritos por lo que me sucedió.
Intento con todas mis fuerzas no llorar pero es imposible, comienzo a sollozar hasta que las lágrimas hacen acto de presencia sobre mi rostro, camino hacia atrás y choco contra la pared. Me siento estúpida pero no lo puedo evitar.
JAMES
Oh no, ¿qué he hecho? La veo llorar contra la pared tapando su rostro con las manos pero no entiendo, es decir, estuve mal en gritarle pero no para llorar de esa manera. No sé por qué pero siento un gran impulso de abrazarla y calmarla. Cierro los ojos pero como si nuestros cuerpos tuvieran un imán, al abrirlos ya estoy junto a ella y la estrecho entre mis brazos; se siente tan bien tenerla junto a mí, siento que la protejo... ¿¡Qué estoy haciendo por Dios!? Esto no está bien. Una oleada de miedo me inunda y la suelto como si de fuego se tratase, siento un enorme vacío y tengo frío donde su cuerpo estaba anteriormente, desearía volver a abrazarla.
—¿Está bien? —me limito a preguntar, tengo miedo de empeorar la situación— Perdone señorita Raison si la incomodé, yo sólo pensé que sería lo correcto. —Veo que deja de llorar y me mira, no dice nada, sólo me observa pensativa, me gustaría saber lo que piensa en éste momento.
—Lo siento profesor, yo... —Hace una pausa, como si no supiera qué decir, decido que es mejor olvidar el tema y servir el desayuno.
—Olvídelo, señorita Raison, merendemos mejor. ¿Le apetecen wafles con un chocolate caliente? —pregunto de manera cortés, tal vez debería ser un poco menos duro con ella, no deseo que la pase mal conmigo, además tal vez pueda llegar a agradarme un poco, sólo tal vez.
Al colocar el plato de wafles sobre la mesa junto al chocolate caliente, ella mira todo con un brillo especial en sus ojos. Da un poco de diversión verla de esa manera, por la cara que tiene en éste momento mirando el plato, parece que se le caerán las babas en cualquier momento.
—Veo que le gusta —digo con cierto tono divertido, definitivamente voy a intentarlo.
—Sí, en realidad... me encanta —confiesa mirando sus manos nerviosa, sonrío como idiota al verla así.
Merendamos hablando trivialidades; ella se mostraba muy nerviosa al principio, pero luego hasta bromeó conmigo. Logré que me contara su pasado y entendí su comportamiento anterior; en cambio, yo no pude decírselo, sólo dije que me mostraba así con todo aquel que no me agradara.
—Señorita Raison, agradecería que me llame James, y no me tratase de usted. Sé que en un principio intenté dejar en claro todo lo contrario, pero ahora que nos hemos acercado más y sabiendo que nos veremos por mucho tiempo... la verdad me hace sentir viejo... —adquirí sinceramente y ella rió por lo bajo, aún estaba un poco nerviosa.
—De acuerdo, señor... lo siento, James. Tú puedes llamarme Kate, y también deja de tratarme de usted que soy menor que tú —dijo sonriendo, esa es la sonrisa más hermosa que he visto. Al diablo con todo, es hermosa, me gusta y lo admito, sería un idiota si no lo hiciera.
—Que rápido crecen... —Oigo decir a mi consciencia y sacudo la cabeza para hacer de cuenta que nunca oí eso.
—Por cierto, Kate, veo que has hecho de mi camisa un vestido; si me lo permite, le queda muy bien —digo guiñándole un ojo y sonriendo de lado para hacerla sonrojar, me encanta que eso suceda y más si soy yo quien lo provoca. Me quedo embobado viéndola y creo que lo nota porque se pone aún más roja si es posible.
Estoy sintiendo cosas que no había sentido jamás, ni siquiera con mi ex-prometida. Al recordarla me inunda el temor de que suceda algo parecido. ¿Y si me estoy enamorando?, ¿y si le declaro mi amor y luego se marcha? No puedo dejar que esto suceda. Lo mejor será dejarla ir y olvidarla, la próxima clase le diré que no me ha gustado como toca, o alguna otra excusa. No paro de darle vueltas a la situación hasta que veo sus ojos, tienen un brillo especial, y juro que si derrama babas ésta vez no será por la comida. ¿Cómo olvidarla?, si es como un ángel caído del cielo. Apuesto que fue creada por los mismos Dioses artesanales del Olimpo.
No puedo continuar con esto, desvío mi mirada hacia otra parte pero mis ojos me traicionan y vuelven a reunirse con los suyos, sólo que ahora ya no brillan, sino que parecieran querer fulminarme con la mirada. ¿Y ahora qué sucedió? No entiendo nada. Parece enfadada pero no logro entender el motivo, la miro con cara de horror, parece que me asesinaría en cualquier momento, rueda los ojos y se cruza de brazos. -No hagas eso por favor- pienso; sus pechos resaltan demasiado y tengo que usar todo mi auto-control para no mirarlos.
Comienzo a sudar, se me hace difícil. Haré de cuenta que miro su boca, de todos modos mis ojos me van a traicionar tarde o temprano.
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Mi Profesor de Violín
Teen FictionNinguno de los dos se esperaba lo que sucedería a continuación, pero deberán luchar para conseguir lo que deseen, eso es seguro. ¡No te pierdas esta atrapante historia! ⚠NO ES EL TÍPICO CLICHÉ CURSI. •Libro #1 Obra registrada, cualquier copia o ada...