IX

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KATE

Abro mis ojos lentamente, pero los vuelvo a cerrar durante unos segundos a causa de la luz que me enceguece; y los vuelvo a abrir. Me encuentro en un cuarto blanco, hay una ventana, sillones color crema, y diversas máquinas conectadas a mi cuerpo. Estoy llena de agujas, pero yo recuerdo estar herida y sólo veo cicatrices en mi cuerpo, ¿cuánto tiempo estuve dormida? La puerta se abre y entra James, no parece el hombre que conozco; está delgado, con el cabello más largo al igual que su barba y unas grandes ojeras bajo sus ojos los cuales ya no tienen ese brillo especial.

-Hola, al fin despertaste... -dice y me da un corto beso, lo miro sin comprender a lo que él continúa- Te indujeron a un coma Kate, estuviste así por tres meses, casi te pierdo -Sus ojos comienzan a brillar a causa de las lágrimas- Te extrañe mucho, pensé que no volvería a verte, perdiste mucha sangre y tenías hemorragia cerebral -Cayó de rodillas al suelo junto a mí y acunó su cabeza sobre mi vientre. Lo veo temblar a causa del llanto y quería abrazarlo pero no puedo moverme, todos mis músculos están entumecidos.
Entra una enfermera un poco mayor y le pide que se haga a un lado para chequear que todo esté bien, me mira y habla.

-Bueno días, señorita Raison. Es un placer inmenso verla con los ojos abiertos esta vez, mi nombre es Rose. -Me dedica una tierna sonrisa, acaricia mi mejilla de manera maternal y prosigue- Sus signos vitales están estables, iré a hablar con John, su doctor. Si todo está en orden puede comenzar con sus ejercicios rutinarios y en dos semanas más o menos volver a su casa -se retira y yo suspiro aliviada.

-Todo estará bien cariño, vivirás conmigo en mi casa, ¿de acuerdo? Hay mucho espacio y debo cuidarte -dice James mientras acaricia mi brazo y deposita un suave beso en mi frente.

-Bueno, señorita Raison, mi nombre es John, yo soy su doctor y voy a revisarla si el caballero me lo permite... -No me percaté de que había entrado, era un hombre guapo, alto, cabello negro y ojos grises, de unos treinta y tantos. Pero yo sólo tengo ojos para un hombre, y ese es James.

Él le dedica una mirada asesina y se aparta para que me revise. Diez minutos más tarde, John dice que está todo en orden y me ayuda junto con James a levantarme de la camilla para sentarme en una silla de ruedas; me siento tan inservible... Una lágrima se cuela de mi ojo izquierdo y resbala por mi mejilla, James me mira apenado y la seca con su pulgar.

-Tranquila, Kate, todo estará bien, confía en mí. -Y como si fueran palabras mágicas, tengo fuerzas para hablar.

-Q-qué d-debo ha-cer? -pregunto, me cuesta mucho hablar pero no me gusta estar moviendo solamente los ojos y respirando, ambos me miran sorprendidos.

-¡Mi amor has hablado! Oh cuánto me alegra -dice James sonriendo, deposita un beso en mis labios y mira a John triunfante, yo ruedo los ojos.

-Por ahora no se esfuerce tanto señorita, le ayudaré... -Se detiene y observa a James quien lo mira de mala manera- Quiero decir, le ayudaremos a hacer unos ejercicios. Depende de cómo evolucione, se irá cuanto antes de aquí -informa dedicándome una sonrisa amable y comienzo con esa tortura a la que llaman ejercicio.

Mi Profesor de ViolínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora