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KATE

  Han pasado varios minutos entre mirada y mirada, me ruboricé con su comentario pero luego comencé a pensar con claridad. Él no pudo haberme dicho algo así, habré oído mal, lo miro a los ojos y está mirando hacia otro lado como si estuviese debatiendo entre distintas cosas, de repente una ola de rabia me inunda; me dice cosas lindas y luego se hace el distraído. Lo miro intentando fulminarlo con la mirada pero no funciona, me cruzo de brazos y noto como intenta observar todo menos a mí, pero dirige la mirada hacia mis pechos como un resorte; se piensa que no lo noto y comienzo a debatirme si oí bien o no. Decido preguntarle.

—Disculpa, ¿qué has dicho?

—Lo que has oído Kate —responde con un guiño y media sonrisa, eso me derrite pero intento mantener la compostura. ¿Desde cuándo tanta confianza? ¿Se piensa que por hablar un tiempo ya puede hacer este tipo de cosas?

—Disculpa James, ¿puedes darme mi ropa? Ya es tarde y debo marcharme, ya causé demasiadas molestias —dije molesta, él un minuto es frío y de la nada se toma demasiada confianza.

—Lo siento Kate si te incomodó el comentario, sólo fue un cumplido, no lo tomes mal. Enseguida vuelvo con tu ropa. No era mi intención que te pusieras así —dice molesto pero a la vez, no lo sé... ¿decepcionado?

Su comentario me molestó aún más. ¿Sólo fue un cumplido, no lo tomes a mal? ¿Es que no lo dijo enserio? No esperé más, tomé mi violín junto con mis cosas de música que se hallaban en el suelo junto a la puerta y me largué de allí con su camisa. Salgo a la calle y detengo un taxi, le doy la dirección de mi departamento y en menos de diez minutos ya estoy allí.
Entro a mi departamento, cierro la puerta y me recuesto en ella; lanzo mis cosas y comienzo a deslizarme hasta acabar sentada en el suelo. Quiero llorar pero no lo entiendo, no somos nada, no debería de haberme afectado. Necesito descansar.

Me dirijo a mi habitación y me detengo a observarla, es simple, pequeña. Tiene una cama; un armario con pocas cosas dentro; una mesita de noche; una ventana y la puerta que da al baño. El suelo es de madera y las paredes color violeta claro. Debería buscar otro departamento cuanto antes, si mi padre sabe donde vivo, sin duda vendrá por mí.
Entro al baño y me doy una larga ducha, como si estar tanto tiempo bajo el agua borrara las cosas malas de mi vida para comenzar de nuevo. Seco mi cuerpo, me coloco mi pijama que consiste en una sudadera rosa con unos shorts blancos de algodón y me encamino a la cocina para prepararme un sándwich e irme a la cama.

JAMES

   Me encuentro solo en mi casa
Es extraño, no entiendo qué sucedió, tardé en volver a la sala porque no sabía qué hacer con su ropa, se había manchado toda. No tenía idea de que no podía lavarse todo junto y tuve miedo de que se enfade conmigo, pero al volver armado de valor para confesarlo ya no estaba.
Busco su número en mi teléfono, necesito llamarla para saber si se encuentra bien, luego de lo que sucedió con su padre, tengo miedo de que la lastime. La llamo una vez, tres tonos, no contesta, intento de nuevo y al tercer tono descuelga.

¿Hola? —Esa voz, es una melodía para mis oídos.

Hola Kate, soy James. Llamaba para saber si estaba todo bien, te marchaste sin avisarme.

Oh, sí... Lo siento mucho, es que...

Tranquila, no importa, quería preguntarte algo... —Las palabras salen de mi boca antes de ser procesadas. ¿Y si me rechaza? Soy mayor y apenas nos conocemos.

¿Si? —contesta dudando.

¿T-te gustaría mañana tomar a café un salir?, digo, ¿tomar a salir? Hay Dios... ¿¡Te gustaría salir a tomar un café mañana!? —pero que idiota soy, una carcajada suya retumba en mi oído, qué vergüenza.

Lo siento James, no quise reírme así de ti, es que fue muy gracioso...

De repente, se instaló entre nosotros un gran silencio, parecían horas. Al parecer, ella estaba considerando mi petición.

Claro que acepto, me encantaría tomar un café contigo mañana y así poder conocernos mejor.

Muy bien, creo que me dará un paro cardíaco.

—¡Genial!, es decir, está bien. E-entonces... ¿t-te paso a buscar a las diez? —me trabo y tartamudeo pero logro terminar la frase.

Muy bien, nos vemos James, adiós —dice y cuelga.

Mi Profesor de ViolínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora