XIII

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KATE

   Hace tres semanas que trabajo para James, todo está yendo a la perfección entre nosotros y estamos muy bien económicamente. Lo único malo en este momento es el hambre que estoy sintiendo, pero no puedo comer nada ya que vomito todo lo que ingiero. Me encuentro sentada en mi escritorio, unas nauseas muy fuertes me obligan a correr al baño, por suerte está cerca de aquí.
Vuelvo a mi escritorio totalmente vacía, aunque no estoy muy segura de lo que devolví ya que no ingerí nada. Me puse a pensar, ¿no será que? No, no puede ser, aunque no me ha llegado este mes ahora que lo pienso... Me levanto rápido para avisarle a James que saldré un momento por un café y salgo corriendo de allí en busca de una farmacia, compro un test de embarazo y vuelvo a la empresa. Al llegar, entro al baño y lo hago sin dudar.

5 minutos después

Me tiemblan las manos, tomo el test con los ojos cerrados y los abro lentamente, me llevo una mano a la boca ahogando un grito al ver el resultado.

—Estoy embarazada —susurro sin creerlo, no sé cómo decírselo a James.

Me armo de valor, respiro profundo, tomo el test y entro a su oficina, pero hubiese preferido que me tragara la tierra. Una rubia con cuerpo de modelo está sentada en su escritorio jugando con su corbata mientras hablan demasiado animosamente.

—James —lo llamo al borde de las lágrimas.

—Kate, esto no es lo que parece, ella... —intenta explicarme pero no logra terminar la frase.

—¿Por qué le debes explicaciones a tu secretaria, cariño? —pregunta la rubia con una voz chillona. ¿Le ha dicho cariño?

—Es porque ella es... —comienza a hablar pero lo interrumpo rápidamente.

—Era su novia, ya no. Por cierto, venía a mostrarte esto pero prefiero continuar yo sola, mañana entrego los papeles de mi renuncia —digo tirándole el test a lo que él empalidece y corre hacia mí.

—¿Estás embarazada? ¿Voy a ser padre? No puede ser. ¿No te cuidabas, Kate? —habla molesto.

—Sí, pero pasó de todas maneras. No te preocupes, no nos verás nunca más, quédate con esa Barbie de plástico —lloro señalando a la muñeca made in China.

—Ella es mi ex, Verónica, sólo vino para pedirme trabajo aquí pero no se lo iba a dar —dice intentando explicar lo sucedido.

—Hasta donde yo sé, para pedir trabajo no se le sienta de esa manera, ni se llama cariño a tu futuro jefe —contesto y cierro la puerta, salgo corriendo de ese lugar con tantas lágrimas que no logro ver un auto y siento un golpe muy fuerte, veo todo en cámara lenta hasta volverse completamente negro.

JAMES

   ¿Cómo pude ser tan idiota? La dejé ir nuevamente. Oigo los gritos de Verónica, ésta perra en celo solo me buscaba a mí, pero yo le intentaba hacer entender que estaba con alguien y no salió como lo esperaba. Me detengo a pensar... Kate está embarazada, voy a ser padre... Una sonrisa estúpida se instala en mi rostro y decido correr tras ella. Salgo del edificio y veo el momento exacto en como un idiota la atropella, corro lo más rápido que puedo y la veo tirada con mucha sangre saliendo de su cabeza.

—Resiste Kate, por favor, no me dejes, quiero estar contigo, quiero a nuestro hijo —ruego llorando pero no obtengo respuesta alguna.

En minutos llega la ambulancia y me dirijo hacia el hospital.

—Todo esto es mi culpa —Me repito una y otra vez. No lo puedo creer, todo lo que amo está destinado a sufrir, pero soy demasiado egoísta como para dejarla ir; espero que el bebé sobreviva.

(***)

Hace cinco horas que estoy esperando alguna noticia, sale una enfermera y me nombra, me levanto y corro hacia ella.

—¿Cómo está mi mujer? —pregunto entre lágrimas, soy fuerte pero esto me puede.

—Ella está muy grave, el golpe que recibió fue muy fuerte; lo más probable si se recupera, es que no recuerde nada —responde agachando la cabeza.

—¿Y el bebé? —digo intentando pensar de manera positiva.

—No lo sé, ha perdido mucha sangre, en minutos vendrá el doctor a informarle todo —contesta y se marcha.

Diez minutos más tarde sale un doctor alto, parece de mi edad, no confío mucho en él pero no me queda otra.

—Buenas noches, soy el doctor Lauren —se presenta estirando su mano, yo me tomo del cabello desesperado.

—¡No son buenas noches! ¡Quiero que me informen de una maldita vez sobre mi bebé y mi mujer! —grito hecho una furia.

—Por suerte hemos podido salvar al bebé, aunque está en riesgo. Con respecto a su mujer, ella entró en coma, si la mantenemos con máquinas el bebé puede continuar y salir de peligro, como puede pasar lo contrario; es sólo cuestión de suerte —finaliza y una lágrima corre por mi mejilla.

Me siento en un banco de la plaza del hospital y miro la hora, las tres de la madrugada, pero no tengo sueño ni hambre, sólo quiero que Kate se recupere y podamos ser una familia feliz. Miro hacia arriba contemplando la luna y las estrellas, si mi familia estuviera aquí para apoyarme sería diferente.

—Te amo Kate, debes ser fuerte —susurro, no puedo perderlos.

(***)

Al fin es horario de visitas, no he dormido ni un minuto. Entro desesperado para verla, me acerco despacio, acaricio su mejilla y luego su vientre.

—Cariño, debes ser fuerte por mí y por nuestro hijo, ¿de acuerdo? —le digo y bajo hasta la altura de su vientre plano.

—Hola bebé, yo soy tu padre, espero que crezcas sano y fuerte, ya quiero tenerte en mis brazos. Y quiero que sepas que te amo tanto como a tu mami —susurro como si mi hijo pudiese oírme.

Acerco una silla al lado de la camilla donde Kate se encuentra en ese sueño profundo, la tomo de la mano y la acaricio.
Entran enfermeras continuamente a revisarla con la esperanza de una mejoría, pero se van con malas noticias. Kate no está respondiendo al tratamiento como debería, y eso sólo logra inquietarme aún más.
De vez en cuando me traen comida, no me he movido de aquí ni un minuto, excepto para ir al baño claro, pero no tengo apetito ni sueño.

Mi Profesor de ViolínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora