Capitulo 84

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Bajo Egipto

Henutmire se hallaba recostada en su cama pensando en cosas, como el su hija, temía que alguno de estos días ella sepa la verdad, de que su madre hebrea estaba viva y la estaba buscando... Fue cuando Azeneth entro por las puertas de sus aposentos

Azeneth: Buenos días querida madre -dijo entrando. Henutmire se levantó de su cama para recibir a su hija-

Henutmire: Hija mía... ¿¿Qué haces aquí?? -le pregunto para luego acariciar su cabello-

Azeneth: Vine a verla madre... -las dos se sientan a su cama- No quería estar sola

Henutmire: -acaricia su mejilla- Mi amada hija ¿¿No deberías de estar con Ikeni?? Él es tú novio ¿¿No??

Azeneth: ¿¿Ikeni...?? Él está ocupado madre, tarda mucho en llegar

Henutmire: Ikeni le da más importancia a su trabajo hija, debería de dsrtelo más a ti -le dijo para que Azeneth bajará su mirada-

Azeneth: Pero de igual manera lo amo -dijo agarrando la mano de su madre- Es el amor de mi vida

Henutmire: Mi pequeña niña, si quieres formalizar un noviazgo con Ikeni, debes dejarle en claro que lo primero eres tú y después lo sigue el trabajo

Azeneth: Tienes razón madre, pero yo también no quiero que siempre este detrás de mí...

Henutmire: ¿¿Pero no me estás diciendo que lo amas?? Una mujer enamorada desea que el joven le ande detrás de ella la persiga en todo

Azeneth: Eso ya lo sé madre pero... En realidad ya no lo sé... -le dijo- No sé si amo a Ikeni, o a Ramsés o a Moisés

Henutmire: -pone una sus manos en su hombro- Al hombre que elijas te corresponderá, los tres te aman, pero tú solo debes amar a uno

Azeneth: ¿¿Por qué el amor es tan doloroso mamá??

Henutmire: Es una de las preguntas que no e logrado todavía decifrar

Sala del trono...

Seti: ¿¿Alguna noticia sobre los enemigos?? -pregunto el rey confundido observando a su general-

Disebeck: ¿¿Habla sobre los otomanos...?? -pregunto-

Seti: Exacto -dijo a lo que Disebeck se tenso un poco-

Disebeck: Ocurrió algo soberano -dijo- Los barcos que deberían de llegar a los puertos fueron interceptados y saqueados por comerciantes otomanos

Seti: ¿¿Se robaron todo...??

Disebeck: Todo, hasta sus nuevos tesoros, mandados desde el reino de Nubia para sus hijos

Seti: No puede ser... Esos otomanos ladrones -dijo casi gritando- Disebeck, quiero que mandes una carta y llegué al maldito Imperio Otomano

Disebeck: ¿¿Que dirá la carta señor...??

Seti: Que si guerra es lo que quieren, guerra es lo que tendrán -dijo-

Disebeck: Pero mi señor. Ni que fuera muy grave, solo robaron algunos tesoros -le dijo- No sin importantes, podemos, mandar una carta a Nubia y decirles, mandarían más...

Seti: ¡¡No Disebeck!! -grito golpeando su trono- Estoy arto de ser la burla de los demás reinos. Esos otomanos roban mis tesoros delante mío

Disebeck: Mi señor, no lleguemos a esto... Una guerra, morirían varios hombres, entre ellos, sus hijos

Seti: ¿¿Dices que mis hijos son unos cobardes?? -grito- Mis hijos son guerreros... Son unos dioses y ellos solos pueden matara a esos otomanos

Disebeck: Mi señor...

Seti: ¡¡Silencio!! -le grito a lo que Disebeck ordenó- O cumples mis órdenes o juro que te relevo de tu cargo Disebeck... Ahora vete -dijo al último, el general hizo una reverencia y se fue-

La Luna De Los AmantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora