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Era una tarde tranquila en la Aldea Oculta entre las Hojas y en la residencia del Hokage, Hinata Uzumaki junto a su pequeña hija Himawari, preparaban la cena mientras esperaban ansiosas la llegada de los dos rubios hiperactivos que tanto amaban.

- Mamá, ¿Boruto-niichan y papá tardarán mucho en llegar? –preguntó ansiosa la pequeña mientras miraba a su madre que terminaba de cocinar.

- Espero que no Hima –dijo, tratando de calmar a su impaciente girasol con una caricia en la cabeza.

Pasaron algunos minutos; ambas estaban preparando la mesa cuando Hinata comenzó a percibir ciertos movimientos extraños fuera de su hogar. Al principio pensó que podrían ser los aldeanos caminando normalmente por la calle pero, al activar su Byakugan sin que su pequeña lo notara, vio cómo un grupo de personas parecían acercarse de manera sospechosa hacia su hogar, moviéndose rápidamente y colocándose a lo largo de la calle.

- Hima escucha –trató de sonar lo más tranquila posible para no alterarla–, debes quedarte cerca de mí pase lo que pase, ¿sí?

Hima miró a su madre algo extrañada pero asintió con la cabeza; Hinata por su parte, tomó a su pequeña en brazos mientras activaba nuevamente el Byakugan y salió de la casa por uno de los puntos que habían dejado sin vigilar.

Ágilmente, Hinata logró escabullirse entre las casas; se dirigía a toda prisa hacia la Torre del Hokage pero, justo cuando saltaba de un tejado a otro, logró ver un kunai acercarse peligrosamente. Lo esquivó sin dificultad aunque, por desgracia, la habían descubierto por lo que no tuvo de otra más que hacer frente a sus perseguidores que, rápidamente, bloquearon su paso.

- Usted debe ser Lady Uzumaki –decía uno de los ninjas con voz amenazadora. Instintivamente, Hinata pegó más a su pecho a Himawari, tratando de tranquilizarla.

- ¿Qué es lo que desean? –preguntó con autoridad.

- No mucho, sólo queremos convencer al Hokage sobre algunos asuntos que se ha negado a atender –soltó despreocupado mientras esbozaba una sonrisa confiada.

- ¿Qué clase de asuntos? –preguntó Hinata mientras analizaba su situación y las posibles rutas de escape.

- Asuntos concernientes con la Aldea del Sonido, que tanto él como sus antecesores se han negado a prestar atención.

- ¿A-Aldea del Sonido? –dijo nerviosa; recordaba que algunos participantes en los exámenes chunin de su época pertenecían a esa supuesta aldea pero, al final, habían resultado ser subordinados de Orochimaru.

- Lady Uzumaki, le pedimos que no oponga resistencia –sonrió ampliamente–. Está completamente rodeada y no querrá asustar a la pequeña, ¿o sí?

Hinata frunció el ceño; los ninja que la rodeaban comenzaron a abalanzarse contra ella pero, de un movimiento milagrosamente rápido, logró escapar y comenzó la carrera hacia la Torre del Hokage.

Corría con toda su fuerza, tratando de escabullirse entre las casas para que no dañaran a ningún civil pero la iban acorralando; sin remedio, tuvo que huir hacia el bosque, esperanzada de que estando ahí dentro podría burlarlos más rápido además de que confiaba que aquellos ninja no estuvieran tan familiarizados con esa parte del país del fuego.

La pequeña Himawari estaba aterrorizada; temblaba y emitía pequeños sollozos por el miedo en los brazos de su madre. Hinata hacía todo lo posible por tranquilizarla hasta que escuchó una voz que resonó por todo el bosque.

- Lady Uzumaki, ya no puede seguir corriendo; tenemos rodeado el bosque así que no podrá salir a menos que decida unírsenos como hijo y su amiguita –Hinata se detuvo, aterrizando en una rama de un árbol cercano.

Aquella amenaza había logrado alarmarla; activó su Byakugan para tratar de localizar a aquel ninja hasta que encontró un pequeño grupo de personas en una parte algo despejada del bosque.

Reconoció al instante el chakra de su hijo, no era ningún engaño. Decidió acercarse un poco, pidiéndole a Hima que no hiciera ningún sonido y así lo hizo; al llegar hasta donde se encontraba el grupo vio a Boruto amordazado, atado de pies y manos, algo golpeado pero no dejaba de moverse. A su lado se encontraba Sarada Uchiha que se encontraba en las mismas condiciones pero ella, más precavida, trataba de soltarse sigilosamente. Hinata no tuvo más remedio que revelarse ante los ninjas ya que no dejaría a Hima sola y mucho menos abandonaría a Boruto y Sarada.

- ¿Ya ve que no era tan difícil? –dijo con sorna aquel ninja.

- Libérenlos –ordenó Hinata.

- No podemos, es un pequeño bastante molesto –miró despectivamente al rubio y luego a su madre–. Además, entre más involucrados haya, el Hokage estará más dispuesto ¿no cree? –soltó divertido para luego chasquear los dedos.

Algunos ninja comenzaron a movilizarse para poder atrapar a Hinata pero ella había colocado algunas bombas de humo antes de acercarse; logró hacer que estallaran en el momento preciso y, con esa distracción, ágilmente se acercó a los chicos para liberarlos. Rápidamente creó varios clones de sombra para poder despistar a los ninjas y así poder escapar.   

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Hola! 

Espero que este capítulo les haya resultado interesante jeje ^^; Es mi primer fanfic SasuHina así que, espero que les guste y lo disfruten tanto como yo.

Recuerden, Nauro y sus personajes (además de todas las imágenes o videos que utilice ^^;) NO ME PERTENECEN; yo sólo los tomo para crear bellas historias. Sin más, espero estarlos leyendo pronto! ^^)/"

Lady UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora